16 agosto
2006 - Ciudad de México, México —
El presidente Vicente Fox se ha propuesto pasar
a la historia como el mandatario que le dio el golpe
de gracia al maíz criollo al permitir la
siembra de variedades transgénicas en México.
Así lo revela información obtenida
por Greenpeace en el sentido de que Fox ha dado
instrucciones a funcionarios federales para que
eliminen los impedimentos legales y aprueben a la
brevedad la siembra de maíz transgénico,
sin importar los impactos ambientales y económicos
que esto provoque ni las advertencias emitidas por
científicos.
Antes de que finalice el año,
y a pesar de que la legislación en materia
de bioseguridad está incompleta, corporaciones
como Monsanto, Pioneer y Dow Agrosciences esperan
recibir del Ejecutivo el visto bueno para sembrar
y comercializar sus semillas transgénicas.
“Lo que está en juego es
nada menos que el futuro del campo mexicano. Por
ello, le pedimos al presidente Fox no avalar la
ilegalidad en aras de favorecer a un puñado
de empresas. Por ley, México necesita un
régimen especial para la protección
del maíz y este régimen aún
no ha sido elaborado.
También falta establecer
las zonas en las que se prohibirá la liberación
de los cultivos transgénicos de los cuales
México es centro de origen. Con este vacío
legal no es posible bajo ninguna circunstancia permitir
las siembras transgénicas”, dijo Gustavo
Ampugnani, coordinador de la campaña de transgénicos
de Greenpeace.
Ante la incertidumbre política
que impera en el país, las empresas interesadas
en promover el maíz transgénico están
intentando ignorar la de por sí débil
legislación que ellas mismas promovieron.
Esperan obtener permisos de siembra a pesar de que
la Ley de Bioseguridad no esté reglamentada,
el régimen especial de protección
de maíz no existe y la Comisión Intersecretarial
de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente
Modificados (Cibiogem) opera deficientemente.
“Se ha engañado a algunos
productores haciéndoles creer que el maíz
transgénico dará mayores rendimientos
o requerirá menos pesticidas tóxicos,
pero en realidad esta tecnología conlleva
contaminación de variedades criollas, envenenamiento
de suelos y cuerpos de agua y pérdida de
potenciales mercados. Queda claro que nuestro país
no necesita esa tecnología”, destacó
Ampugnani.
De acuerdo con académicos,
científicos, organizaciones de productores
y ambientalistas, México no debe permitir
el cultivo de maíz transgénico pues
hay grandes posibilidades de contaminación
de la extensa diversidad de variedades de maíz
mexicano.