Ascó
realizó sin pedir autorización una
modificación que afecta negativamente al
sistema de refrigeración de emergencia del
núcleo y el CSN hizo la vista gorda
17 febrero 2006 - Madrid, España
— El asunto se remonta al mes de octubre de 2004,
cuando la central nuclear Ascó-1 se encontraba
parada para recargar combustible. Aprovechando la
parada, la central instaló (sin pedir autorización
al Consejo de Seguridad Nuclear, CSN) en el sistema
de refrigeración de emergencia del reactor
unos tubos venturi para evitar vibraciones en las
bombas que impulsan el agua del sistema.
Con la instalación de estos
dispositivos, el caudal que circula por este sistema,
que es fundamental para la seguridad de la central,
se redujo por debajo de lo que exigen las Especificaciones
Técnicas de Funcionamiento (ETF) de la central,
que es un documento que autoriza el Ministerio de
Industria, Turismo y Comercio (MITyC) y cuyo cumplimiento
es una exigencia legal. Esta circunstancia no permitía
el funcionamiento de la central sin que antes se
cambiara lo requerido por las ETF, lo que, a su
vez, requiere una autorización del MITyC,
previa apreciación favorable del CSN.
Para no tener que prolongar la
parada de recarga de la central hasta que el Ministerio
concediera la autorización, lo que requiere
un trámite administrativo largo y complicado,
Ascó solicitó al CSN una exención
del cumplimiento de las ETF. Como suele ser la tónica
habitual en estos casos, dada la constatada connivencia
entre el CSN y las centrales nucleares, este organismo
no dudó en conceder la exención solicitada
el 5 de octubre de 2004, por un plazo máximo
de 5 meses, concretamente hasta el día 1
de marzo de 2005. La única condición
impuesta por el CSN fue exigir a la nuclear que
solicitase al MITyC una revisión de las ETF
para que el cambio del valor mínimo del caudal
del sistema de refrigeración de emergencia
se hiciese efectivo antes de la fecha límite
de la exención.
Sin embargo, las cosas no sucedieron
como estaban previstas. Entre el retraso de la central
en presentar la solicitud del cambio de las ETF
y el tiempo que después tardaría el
CSN en evaluar la propuesta, no fue hasta el 23
de febrero de 2005 que el organismo dio su apreciación
favorable, como paso previo a que el MITyC concediese
la autorización del cambio. Por razones que
tendrá que aclarar el Gobierno, la apreciación
favorable del CSN tardó varias semanas en
llegar al Ministerio de Industria, lo que condujo
a que no fuera hasta el 14 de marzo de 2005, catorce
días después de agotado el plazo de
la exención, cuando finalmente se autorizó
el cambio.
Esta situación se ha evidenciado
gracias a una pregunta parlamentaria que realizó
Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) en
el Congreso de los Diputados, grupo que ha contrastado
con Greenpeace la información conseguida.
ERC ha reclamado al secretario general de la Energía,
Antonio Fernández Segura, en su comparecencia
del pasado miércoles 15 ante la Comisión
de Industria, Turismo y Comercio del Congreso, explicaciones
claras sobre lo ocurrido y la violación de
la normativa nuclear por parte de la central y el
CSN.
“Para Greenpeace la situación
es muy clara, no importa si la culpa fue del retraso
de la central, del CSN o del Ministerio, el caso
es que la central nuclear estuvo funcionando incumpliendo
su propia normativa de seguridad durante los días
1 a 14 de marzo, y por lo tanto, con la reglamentación
en la mano, debe de ser sancionada”, declaró
Carlos Bravo, portavoz de Greenpeace en temas nucleares.
Un análisis detallado de
los hechos pone a la luz otras deficiencias, ya
que la normativa nuclear requiere que los cambios
que se realizan en las centrales nucleares que necesitan
revisar las ETF, y también otros documentos
importantes de la central, deben ser también
autorizados por el Ministerio de Industria antes
de su ejecución. En definitiva, en opinión
de Greenpeace y según planteó ERC
en el Congreso, Ascó actuó indebidamente
cuando en la recarga instaló los tubos venturi
en el sistema de refrigeración de emergencia
sin pedir autorización del cambio.
Para Greenpeace, lo ocurrido en
Ascó-1 demuestra una vez más que el
CSN es un elemento más del sector nuclear,
lo que hace que no pueda tener ninguna credibilidad
ante la ciudadanía. Todo apunta a que Ascó
sabía que los tubos venturi provocarían
una reducción del caudal de agua que refrigera
al núcleo por debajo de las ETF, pero si
lo hubiera puesto de manifiesto habría tenido
que pedir autorización del cambio y retrasar
la recarga. Por eso, conociendo que el CSN siempre
actúa de manera benévola con las centrales
nucleares, Ascó esperó a que el cambio
estuviera hecho para entonces pedir la exención
de las ETF.
“Esta forma de actuar es un evidente
fraude de ley, del que el CSN es tan responsable
como la central, ya que en lugar de reaccionar en
contra de los abusos de ésta, manteniéndola
parada hasta disponer de la autorización
del Ministerio, concedió una exención
para favorecer sus intereses, lo que es contrario
a la reglamentación”, declaró Bravo.
A esto se debe sumar la desidia
con la que el CSN afronta la seguridad de las centrales,
ya que a pesar de haber actuado de manera tan favorable
a la central, después nadie en el organismo
reparó que el plazo de la exención
se estaba agotando, hasta el punto que debe anotarse
al CSN la culpa de que la central operara fuera
de las ETF entre el 1 y el 12 de marzo. Para Greenpeace
esto es una demostración de lo urgente que
es que el Congreso apruebe la Propuesta de Ley de
Reforma del CSN de Izquierda Verde (IV-IU-ICV),
que ya se está tramitando en el Congreso,
para terminar de una vez por todas con estas situaciones
tan lamentables.
Greenpeace considera este caso
como particularmente grave, porque, a pesar de que
el fondo del problema pueda achacarse a la desidia
de la Administración, la central debe operar
en todo momento conforme a las ETF, y éstas
son muy claras, con el caudal por debajo de lo permitido
tiene que iniciar la parada de la central en 72
horas. La central sabía que el caudal era
inferior a lo exigido por las ETF y sin embargo
no hizo, por doloroso que fuera, lo que exigían
éstas. “Ascó antepuso sus intereses
económicos por encima de lo demás,
relegando la seguridad a un segundo plano”, añadió
Bravo.
Esto supone un caso más
de los numerosos fallos en la cultura de seguridad
a que nos tienen acostumbrados las centrales nucleares
y que el CSN no solo no evita sino que alienta con
sus lamentables actuaciones. En todo caso, Greenpeace
espera que el CSN sancione a la central por haber
operado fuera de las ETF y que ello sirva de ejemplo
para otras centrales.