Madrid,
7 de junio de 2007.- En vísperas del
Día Mundial de los Océanos,
WWF/Adena y ocho prestigiosos científicos
marinos españoles se unen para celebrar
este aniversario y reclamar medidas urgentes
que aseguren la protección marina,
la pesca sostenible y la reducción
significativa de la contaminación marina;
imprescindibles a la hora de conservar nuestro
patrimonio natural sumergido.
Los océanos cubren
el 71% de la superficie de nuestro planeta
y sus aguas suponen el 95% de todo el espacio
disponible para la vida. De hecho, sin ellos
sería imposible entender la vida en
la Tierra. Nuestro país posee más
de 100.000 km2 de margen continental marino,
superficie equivalente a Castilla-La Mancha
y Galicia juntas. En sus 8.000 km. de playas
y acantilados, la biodiversidad marina es
de las más ricas de Europa, pero también
la más desprotegida. WWF/Adena y la
comunidad científica recuerdan en esta
fecha la necesidad de estudiar y proteger
el mar.
“Este es un día de
celebración, pero también un
día de reflexión. Nuestros mares
están mostrando síntomas alarmantes
de agotamiento. En esta fecha no sólo
los ecologistas alzamos la voz, son los científicos
marinos los que se unen a WWF/Adena para denunciar
esta situación”, declara Juan Carlos
del Olmo, Secretario General de WWF/Adena.
Josep María Gili,
profesor de investigación del Instituto
de Ciencias del Mar del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC)
de Barcelona, apunta: “Sabemos más
de la Luna o de Marte que del fondo marino.
El año pasado —39 años después
de que el hombre pisara la Luna— descubrimos
por primera vez bancos de corales profundos
vivos a tan sólo 5 km. de Cap de Creus
(Girona) que han estado viviendo allí
posiblemente durante más de un millón
de años. Al igual que en la aventura
espacial, el descubrimiento de los océanos
está íntimamente ligado al desarrollo
tecnológico. Ambas, aventura científica
y tecnológica, son quizás el
reto más importante de la humanidad,
especialmente para las jóvenes generaciones
de investigadores”.
Asimismo, esos corales de
profundidad también están presentes
en aguas canarias. Alberto Brito, Catedrático
de la Universidad de La Laguna en Tenerife,
comenta: “se conocen 95 especies diferentes
de corales en aguas canarias, algunas de las
cuales son el soporte estructural de comunidades
importantes. A pesar de su valía, sólo
una especie está recogida en el catálogo
oficial de especies amenazadas de Canarias,
donde tampoco se incluyen otros muchos organismos
que son esenciales para la conservación
de los ecosistemas”. En su opinión,
“ya es hora de que se afronten de verdad los
problemas del medio marino y se tomen medidas
de protección efectivas”.
Por otra parte, la pérdida
de biodiversidad en nuestros océanos
está afectando gravemente a su capacidad
de producir alimento, sin posibilidad de recuperarse
del impacto de la presión pesquera.
Enric Sala, del Centro de Estudios Avanzados
de Blanes del CSIC, que participó el
año pasado en un estudio publicado
en la prestigiosa revista Science, subraya:
“Si la presión pesquera sigue como
hasta ahora, hacia el año 2050 todas
las especies que pescamos habrán llegado
a una situación de colapso. Es decir,
quedará menos del 10% de la abundancia
de hace 50 años. Y, aunque seguirá
habiendo peces, serán tan escasos que
resultará poco rentable salir a pescarlos”.
El atún rojo es de
esas especies comerciales de altísimo
valor que está a punto de desaparecer.
Para José Luis Cort, director del Instituto
Español de Oceanografía (IEO)
en Santander, “desde hace milenios el atún
rojo se ha capturado en el Estrecho de Gibraltar
y toda la cuenca Mediterránea, pero
en los últimos cincuenta años
el hombre ha sido capaz de cambiar la historia
sometiendo a los stocks a una presión
más allá de los límites
biológicos sostenibles. Las medidas
tomadas para su protección se violan
de forma sistemática desde hace más
de 30 años y, por desgracia, no parece
que la situación vaya a cambiar, al
menos, a corto plazo”. Por su parte, un desarrollo
litoral sin parangón ha hipotecado
hasta el último espacio libre del Mediterráneo.
Un 58% de la población española
vive ya en la costa. Este desarrollo ha provocado
la pérdida o alteración del
75% de los sistemas dunares y el 70% de los
humedales costeros en el Mediterráneo.
Para José Luis Acuña,
profesor de biología de la Universidad
de Oviedo, “Se edifican urbanizaciones y puertos
sobre comunidades biológicas que no
están siquiera cartografiadas y cuyo
funcionamiento se desconoce. Se vierten aguas
residuales sin depurar y deshechos directamente
al mar, cuyos efectos nocivos sobre los ecosistemas
litorales estamos lejos de comprenderse. Además
se gestiona el litoral sin tener en cuenta
los efectos previsibles del cambio climático.
La ignorancia es la gran enemiga de la conservación.
No se puede apreciar, enseñar o cuidar
aquello que no se conoce”.Uno de esos hábitats
costeros en peligro son las valiosas praderas
de Posidonia.
Según datos de Carlos
Duarte, del Instituto Mediterráneo
de Estudios Avanzados del CSIC, “Los 50.000
km2 de praderas de Posidonia del Mediterráneo
logran secuestrar medio millón de toneladas
de carbono al año, una cifra nada desdeñable
además de dar cobijo a una diversidad
elevada de especies y proteger nuestras playas.
Es un ecosistema increíble y único
en el Mediterráneo que año a
año se va degradando por la mala gestión
de nuestro litoral: contaminación,
puertos deportivos, regeneraciones… etc. están
acabando con este ecosistema clave”.
El papel del océano
en el clima es tan relevante como el de la
atmósfera. Gregorio Parrilla, físico
del Instituto Español de Oceanografía,
declara: “El océano está actuando
como un amortiguador del calentamiento global,
desde 1955 ha absorbido 20 veces más
calor que la atmósfera en ese mismo
periodo. Aún así, entre la superficie
y los 700 m. de profundidad, el mar se ha
calentado una media de unos 0,10º C desde
1961. La penetración a mayores profundidades
de ese calentamiento es reproducida por los
modelos cuando se introducen forzamientos
antropogénicos”
Todos los expertos destacan
que las áreas marinas protegidas pueden
ser una de las soluciones a la rápida
degradación de los océanos.
Alfonso Ramos, Catedrático de biología
marina de la Universidad de Alicante, añade:
“debemos dejar de mirar al mar como el proveedor
inagotable de recursos, es un ecosistema frágil
y limitado. Los pescadores españoles,
no obstante, van tomando una progresiva conciencia
de la necesidad de una pesca responsable,
y apoyan la creación de Áreas
Marinas Protegidas como solución a
algunos de sus problemas. De momento, tan
solo el 1% de nuestras aguas mediterráneas
está protegido, cuando lo necesario
sería entre el 10 y el 20% del margen
continental”.
Según del Olmo, “Sin
embargo, de nada servirán las Áreas
Marinas Protegidas si no realizamos una gestión
pesquera sostenible, eliminamos las fuentes
de contaminación, acabamos con el desarrollo
desaforado en la costa o actuamos contra el
cambio climático. Salvar nuestros mares
debe ser una cuestión de Estado, por
lo que el gobierno español ha de emprender
acciones urgentes, con la colaboración
de las CCAA. Sólo así nuestros
hijos podrán disfrutar de los misterios
y las maravillas de nuestros tesoros sumergidos
que aún están escondidos en
las profundidades.”
Artículo: José L. García
Varas