Madrid,
10 de marzo de 2006- Los caudales ecológicos
constituyen la base imprescindible para evitar la
degradación de los ríos y la extinción
de las especies que dependen de ellos. Según
WWF/Adena, hay que sortear una “jungla informativa”
para conseguir datos sobre estos caudales. La organización
ecologista pide hoy en una carta a los Presidentes
de las Confederaciones Hidrográficas que
tomen este asunto en serio e informen mejor sobre
estos caudales ecológicos y su cumplimiento.
La regulación de los cauces
mediante más de 1.300 grandes embalses ha
convertido a los ríos en España en
unos ecosistemas amenazados. Para minimizar sus
impactos ambientales y asegurar la supervivencia
de hábitats y especies, la Ley de Aguas establece
la obligación de dejar circular unos ‘caudales
ecológicos’. No obstante, durante la sequía
muchas veces se reducen, porque hay una mayor presión
para extraer agua, aunque sea de forma ilegal. Este
incumplimiento puede llevar a la extinción
de algunas especies amenazadas, como demuestra el
declive de la población de la cerceta pardilla
en Doñana durante la sequía de los
años ‘90.
Para afrontar la actual sequía,
WWF/Adena considera imprescindible asegurar que
por los ríos circule un caudal ecológico
adecuado, en calidad, cantidad y con una distribución
temporal que simule el régimen natural de
caudales. Lamentablemente, en los ríos muchas
veces no queda ni una gota de agua. El río
Segura incumple con frecuencia en su desembocadura
el caudal mínimo establecido en 4 litros/segundo;
Asimismo, en el año 2002, el Júcar
sólo llegó en un 40% de los días
del año hasta Cullera, secándose generalmente
aguas arriba de este punto.
Por ello, una semana antes del
Foro Mundial del Agua en México, WWF/Adena
ha enviado un escrito a todas las Confederaciones
Hidrográficas para solicitar que, junto con
la información habitual que se elabora sobre
el agua y los efectos de la sequía, facilite
datos semanalmente actualizados sobre los caudales
ecológicos y su cumplimiento.
Esta solicitud se basa en la mala
experiencia del año pasado. WWF/Adena afrontó
serias dificultades para conocer cuáles eran
los caudales ecológicos, así como
su grado de cumplimiento. “WWF/Adena solicitó
los datos incluso al Consejo Asesor de Medio Ambiente,
pero los informes semanales sobre la sequía
del Gobierno no recogen datos sobre si hay agua
en los ríos, ni sobre si la cantidad corresponde
a los caudales establecidos por la Ley. Ni siquiera
se analiza con detalle qué efectos tiene
la sequía sobre el medio ambiente”, declara
Guido Schmidt, responsable de Aguas Continentales
de WWF/Adena.
WWF/Adena recuerda que hoy también
el Consejo de Ministros aprueba un Real Decreto
para invertir de forma urgente 2.400 millones de
euros en la modernización de regadíos.
“De los 1.200 millones de metros cúbicos
que supuestamente se ahorran, el medio ambiente
no verá ni un sólo litro”, denuncia
Schmidt.
Notas para el editor:
Los caudales ecológicos
establecen la cantidad de agua que debe circular
por los ríos para evitar su degradación
ambiental. Generalmente, se refieren a la cantidad
mínima, pero en algunos casos también
hacen mención a las variaciones en el caudal,
una cantidad máxima o la calidad del agua.
La Ley de Aguas, después
de su última modificación en 2005,
establece que a efectos de la “la asignación
y reserva de recursos para usos y demandas actuales
y futuros, así como para la conservación
y recuperación del medio natural”... “ se
determinarán los caudales ecológicos,
entendiendo como tales los que mantiene como mínimo
la vida piscícola que, de manera natural,
habitaría o pudiera habitar en el río,
así como su vegetación de ribera.”
En la práctica en España,
en muchas cuencas aún se usan caudales ecológicos
establecidos como un porcentaje (normalmente un
10%) del agua disponible, siendo éste el
límite debajo del cual se considera que el
río no puede funcionar. No obstante, los
Decretos de Sequía, aprobados en otoño
de 2005, reducen incluso estos caudales en las cuencas
del Segura, Júcar, Guadalquivir y Tajo.
La cerceta pardilla (Marmaronetta
angustirostris) es un ánade que ocupa desde
la Península Ibérica y el Magreb hasta
el Turquestán Oriental. La población
mundial actual puede estar entorno a 34.000 aves,
y se ha visto reducida en más del 90% a lo
largo del siglo pasado considerándola una
especie amenazada. En España, se concentra
en Andalucía y en Alicante, con una población
reproductora de sólo entre 150 y 250 parejas.
Está protegida por el Real Decreto 3181/1980
y en el Libro Rojo de los Vertebrados de España
aparece como “en peligro de extinción” en
la Península Ibérica Durante la sequía
de los 90, la cerceta pardilla entró en una
acusada crisis, registrándose en 1995 ninguna
reproducción en las Marismas del Guadalquivir,
debido a la falta de agua y la degradación
de los humedales.