Madrid,
18 de octubre de 2006- El Gobierno islandés
comenzará a otorgar licencias de caza de
rorcual común y aliblanco (también
conocida como ballena Minke) a barcos balleneros
alcanzando una cuota de 9 rorcuales comunes y 30
aliblancos antes de agosto de 2007. Para WWF/Adena
, esto significa que los balleneros comenzarán
la caza inmediatamente.
"Esta decisión mina
de forma escandalosa el espíritu de la CBI",
dice Susan Lieberman, directora del Programa de
Especies de WWF Internacional. "Si se permite
cazar rorcual común (Balaenoptera physalus),
el Gobierno islandés sobrepasará los
límites. No sólo es inaceptable, sino
que pone de manifiesto la poca eficacia de la Comisión
Ballenera Internacional e, incluso, el buen hacer
de la comunidad internacional durante más
de 20 años".
En 2003, Islandia comenzó
la matanza de ballenas bajo excusas "científicas".
WWF/Adena no cree en la necesidad de matar ballenas
para estudiar su anatomía o el comportamiento
de estos mamíferos.
El rorcual común está
listado por la UICN como amenazado. Esta especie
ha sido drásticamente esquilmada por la pesca
comercial y en la actualidad se desconoce el estado
actual de la población del Atlántico
Norte. En el hemisferio sur está practicamente
desaparecida debido a la caza intensiva.
EL turismo de avistamiento de
cetáceos o whale-whaching reporta anualmente
beneficios económicos en todo el mundo. Es
precisamente en Islandia donde más ha crecido
este sector. La demanda creciente de este tipo de
ecoturismo ha generado tan sólo en Islandia
en 2002, 8 millones de euros. Si reanuda la caza,
según WWF/Adena, caerá la rentabilidad
de este sector en la economía islandesa.
"Estamos al borde del precipicio
y WWF/Adena ruega al gobierno islandés que
dé marcha atrás en su decisión.
Las poblaciones de ballenas no se han recuperado
de los años de caza y aniquilacion. Hoy,
las ballenas se enfrentan además a nuevas
amenazas, como colisiones con barcos, capturas accidentales
con artes de pesca y el aumento de la temperatura
en nuestros mares. ¿Queremos realmente ser
la generación que ha causado ya la pérdida
de especies, primando los intereses políticos
sobre el conocimiento científico y la gestión
ecosistémica de nuestro océano?, concluye
Lieberman.
Artículo: Pilar Marcos