06 enero 2006 - Internacional
— El Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico
(ANWR, en sus siglas en inglés), en Alaska,
seguirá, según las últimas
noticias, a salvo de la codicia de las compañías
petroleras, gracias a que la Cámara de Representantes
de los Estados Unidos ha retirado el plan del Presidente
George W. Bush para la explotación petrolífera
de este valiosísimo espacio natural, prácticamente
virgen e inalterado.
Buenas noticias para el medio
ambiente, y un revés considerable para Bush,
ya que ha sido su propio grupo parlamentario (el
del Partido Republicano) en la Cámara de
Representantes quien ha decidido retirar este proyecto
petrolero, a pesar de que pocos días antes
el Senado, también con mayoría republicana,
había votado a favor del mismo.
En efecto, a principios del mes
de noviembre de 2005, el Senado de EEUU rechazó,
por 51 votos contra 48, una enmienda del Partido
Demócrata que buscaba eliminar de los Presupuestos
Generales la partida económica prevista para
la perforación petrolera en el ANWR.
Tras esa votación en el
Senado todo parecía indicar que George W.
Bush y su Administración habían logrado
superar el último obstáculo para su
plan de perforar el subsuelo del Refugio Nacional
de Vida Silvestre del Ártico en busca del
codiciado oro negro, con el pretexto de tratar de
satisfacer el insaciable apetito de petróleo
de la economía de los Estados Unidos (y,
de paso, beneficiar un poco más a las compañías
petroleras norteamericanas).
Sin embargo estas buenas noticias
no son todavía definitivas, ya que la iniciativa
petrolífera podría retormarse si los
senadores republicanos insisten en que se vuelva
a incluir en el debate del plan de reducción
de gastos en la Cámara de Representantes.
Este Refugio Nacional es uno de los últimos
refugios de vida silvestre que quedan en Estados
Unidos. Es el hábitat natural de aves migratorias,
osos polares, lobos, alces, ballenas y otros animales,
y también de las comunidades indígenas
de las tribus Gwich'in. El riesgo de contaminación
por petróleo de este valioso ecosistema es
inaceptable. De explotarse esta zona con fines petrolíferos
sería imposible evitar esa contaminación
y la alteración irreversible del hábitat.
Prueba de ello son los más de 500 vertidos
de petróleo que ocurren anualmente en la
cercana Pendiente Norte de Alaska.
La Administración Bush asegura que podrán
sacarse entre 5.600 millones y 16.000 millones de
barriles de crudo de este área protegida.
Sin embargo, los opositores consideran que en ANWR
no hay el petróleo suficiente como para bajar
los precios de la gasolina en más de un centavo
de dólar por galón (3,785 litros),
y que lo extraído allí no llegaría
al mercado hasta dentro de una década.
El ANWR, establecido en 1960 por
el presidente Eisenhower es actualmente una zona
de 79.380 Km2 de extensión (contando con
la ampliación que se hizo 20 años
después) sin infraestructuras terrestres
y que sólo es accesible por medio de hidroaviones.
Alberga 45 especies de mamíferos (muchas
en peligro de extinción), entre los que destacan
osos polares, osos negros y osos grizzlies, lobos,
glotones, alces y caribúes. También
se han clasificado 36 especies de peces y 180 de
aves. Todas ellas prácticamente sin contacto
con el hombre.
Las perforaciones petroleras acabarían
con la paz y el necesario aislamiento de este reducto
de la naturaleza, ya que traerían consigo
la proliferación de carreteras en una zona
hasta ahora virgen y la alteración irreversible
de este hábitat por la presencia humana y
las construcciones de infraestructuras para dar
soporte a las instalaciones petrolíferas.
Y no sólo los animales
están en peligro. Los 7.000 miembros de la
comunidad indígena viven en una docena de
aldeas itinerantes en medio del Área 1002,
junto a las manadas de caribúes que suponen
su medio de vida, que se vería seriamente
perturbado en caso de que se iniciase la explotación
petrolífera.