Bogotá,
4 de enero de 2007 (MAVDT) - No sacar a los animales
del campo a la ciudad, no traerlos para ponerlos
en peligro y poner en peligro la vida de los ciudadanos,
pidió hoy el ministro de Ambiente, Vivienda
y Desarrollo Territorial, Juan Lozano Ramírez,
en un operativo realizado para prevenir el tráfico
ilegal de especies silvestres en Colombia.
Estos operativos realizados por
la Policía Ambiental y el Ministerio buscan
prevenir el tráfico de especies silvestres,
amenazadas y en vía de extinción,
para generar conciencia en la ciudadanía
y evitar que sean traídos a escenarios domésticos.
“Pedimos a los colombianos que
nos ayuden a cuidar nuestros recursos naturales
y que de esa manera se abstengan de poner en riesgo
la vida de los ciudadanos”, sostuvo Lozano Ramírez.
Estos operativos, que se van extender
por todas principales terminales terrestres y áreas
del país y las diferentes carreteras, han
dado como resultado sólo el día de
hoy en Bogotá, el decomiso de 26 especies
entre loros y tortugas.
“El año pasado se decomisaron
cerca de 47 mil animales silvestres entre aves,
reptiles y mamíferos. Se ha puesto en peligro
la fauna y nuestras especies en vías de extinción”,
aseguró el Ministro.
Según el funcionario, especies como los osos
perezosos, las tortugas y los loros han desaparecido
de muchas regiones colombianas. Por eso, el Ministerio
trabaja de la mano con la Policía Ambiental
para que no se siga traficando con las especies
y que los colombianos ayuden a proteger la fauna.
Los animales decomisados, luego
de un proceso de recuperación, son regresados
a su medio natural.
El tráfico ilegal de fauna
es considerado a nivel mundial como una de las principales
causas de disminución de las poblaciones
naturales y como uno de los mercados ilícitos
que mayores sumas de dinero moviliza anualmente.
Dentro de las principales especies
que son traficadas de manera ilegal en nuestro país
están:
AVES: Las aves más apetecidas
por los delincuentes son las guacamayas y loros
(familia Psittacidae); las mirlas, toches y azulejos
(familias Fringillidae e Icteridae) los patos (familia
Anatidae); las águilas, halcones y gavilanes
(familia Accipitridae).
MAMÍFEROS: Dentro de este
grupo las especies más afectadas son los
monos (familias Cebidae, Callitrichidae), osos perezosos
(familia Bradypodidae), ardillas (familia Sciuridae),
felinos (familia Felidae) y cusumbos (familia Procyonidae);
mientras que el comercio de carne se sustenta principalmente
en la boruga (familia Agoutidae), chiguiro (familia
Hydrochaeridae), pecaríes o cerdos de monte
(familia Tayassuidae) dantas o tapíres (familia
Tapiridae) y venados (familia Cervidae)
REPTILES Y ANFIBIOS: En cuanto
a reptiles, las poblaciones de iguanas, se ven seriamente
afectadas tanto por la extracción de ejemplares
vivos como por la extracción de huevos. De
igual manera las babillas y el caimán negro
son extraídos del medio con fines de comercialización
de su piel, principalmente en el primer caso, y
de su carne y huevos, También son apetecidas
la boa (Familia Boidae) para pieles y de tortugas
hicoteas, charapa y matamata (familias Emydidae,
y Testudinidae) para consumo humano y como mascotas.
Respecto a anfibios, son objeto de tráfico
ilegal con finalidades de mascotas y fines biomédicos
los sapos arlequines (atelopus) y ranas venenosas
(géneros dendrobates y phyllobattes).