Una propuesta
del Ministerio de Industria dificulta la viabilidad
económica de los parques eólicos marinos
09 febrero 2006 - Madrid, España
— Greenpeace evalúa positivamente la propuesta
de establecer una ventanilla única para las
tramitaciones en temas de parques eólicos
marinos con un borrador de Real Decreto por el que
se regula el procedimiento administrativo para la
tramitación de las solicitudes de autorización
de instalaciones de generación eólicas
marinas. A pesar de esto Greenpeace pide a Industria
que quite el límite mínimo de potencia
a instalar propuesto porque perjudica la viabilidad
económica de esta fuente de energía
renovable.
La propuesta de Industria establecería
una primas para la eólica marina inferiores
a las aplicables a la eólica terrestre y
además los promotores tendrían que
ofertar descuentos en la retribución prevista,
lo cual añade dificultad económica.
Greenpeace recalca que el establecimiento
de un proceso administrativo único para la
autorización de instalaciones de generación
eólicas marinas resulta de fundamental importancia
para impulsar y acelerar la contribución
de la eólica en el mar al mix energético
español, de forma que ayude al cumplimiento
de los objetivos del Plan de Energías Renovables
y del Protocolo de Kioto, en el corto y largo plazo.
El procedimiento administrativo debe tener entre
sus objetivos simplificar y clarificar el camino
que deben seguir los proyectos de instalaciones
eólicas marinas para hacerse realidad. La
organización ecologista ha hecho llegar a
la Comisión Nacional de Energía sus
alegaciones al "borrador de Real Decreto por
el que se regula el procedimiento administrativo
para la tramitación de las solicitudes de
autorización de instalaciones de generación
eólicas marinas", que ha sido remitido
por el Secretario General de la Energía al
Consejo Consultivo de Electricidad.
Dado el elevado potencial de la
eólica marina en España, que asciende
a 165.000 MW, según el informe 'Renovables
2050' de Greenpeace, es prioritario poner los medios
para que este potencial se pueda aprovechar en la
medida de lo necesario.
“La falta de un objetivo político
claro, la poca transparencia hasta ahora en los
procedimientos administrativos, órganos responsables
y metodología en la evaluación de
impacto ambiental, ha dificultado la inversión
de los promotores en proyectos de eólica
marina y la aceptación por parte de la opinión
pública de los parques marinos”, ha declarado
Sara Pizzinato, responsable de la campaña
de Energía de Greenpeace, “todo ello ha llevado
a que aún no se haya instalado ni un solo
megavatio de eólica marina en nuestro país,
a pesar de haberse presentado proyectos que suman
varios miles de megavatios.”
Greenpeace propone para una aplicación
de la eólica marina respetuosa con la biodiversidad
que se constituya un Plan de Vigilancia Ambiental
para suplir inexperiencias y un seguimiento de los
efectos a largo plazo de los parques eólicos
marinos, además del Estudio de Impacto Ambiental
para todas las etapas de estudio y construcción
de los parques. Esta cuestión se sugería
en una posible guía metodológica prometida
por el Ministerio de Medio Ambiente que ponía
en claro los criterios medioambientales para elegir
o descartar un emplazamiento a priori. La definición
independiente de las zonas de mayor sensibilidad
a la instalación de parques eólicos
marinos en España por valor ambiental, rutas
de navegación, pesca, telecomunicaciones
es determinante para el éxito de la eólica
marina.
Es difícil de justificar
que la responsabilidad de la información
sobre mapas de vientos y de los emplazamientos disponibles
para la implantación de parques eólicos
marinos recaiga sobre las empresas privadas, cuando
lo más transparente y fiable sería
que el órgano responsable facilitara de forma
pública e incontestable esta información
evitando así posibles conflictos.
Por otro lado Greenpeace sugiere
una densidad mínima de potencia instalada
de 3 MW/Km2 frente a la propuesta del gobierno de
ponerla en 10 MW/Km2.
Greenpeace exige asimismo que
la limitación de la potencia máxima
a instalar y, por lo tanto, la contribución
de la energía renovable al mix energético
no venga de la red de transporte sino, si procede,
de otros factores como el medioambiental. En definitiva,
es la red de transporte la que debe adaptarse a
las necesidades de la generación con eólica
marina, no al revés.
Greenpeace continua alertando que si no se tienen
en cuenta tales problemas, nos alejamos del objetivo
principal: la proliferación de las renovables
a través de la garantía de viabilidad
económica. “Este procedimiento no apunta
suficientemente a garantizar la máxima viabilidad
económica de la eólica marina frente
a las fuentes de energía derivadas de los
combustibles fósiles, sino que puede aumentar
las dificultades que ya tiene” ha concluido Sara
Pizzinato.