Esperan
una menor cosecha de trigo y la siembra de girasol
se demora; la ganadería, muy afectada
La prolongada falta de lluvias,
que ya causó dificultades en la provisión
de agua en algunas localidades del interior, ocupa
esta semana el primer lugar en la lista de urgencias
del sector agropecuario, incluso por encima de otra
escasez preocupante, la de gasoil. El estrés
hídrico es especialmente fuerte en la mayor
parte de Córdoba, el sur de La Pampa, el
norte de Santa Fe, el sudoeste de Buenos Aires y
las provincias norteñas.
Los productores esperan una menor
cosecha de trigo, cuya trilla debería empezar
el mes próximo en algunos lugares, y hablan
de pérdidas económicas importantes.
Según el panorama agrícola semanal
de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el 30%
de ese cereal sembrado en esta campaña se
desarrolla con mucha dificultad por la falta de
agua y las elevadas temperaturas.
"La sequía ya afectó
al trigo y, de no haber lluvias, va a terminar afectando
a los granos gruesos", sintetizó Rogelio
Pontón, director de Estudios Económicos
de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Algo de eso ya está ocurriendo.
La siembra de girasol avanzó muy poco -a
esta altura del año, en 2005 se había
cubierto un 4,5% más- porque los productores
esperan contar con un suelo más húmedo.
Otro tanto ocurre con el maíz, cuya implantación
se demoró un punto porcentual respecto del
año último.
Sin embargo, la ganadería
es decididamente la actividad más afectada:
en las áreas más comprometidas los
animales están en pésimo estado y
con grandes pérdidas de peso. Si bien algunos
pronósticos anuncian la llegada de las primeras
lluvias de la primavera para los próximos
días, otras fuentes prevén que la
escasez de agua seguirá hasta diciembre.
En algunos lugares, es el segundo
o el tercer año de baja productividad por
falta de lluvias. En La Pampa y el sudoeste bonaerense,
y en las provincias del Norte -Chaco, Santiago del
Estero y Formosa-, las praderas soportaron un invierno
muy seco, que dejó el suelo al descubierto
y, en algunos casos, causó mortandad de animales.
"Y ni qué hablar de
las praderas implantadas, donde las pérdidas
son bastante grandes", afirmó Alicia
Urricariet, asesora técnica de la Sociedad
Rural Argentina (SRA).
En el sudoeste bonaerense, algunos
productores estiman en un 3% la mortandad de animales.
Para calcular la disminución del rodeo en
esa zona, el Ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense
compara el número de animales vacunados este
año respecto del anterior.
El inventario arroja los siguientes
guarismos: hay un 5% menos de vaquillonas, un 16,5%
mermaron los novillos y un 13,2% los novillitos.
"Nosotros lo vemos, aunque
es difícil de calcular porque el hombre de
campo no lo denuncia", acotó Horacio
Buitrago, de Tornquist, donde anteayer hubo más
de 30 grados centígrados de temperatura.
Hasta esa zona se acercó
la semana pasada el gobernador bonaerense, Felipe
Solá, para ver de cerca los estragos producidos
por el clima y escuchar los reclamos.
Con sequías que se repiten
año tras año, en paralelo al déficit
hídrico se acumula el económico, y
hay que tener espaldas para soportarlo. "Va
a haber un gran éxodo de productores porque
los campos chicos -de menos de 500 hectáreas-
dejan de ser viables", apuntó Buitrago.
En Bordenave, donde la semana
próxima una asamblea de productores evaluará
la situación, "el panorama es tremendo
y está golpeando sobre todo a los pequeños
productores. Es el único tema de conversación,
la gente llora miseria y, esta vez, con razón",
afirmó la productora María del Carmen
Neira.
En La Pampa pasa lo mismo. "Macachín,
por ejemplo, es una zona de 630 milímetros
de precipitación anual. En 2005, llovió
280 mm y en lo que va del año no llegamos
a 200. Acá no hay cosecha de trigo porque
ni siquiera se sembró; pasto prácticamente
no queda; estamos encerrando la hacienda, y dando
de comer maíz, rollos y lo que se pueda conseguir",
dijo el productor Dardo Chiessa. En esa zona, los
rollos de pasto, que en mayo valían entre
120 y 130 pesos, llegaron ahora hasta los 170 pesos
por unidad.
Aunque cayeron algunas gotas en
los últimos días, el centro del país
no ofrece un panorama distinto. En Córdoba,
las vacas de los tamberos están produciendo
hasta un 30% menos y los agricultores que sembraron
trigo ya computan una merma de rendimientos que
se situaría entre un 20 y un 35%, según
sea el estado de los lotes.
El fin de semana último,
en la Exposición Rural de Jesús María
se escucharon los lamentos. José Suárez,
jefe de la Mesa de Negocios Agrícolas de
la sucursal Córdoba de la Asociación
de Cooperativas Argentinas (ACA), señaló:
"En 20 días cambió totalmente
el escenario, hoy estamos muy preocupados por el
volumen final de la cosecha de trigo".
Emergencia
En Santa Fe, el gobierno provincial
declararía próximamente la emergencia
agropecuaria en más de la mitad del territorio
porque hace más de cuatro meses que no llueve.
En el departamento de Vera, en el norte de la provincia,
ruegan que llueva pronto. "Aquí está
feo, no hay una buena precipitación desde
hace seis meses. Esperamos la hora de Dios para
cambiar esta larga sequía", afirmó
Carlos Aquino, pequeño productor de La Gallareta,
un paraje a 280 kilómetros de la capital
provincial donde el agua falta incluso para consumo
humano.
En Corrientes, según el
Ministerio de Producción provincial, la ganadería
ya enfrentaría pérdidas por 160 millones
de pesos.
Más al Norte, el
horizonte es todavía más desalentador.
"La ganadería y los sembrados están
notablemente perjudicados; es está demorando
la implantación, y en la hacienda se perdió
entre un 25 y un 30% en kilo de peso vivo",
sintetizó Antonio Wallace, presidente de
la Confederación de Asociaciones Rurales
del Chaco y Formosa (Chafor). En esa zona también
preocupan las cada vez más frecuentes quemazones
de pastizales.
Por José Crettaz