27
abril 2007 - Ciudad de México, México
— El peligro de morir por quedar varada en
las costas de Nayarit ha quedado atrás.
Con cuidados intensivos, la orca bebé
está evolucionando favorablemente y
ya se busca que socialice con delfines. Hasta
el momento todo va bien, pero tiene por delante
un reto mayor: librarse del cautiverio de
por vida. Para evitarlo, el Senado de la República
exhortó a la Semarnat para que intervenga
en la rehabilitación de este cetáceo
y su pronta reintroducción al entorno
natural.
El 24 de abril, el Senado
emitió un exhorto a la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
para que, "con base en su competencia
y los convenios y tratados firmados y ratificados
por México respecto a esta materia,
se garantice que el ejemplar de la especie
Orca (Orcinus orca)... conocido como "Pascualita",
sea atendido hasta lograr su completa recuperación
y posterior cuidado o reintegración
a su hábitat natural".
El comunicado señala
que la Ley General de Vida Silvestre establece
en su numeral 79 que la autoridad competente
"procurará que la liberación
se lleve a cabo a la brevedad posible, a menos
que se requiera rehabilitación".
El viernes 27 la orca bebé
sería sometida a exámenes sanguíneos
para determinar si tiene alguna infección
contagiosa que impida su proximidad con otras
especies marinas. Si los exámenes son
negativos, será integrada con delfines
jóvenes para que comience a socializar
con otras especies y no con humanos. Hasta
ese día ya emitía "vocalizaciones",
que es una manera de interactuar y eso indica
que ha evolucionado positivamente.
¡A salvo!... ¿a
salvo?
Cabe recordar que el ballenato
de aproximadamente dos metros y medio de largo,
con dos semanas de edad, quedó varado
el 16 de abril en la playa de la Bahía
de Matanchen, en el estado de Nayarit. La
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (Semarnat), así como personal
de la Secretaría de Marina y de Protección
Civil estatal y municipal, lograron rescatar
y mantener con vida al ballenato bautizado
como "Pascuala".
Se intentó sin éxito
regresar al cetáceo al mar. Por ello,
optaron por resguardarlo en una pequeña
alberca de un restaurante en la Playa del
Borrego. De manera paralela, ocho embarcaciones
y un helicóptero buscaron infructuosamente
al grupo de ballenas al que pertenece la cría.
La Red de Varamientos de
Mamíferos Marinos, con sede principal
en la Bahía de Banderas, acudió
para valorar las condiciones físicas
y de salud del ballenato, que fue trasladado
a las instalaciones de "Dolphin Adventure",
en Nuevo Vallarta, donde fue instalado de
manera provisional en una alberca inflable
de 10 metros cuadrados, en calidad de resguardo
transitorio para su atención.
Mientras se hacía
todo lo necesario para mantenerla con vida,
comenzó una intensa rebatinga entre
delfinarios que pretendían apropiarse
de este ejemplar para mantenerlo en cautiverio
de por vida como parte de sus "atractivos".
Entre estos delfinarios estuvo el parque acuático
estadounidense Sea World.