Greenpeace
demanda hoy en todo el mundo la protección
del maíz, señalando cultivos en tres
continentes, Europa, Asia y América, con
grandes círculos para exigir que no se continúe
con la contaminación genética
03 octubre 2006 - Zaragoza, España
— Activistas de Greenpeace entraron hoy en un campo
de maíz experimental en Zuera, Zaragoza,
dejando tras de sí un gigantesco signo de
"prohibido" de 50m, como mensaje simbólico
para que las administraciones prohiban definitivamente
los cultivos transgénicos.
Este campo experimental, escondido
para evitar su localización, está
solamente a unos centímetros de campos destinados
a la comercialización (por lo tanto, con
un alto riesgo de contaminación de la cadena
alimentaria humana y animal), en las inmediaciones
de varias poblaciones, y a pocos metros del río
Arga. Las variedades transgénicas que contienen,
plantean una serie de graves riesgos para el medio
ambiente y la salud.
Estas señales marcan el
principio de una campaña global para proteger
el maíz, uno de los cultivos más importantes
del mundo, contra la contaminación genética
y aparecieron esta misma mañana simultáneamente
en España, México y Filipinas. “Greenpeace
actuó hoy para evitar la contaminación
irreversible de la agricultura y la naturaleza”,
ha afirmado Juan-Felipe Carrasco, responsable de
la campaña contra los transgénicos
de Greenpeace. “Se trata también de una señal
de aviso contra la contaminación del maíz
por variedades transgénicas. Muchos de los
efectos a largo plazo de los transgénicos
en el suelo, los animales, las plantas y la salud
humana siguen sin ser evaluados. Por lo tanto, la
contaminación genética en todo el
planeta es una amenaza para la biodiversidad, la
seguridad alimentaria, el modo de vida de los agricultores
y la elección de los consumidores”, ha añadido.
A pesar de que prácticamente
toda la UE es libre de trangénicos, el Gobierno
español está permitiendo que 80.000
hectáreas de estos peligrosos cultivos invadan
nuestros campos en un ambiente de absoluta falta
de transparencia, ilegalidad, corrupción
e intereses corporativos. “Aragón es actualmente
la primera región europea en superficie de
transgénicos, y los ciudadanos deben saberlo.
Las Administraciones españolas prefieren
proteger los intereses de un puñado de empresas
a velar por la salud y la libertad de productores
y consumidores”, ha recordado.
Greenpeace trabaja por una agricultura
y una alimentación sin transgénicos,
basadas en los principios de sostenibilidad y protección
de la biodiversidad. Por contra, las dramáticas
consecuencias de los transgénicos quedaron
patentes en el informe presentado por Greenpeace
en el mes de abril, “La Imposible Coexistencia”.
Greenpeace exige hoy al Gobierno
nacional y a las autoridades aragonesas que:
- Prohiban todo cultivo de transgénicos,
experimentales o comerciales.
- Obliguen a las empresas dueñas
de estas semillas a asumir la responsabilidad por
las contaminaciones genéticas que provocan.
- Publiquen la información
con la localización exacta de todos los campos
transgénicos, tal y como prevé la
legislación.
"Seguiremos mostrando
al público la localización de los
campos de maíz transgénico, ya sea
comercial o experimental, hasta que el Gobierno
asuma sus responsabilidades y publique un registro
oficial accesible a todos los ciudadanos con la
localización de estos peligrosos e innecesarios
cultivos", ha concluído Carrasco.