Greenpeace
pide que se apruebe ya la reforma del Consejo de
Seguridad Nuclear que se encuentra paralizada en
el Congreso de los Diputados
04 octubre 2006 - Tarragona, España
— La radiactividad liberada a la atmósfera
en el escape del lunes pasado de la central nuclear
de Ascó-2 superó, en tan sólo
4 minutos, el total de radiación permitida
para todo un año para gases nobles radiactivos.
Es decir, equivale a soltar de una vez todos los
gases nobles radiactivos que se emiten normalmente
en un año en la operación rutinaria
de la central.
Este incidente está relacionado
con el ocurrido el pasado 30 de septiembre cuando
se detectó una fuga a la contención
en una línea de venteo del presionador porque
es fruto también de un conjunto de problemas
técnicos y de errores humanos (de mala Cultura
de Seguridad). La fuga se produjo en el circuito
primario, donde, según las normas de seguridad,
el nivel de fuga debe ser cero. Eso forzó
la Parada No Programada del reactor (para poder
reparar la fuga) y que Ascó-2 tuviera que
notificarlo al CSN. Para Greenpeace la nota de prensa
que publicó ese día el CSN sobre el
suceso era intencionadamente confusa.
El pasado lunes, por algún
motivo que el CSN todavía no ha explicado,
los técnicos de Ascó-2 quisieron medir
el vapor radiactivo que había estado fugando
anteriormente. En la maniobra para desviar el vapor
y recogerlo se les escapó a la atmósfera.
La emisión de radiactividad fue significativa
en comparación con lo que se emite de gases
nobles al cabo de un año y el fallo de seguridad
puede calificarse de grave.
"Las fugas en Ascó-2
demuestran, una vez más, que las centrales
nucleares son peligrosas, tanto por los problemas
técnicos que tienen como por los posibles
fallos humanos que se producen. En esta ocasión,
la emisión de radiactividad al exterior no
ha sido catastrófica, pero podría
suceder lo contrario en cualquier momento. Por eso,
la permisividad del CSN con las centrales nucleares
y sus esfuerzos por restar importancia a graves
errores como el cometido el pasado lunes no hace
sino empeorar la situación", ha declarado
Carlos Bravo, responsable de la campaña de
Energía de Greenpeace.
48 sucesos de seguridad
en lo que va de año
En los nueve primeros meses del
año se han producido 48 sucesos notificables
de seguridad al CSN en las centrales nucleares españolas.
Un número importante de ellos ha provocado
paradas forzosas de la central para corregir las
deficiencias detectadas. A pesar de ello, el lobby
nuclear insiste en que el gran beneficio de esta
energía sucia es la supuesta estabilidad
que aporta a la red de alta tensión.
La central peor parada es la unidad
2 de la central de Ascó, con 11 sucesos notificables,
el último de ellos de particular gravedad.
Le sigue Vandellós-2, con 10 sucesos. Esto
pone de relieve el estado de desatención
en el que se encontraba la central nuclear antes
del grave accidente de agosto de 2004, en el sistema
de agua de servicios esenciales, cuyas consecuencias
e importancia para la seguridad mantuvieron ocultas
la dirección de la central y el CSN durante
meses, hasta que Greenpeace denunció los
hechos en febrero de 2005.
También hay que destacar
el suceso ocurrido el pasado 28 de septiembre en
la central de Cofrentes, que viene a sumarse a otros
seis ocurrido este año en la central. En
este suceso se produjo una liberación de
radiación al medio ambiente a través
de una chimenea del sistema de tratamiento de gases
del condensador y una importante contaminación
de los edificios de turbina y calentadores, que
tuvieron que someterse a un riguroso control de
accesos para evitar que resultasen afectados trabajadores
de la central.
Mientras que en las nucleares
no paran de ocurrir accidentes, el CSN, el Gobierno
y los responsables políticos permanecen ausentes.
En el 2005, en gran medida como consecuencia de
la presión mediática que suscitó
el accidente de Vandellós-2, los grupos políticos
en el Congreso prestaron atención al deficiente
funcionamiento del CSN, organismo encargado de velar
por la seguridad de las nucleares.
Fruto de esos trabajos, el grupo
de IV-IU-ICV planteó una proposición
de ley que se hacía eco de una iniciativa
de Greenpeace para reformar este organismo, mejorar
así su eficacia y truncar su lamentable dependencia
de la industria nuclear. El Congreso tomó
en consideración esta propuesta en septiembre
de 2005 con el apoyo del Grupo socialista, pero,
inexplicablemente, un año después
su tramitación permanece atascada, sin que
se sepa muy bien por qué. Tampoco se han
tramitado las reformas necesarias para endurecer
el régimen sancionador de la ley de energía
nuclear y evitar que se repitan escándalos
como las 818 infracciones que el CSN ha perdonado
en estos últimos años a las instalaciones,
algunas de las cuales podrían haber dado
lugar a multas de hasta 600.000 euros.
Por el contrario, el Gobierno
ha incumplido sus compromisos con el Congreso, tramitando
una revisión del Reglamento de Instalaciones
Nucleares y Radiactivas impulsada por el CSN y hecha
a la medida de los intereses de la industria nuclear.
Además, la actual presidenta, María
Teresa Estevan Bolea, que tiene que dejar su mandato
por cumplir 70 años, acaba de impulsar una
reorganización interna del cuerpo de funcionarios
del organismo para que el único criterio
de promoción sea la antigüedad, sin
tener en cuenta criterios de mérito, dedicación
o compromiso con el servicio que presta el CSN.
A unas semanas del final de su mandato, todavía
no se sabe si será José Ángel
Azuara, actual vicepresidente, quien la relevará,
o si, por el contrario, éste saldrá
del CSN junto con la consejera Paloma Sendín,
ya que la duración de sus mandatos terminó
a principios de año, pero siguen en el cargo
sin haber sido sustituidos o confirmados.
Greenpeace reitera que es imprescindible
y urgente completar la tramitación de la
reforma del CSN y poner al frente del organismo
a alguien que pueda transformarlo en un servicio
público eficaz, riguroso, imparcial, transparente
y participativo.
"Aunque cada vez es
más urgente reformar el CSN para que sea
un organismo transparente y verdaderamente independiente
de la industria nuclear, el Gobierno y los representantes
políticos muestran un total desinterés
por resolver esta situación e incluso ignoran
las repetidas llamadas de atención que realizan
los medios de comunicación", añadió
Carlos Bravo.