03 abril
2006 - Curitiba, Brasil — La 8ª Cumbre sobre
Biodiversidad, que tuvo lugar durante dos semanas
en Curitiba (Brasil), llegó a su fin. Greenpeace
considera que sus resultados han sido un enorme
fracaso, pues los países participantes dejaron
ir una valiosa oportunidad para detener la pérdida
de biodiversidad en los océanos y los bosques
del planeta.
En esta Cumbre sobre Biodiversidad
no fueron establecidos mecanismos para atender temas
urgentes, como frenar la biopiratería, el
financiamiento para las áreas protegidas,
el establecimiento de reservas marinas en aguas
internacionales y la prohibición de talas
ilegales y el comercio vinculado a ellas.
Aunque la presidenta de la CBD,
la ministra de Medio Ambiente brasileña Marina
Silva, abrió la Conferencia pidiendo una
legislación contra la biopiratería,
Australia, Nueva Zelanda y Canadá impidieron
que se establecieran plazos firmes para las negociaciones.
Lo único que se consigue con esto es que
las empresas farmacéuticas y de biotecnología
ganen tiempo para asegurar sus patentes sobre la
vida bajo el régimen de la OMC.
En la anterior cumbre, los estados
firmantes del Convenio acordaron asegurar la defensa
de la vida en la tierra para el año 2010
y, como parte de ese compromiso, establecer una
red global de áreas protegidas con el fin
de evitar la explotación industrial de la
biodiversidad del planeta a expensas de las futuras
generaciones. Los países ricos prometieron
asignar fondos para establecer dicha red.
Ya existen muchos planes y programas,
pero el apoyo financiero nunca llega a los países
pobres que necesitan proteger su biodiversidad.
Para colmo, esta conferencia recibió una
mala noticia: Estados Unidos, el mayor contribuyente
al Fondo para la Biodiversidad de la CBD, va a reducir
sus contribuciones a la mitad.
Al comienzo de la Cumbre, Greenpeace
presentó una propuesta de protección
de los últimos bosques primarios del planeta
y las áreas marinas más sensibles,
sin embargo, los políticos hicieron oídos
sordos.
La Cumbre tampoco ha sido capaz
de encontrar soluciones a un asunto vital para todos
los países: el fin de actividades pesqueras
y forestales ilegales o destructivas. Por ejemplo,
la necesidad de una moratoria en la pesca de arrastre
de profundidad en aguas internacionales está
siendo bloqueada por unos pocos países que
anteponen sus intereses económicos a la protección
de la biodiversidad marina.
A pesar de la explotación
que está sufriendo la Amazonia por las talas
ilegales y destructivas el gobierno brasileño
ha bloqueado cualquier colaboración significativa
a nivel regional e internacional.
"Ni los países enriquecidos
ni los países pobres han cumplido sus promesas
por lo que la red mundial de áreas protegidas
sigue estando pendiente"- ha declarado Paulo
Adario, Coordinador de la campaña de Greenpeace
en la Amazonia.- "Los gobiernos, en lugar de
avanzar en la protección de la naturaleza,
la han puesto en peligro permitiendo que se convierta
en un objeto de mercado".
Los logros, escasos pero significativos
Entre los escasos logros de la
CBD hay que mencionar el mantenimiento de la moratoria
a la tecnología denominada “Terminator”,
esa experimentación con semillas modificadas
genéticamente y estériles que evitan
que los agricultores puedan guardar las semillas
para ser plantadas de nuevo al año siguiente.
Esta decisión ha sido posible pese a la oposición
de Australia, Canadá y Nueva Zelanda, la
punta de lanza del gobierno estadounidense y de
las compañías trasnacionales de la
biotecnología durante esta Cumbre. Las semillas
“terminator” son consideradas por los movimientos
sociales como una auténtica arma de destrucción
masiva y una amenaza para la soberanía alimentaria
de los pueblos y naciones del planeta.