21 septiembre
2006 - Ciudad de México, México —
De acuerdo con la Organización Meteorológica
Mundial (OMM), van en aumento los daños materiales
provocados por fenómenos meteorológicos,
acrecentados por el cambio climático. Ante
ello, este organismo afirma que es hasta 6 veces
más barato invertir en políticas preventivas
que en reconstrucción. Desafortunadamente,
a pesar de que está aumentando la vulnerabilidad
de México ante el cambio climático,
las políticas de reconstrucción son
la única medida elegida por el presidente
Vicente Fox para remediar los desastres “naturales”.
Esta política, además de costosa,
es errónea debido a que no está encaminada
a prevenir o reducir la vulnerabilidad de las personas
frente a fenómenos meteorológicos
cada vez más intensos (1).
El Centro Nacional de Prevención
de Desastres (Cenapred) también afirma que
existe una tendencia al alza en el costo de los
daños ocasionados por fenómenos hidrometeorológicos.
De 1980 a 1999, los desastres ocasionados por estos
fenómenos causaron pérdidas por 4
mil 500 millones de dólares. Sin embargo,
solamente los huracanes Stan y Wilma provocaron
en octubre de 2005 daños de por lo menos
3 mil millones de dólares, lo cual confirma
esta tendencia al alza.
“Lamentablemente, la única
respuesta del gobierno federal ha sido el desalojo
temporal de la población durante episodios
extremos, como tormentas y huracanes, y la asignación
de un presupuesto al Fondo Nacional de Desastres
(Fonden) de mil 126 millones de pesos. Estas acciones,
además de ser muy costosas, son insuficientes.
Esto es lo que se llama “política de aspirina”,
por ser apoyos momentáneos que no atienden
de manera efectiva la vulnerabilidad de las personas
que viven en zonas de alto riesgo”, afirmó
Arturo Moreno, coordinador de la campaña
de energía y cambio climático de Greenpéace.
La ineficacia de esta medida se
ve acrecentada cuando se constata que los recursos
asignados a los estados impactados por el huracán
Stan en 2005 no han llegado a las zonas más
devastadas, que siguen esperando nuevas viviendas
para los damnificados, el desazolve de los ríos
y diversos trabajos de reconstrucción.
Greenpeace reitera que “la vulnerabilidad”
es la falta de capacidad de una persona o grupo
para anticipar, sobrevivir, resistir y recuperarse
del impacto de una amenaza natural. Implica una
combinación de factores que determinan el
grado hasta el cual la vida y la subsistencia de
alguien está en riesgo por un fenómenos
distintos e identificables de la naturaleza o de
la sociedad (2). Esto quiere decir que algunos grupos
sociales o países son más frágiles
y propensos al daño, pérdida y sufrimiento
ante una misma amenaza y que la vulnerabilidad puede
aumentar o disminuir con acciones concretas.
Las respuestas dadas por el gobierno
del presidente Fox a los desastres “naturales” no
solucionan la carencia de políticas públicas
para reducir la vulnerabilidad del país frente
al cambio climático. “Hacemos un llamado
urgente y categórico para que el gobierno
federal reconozca que los desastres no son naturales,
son políticos. De continuar con la ausencia
de acciones concretas y la falta de políticas
preventivas encaminadas a disminuir la vulnerabilidad
del país frente al cambio climático,
la tragedia superará una vez más nuestra
capacidad de reacción para atender a las
víctimas”, afirmó Moreno.
Notas al editor
1.- En México alrededor de 1/5 parte de la
población está asentada en lugares
de alto riesgo ante eventos de inundación.
“Vulnerabilidad y adaptación regional ante
el cambio climático y sus impactos ambiental,
social y económicos”. Estudio realizado para
el Instituto Nacional de Ecología por investigadores
del Centro de Ciencias de la Atmósfera de
la Universidad Nacional Autónoma de México,
2002.
2.- Piers Blaikie, Terry Cannon,
Ian David y Ben Wisner, “Vulnerabilidad. El entorno
social, político y económico de los
desastres”, de la Red de Estudios Sociales en Prevención
de Desastres en América Latina, 1996.