19 abril
2006 - Ciudad de México, México —
Para documentar la importancia de la vida en las
profundidades marinas y frenar así la rápida
depredación que está viviendo ese
entorno, el biólogo marino Alejandro Olivera,
coordinador de la campaña de Océanos
en Greenpeace México, participará
en el estudio de una de las últimas zonas
inexploradas de las profundidades marinas de Europa:
los alrededores de las islas Azores.
Utilizando tecnología de
punta como un robot submarino, un micrófono
computarizado que detecta ballenas cachalote, y
una cámara capaz de operar hasta a 1,000
metros de profundidad, los científicos podrán
monitorear a las criaturas de las profundidades
marinas y obtener información acerca de sus
hábitos y su distribución. Estos datos
permitirán ampliar el escaso conocimiento
que se tiene de las profundidades marinas y apreciar
su importancia como parte de la vida en los mares.
Se sabe que en las islas Azores
habitan 26 especies de delfines y ballenas, como
la ballena cachalote, además del misterioso
calamar gigante. En esta ocasión, Greenpeace
trabajará en conjunto con el Fondo Internacional
para el Bienestar de los Animales (IFAW) y la Universidad
de las Azores.
Aunque esta investigación
apoyará al programa de desarrolla la UAC
con la finalidad de aportar conocimiento científico
de los hábitats submarinos y de la vida que
se desarrolla en los llamados montes submarinos
de Portugal, los resultados serán de utilidad
para todos los países.
“Conocemos más de la superficie
de la luna que de las profundidades marinas. México
no es la excepción, ya que posee hábitats
submarinos todavía inexplorados, los cuales
pudieran albergar especies desconocidas. Con la
asesoría de expertos europeos, podríamos
aplicar las mismas técnicas en México”,
señaló Olivera.
Esta actividad en islas Azores
se llevará a cabo a partir del 26 de abril,
cuando el barco Esperanza de Greenpeace zarpe del
puerto Horta, y forma parte de la expedición
“En defensa de nuestro océanos”, que comenzó
con la protesta por la caza de ballenas en el océano
Austral y continuó con acciones contra la
pesca pirata en África. El objetivo de esta
expedición es documentar las amenazas a la
vida de los mares y proponer una red de reservas
marinas que proteja el 40% de los océanos
del mundo.