23 enero
2006 - DF, México — Los botes inflables han
sido guardados, los barcos necesitan recargar combustible
y la tripulación está exhausta. Los
activistas han salvado muchas ballenas obstruyendo
la matanza y han mostrado a millones de personas
las terribles prácticas de esta cacería.
Ahora es tiempo de actuar en todas partes, atacando
los mercados que lucran con la muerte de estos magníficos
cetáceos.
Greenpeace ha estado más
de un mes interponiéndose entre el arpón
y las ballenas. Los balleneros japoneses han impactado
con sus embarcaciones nuestros barcos en dos ocasiones.
Cada una de nuestras lanchas rápidas han
debido ser reparada por lo menos una vez. Nuestros
activistas han tenido arpones explosivos sobre sus
cabezas. Arriesgaron sus vidas en las aguas congelantes
de la Antártida, donde pasaron las fiestas
decembrinas lejos de sus casas para tener la oportunidad
de salvar a las ballenas.
En términos logísticos,
no tenemos la capacidad de permanecer por más
tiempo en el Santuario Ballenero Austral, pero esta
batalla apenas comienza. Queremos que nos ayudes
a detener la matanza de ballenas efectuada con objetivos
descaradamente comerciales. Ya hemos identificado
a las grandes corporaciones que comercializan la
carne de las ballenas brutalmente masacradas en
el Santuario Austral. Son Nissui, Gortons y Sealord.
Ampliación del campo de
batalla
Ahora los consumidores, ejerciendo
su poder de compra, comienzan a presionar a estas
corporaciones y a las empresas que participan en
la red de comercialización de la carne de
ballena. La idea es hacerle ver a los arponeros
que la matanza de cetáceos no es buen negocio.
En Argentina ya dieron la muestra:
el 9 de enero, ante la presión de los consumidores
y de Greenpeace, la empresa pesquera Santa Elena,
líder en el mercado argentino de productos
marinos procesados, se comprometió a no proveerse
más de materias primas (surimi) provenientes
de Pespasa S.A. y Pesantar S.A., subsidiarias de
la compañía japonesa Nissui, dueña
de la flota ballenera japonesa.
Asimismo, australianos y neozelandeses
comenzarán a presionar a Sealord, que es
copropietaria de Nissui.
Los mexicanos también pueden
participar, revisando las etiquetas de los productos
marinos procesados y repudiando aquellas marcas
asociadas a los cazadores de ballenas.
Nuestra expedición apenas
comienza
La expedición al Santuario
Ballenero Austral fue sólo el comienzo de
una campaña global por la protección
de los océanos. Son muchas las amenazas al
medio marino, por ello Greenpeace realiza una travesía
por medio mundo que durará un año.
Acompáñanos y súmate como defensor
de los océanos.