02 febrero
2006 - DF, México — Por fin, se publicó
en el Diario Oficial de la Federación (26
de enero) el decreto que prohíbe la importación,
exportación y reexportación de mamíferos
marinos y primates. Esta iniciativa, que beneficiará
a las poblaciones silvestres de delfines, ballenas,
lobos marinos y otros mamíferos marinos,
permaneció atorada más de dos años
en el Senado debido al intenso cabildeo de la industria
de los delfinarios.
Así, finalmente se frena
el tráfico "legal" de delfines,
ballenas, lobos marinos y otros mamíferos
en nuestro país. En México existen
delfines en cautiverio desde la década de
1970; de hecho, México es el tercer país
con más delfines en cautiverio, después
de Estados Unidos y Canadá. Algunas organizaciones
se han dado a la tarea de documentar y denunciar
las irregularidades en que incurren los 21 delfinarios
en México, debido a que el gobierno mantiene
escaso control sobre estas empresas.
La prohibición al comercio
de delfines complementa la política de conservación
de mamíferos marinos de México, ya
que se habían prohibido las capturas en 2002,
pero había un vacío legal que permitía
la importación. Esto legalizaba las capturas
en otros países, como sucedió con
los 28 delfines traídos de las islas Solomon
en julio de 2003 (el mayor embarque "legal"
realizado en la historia), que provocó un
escándalo internacional y la destitución
de varios funcionarios mexicanos.
Delfines "desechables"
Los delfines y lobos marinos utilizados
en los parques acuáticos y delfinarios siempre
han sido tratados como animales "desechables"
ya que, al morir en cautiverio por las malas condiciones
de manejo, los propietarios simplemente importan
más ejemplares. Un estudio sobre 286 delfines
cautivos en Estados Unidos reveló que en
4 años habían muerto 39 ejemplares
(14%). En México esa tasa de mortalidad podría
ser superior, debido a la baja calidad de muchas
instalaciones.
En los acuarios, se maneja al
delfín con fines exclusivamente económicos,
aunque se disfrace como educación o conservación.
Los espectadores nunca se enteran de la realidad
del cautiverio: la forma de captura, las condiciones
del "condicionamiento operante" (entrenamiento),
que no es más que un aprendizaje a base de
hambre, la situación insalubre y artificial
de los estanques de concreto y lo agresivo de las
medidas de tratamiento del agua que daña
los ojos y la piel de los animales.
Como lo explicó el célebre
explorador marino Jacques-Yves Cousteau: "Ningún
acuario, tanque o marina no importa que tan espacioso
sea podrá duplicar las condiciones del mar.
Y ningun delfin que habite en estos acuarios podrá
describirse como un delfìn normal. Por lo
tanto, las conclusiones extraídas al observar
el comportamiento de ellos frecuentemente conducirán
al error al aplicarse a los delfines en general".