Madrid,
19 de junio de 2007.- WWF/Adena afirma, en
un informe publicado hoy, que la desalinización
no resolverá la falta de abastecimiento
de agua que afecta a 1.200 millones de personas
en el mundo. España es uno de los países
analizados, pero en muchos otros esta tecnología
constituye una tendencia en aumento a la vez
que una amenaza ambiental para las zonas costeras
y para la lucha contra el cambio climático.
El Informe de WWF/Adena,
que analiza los impactos ambientales de la
desalinización de agua marina en el
mundo: Making water: Desalination – option
or distraction for a thirsty world? (Fabricando
agua: Desalinización, ¿alternativa
o distracción para un mundo sediento?),
muestra como los países con más
problemas de agua potable están volcándose
en la desalinización de agua marina
como solución a sus problemas de gestión
de agua. Entre ellos se incluyen Australia,
Oriente Medio, España, EEUU y Reino
Unido, seguidos por India y China. En todos
los casos se trata de grandes áreas
afectadas por escasez de agua y densamente
pobladas.
Jamie Pittock, Director
del Programa Internacional de Agua de WWF/Adena,
apuntó: “Desalinizar agua marina es
caro, requiere mucha energía y emite
gases de efecto invernadero. Puede desempeñar
en el futuro un papel limitado para obtener
agua potable en determinadas circunstancias,
pero en general existen otras herramientas
para gestionar el agua que resultan mejores,
más baratas y menos arriesgadas para
el medio ambiente”.
Se estima que alrededor
del 60% de las necesidades de agua dulce en
el Golfo Pérsico se satisfacen con
la desalinización, en gran parte con
tratamientos térmicos que tienen un
elevado consumo energético. Perth (Australia)
prevé satisfacer un tercio de su demanda
por este método. España cuenta
actualmente con más de 700 desalinizadoras,
dedicando el agua desalinizada a la agricultura
- hasta un 22% del total, el más elevado
del mundo— y a complejos turísticos
en zonas áridas.
Según WWF/Adena,
España es el mejor ejemplo del mundo
de cómo una larga historia de construcción
de embalses, trasvases y desalinizadoras no
ha sido capaz de garantizar el acceso al agua.
“La desalinización masiva del programa
AGUA, promovido por el Ministerio de Medio
Ambiente, se presentó en 2004 como
la alternativa a la derogación del
trasvase del Ebro, y por ello contó
con el apoyo de WWF/Adena. Pero los últimos
años hemos comprobado que sin una ordenación
territorial sostenible cualquier política
de agua con el objeto de proveer agua de forma
ilimitada es inviable. Estamos trasladando
el problema del agua al aire, al mar y al
litoral” recuerda Guido Schmidt, responsable
del Programa de Aguas de WWF/Adena en España.
Entre los impactos de la
desalinización se cuentan el vertido
de salmueras y contaminantes al mar, la emisión
de gases de efecto invernadero y la destrucción
de zonas costeras valiosas. Como cualquier
tecnología relativamente nueva, los
efectos negativos se detectan cuando es demasiado
tarde y demasiado caro solucionarlos. Además,
la mayoría de las zonas afectadas por
la desalinización intensiva ya habían
sufrido daños en sus recursos hídricos,
especialmente en las aguas subterráneas.
En los últimos años, WWF/Adena
ha denunciado los impactos ambientales en
las desalinizadoras de Alicante (I y II),
Torrevieja, Mutxamel-Campello y Denia.
A la vista del informe,
WWF/Adena reclama al Gobierno español
un cambio significativo hacia políticas
que aseguren el uso racional y sostenible
del agua. WWF/Adena considera que el Gobierno
no ha afrontado la necesaria reforma del regadío
y sus problemas de insostenibilidad e ilegalidad
en el uso del agua. “El regadío consume
el 75% de nuestros recursos hídricos
sin pagar un precio real por el agua” critica
Schmidt, y añade: “El Gobierno ha encontrado
una solución temporal en la construcción
masiva de desalinizadoras; pero con cada desalinizadora
nueva, el precio del agua subirá”.
ara que existan recursos
sostenibles de agua, hay que empezar con la
protección de las fuentes naturales
como ríos, acuíferos y zonas
húmedas. WWF/Adena considera imprescindible,
además, una mejor gestión en
la demanda de agua, por ejemplo una mayor
eficiencia en su uso, la modernización
de redes de abastecimiento urbanas –en las
que en la actualidad se pierde uno de cada
cinco litros de agua- y de regadíos,
una mejor planificación que evite la
producción de excedentes agrarios –
en 2004, se gastaron más de 1000 hm3
de agua en la producción de excedentes
en los cultivos de arroz, algodón,
alfalfa y maíz -, y una política
territorial sostenible.
“A pesar de las numerosas
críticas contra las desalinizadoras,
algunos países han entrado en una espiral
por promover la fabricación de agua
sin hacer un análisis previo sobre
su uso y abusos. A pesar de las buenas experiencias
en la India para tratar aguas contaminadas
con tecnologías de membranas, las desalinizadoras
no contribuyen a resolver el problema de 1.200
millones de pobres en el mundo que no tienen
asegurado el abastecimiento de agua potable.
La desalinización masiva muestra que
cerramos los ojos ante su problema y los impactos
sobre el medio ambiente” concluye Schmidt.
Los impactos ambientales
de la desalinizaciónImpactos
directos Uso de agua marina
El agua marina contiene plancton, huevos y
larvas de peces. La importancia del impacto
es desconocida en la mayoría de las
plantas desalinizadoras.
Descarga de salmuera Salinización
local del mar. Efectos importantes sobre praderas
submarinas de Posidonia, según el lugar
y la forma de descarga.
Vertidos químicos
La limpieza de membranas requiere el uso regular
de productos químicos (biocidas, anti-incrustantes
y anti-espumantes) así como limpiezas
puntuales (sólidos en suspensión
y detergentes) cuyos productos se vierten
al mar. Algunos tienen efectos negativos demostrados.
Ubicación de planta
desalinizadora Eventual degradación
en espacios naturales de la costa
Impactos indirectos
Consumo energético
El consumo energético de las desalinizadoras
está estimado entre 2,60 y 5 kWh/m3.
Eso significa que por cada m3 de agua se emiten
entre 1-2kg de CO2 con el mix de generación
eléctrica español actual. Una
masiva utilización de desalinizadoras
podría incrementar las emisiones hasta
en un millón de toneladas de CO2 y
dificultar el cumplimiento del Protocolo de
Kyoto. Además, hay varios países
que piensan en la energía nuclear para
la desalinización con los riesgos que
esa tecnología conlleva.
Desarrollo insostenible
del entorno A través del uso de agua
desalinizada se facilita la urbanización
o el desarrollo agrario del entorno de la
planta, especialmente si se subvenciona el
precio del agua
Recomendaciones de WWF/Adena
para la implantación de nuevas desalinizadoras
en el mundo
1. Empezar por una buena
planificación y gestión del
consumo del agua antes que construir grandes
infraestructuras hidráulicas
2. Analizar de manera completa
y transparente todas las alternativas, incluyendo
las medidas de gestión de la demanda
3. Minimizar los impactos
ambientales de las plantas desalinizadoras
que sea necesario construir.
4. Usar energías
renovables.
5. Cobrar el agua a su coste
real, sin subvenciones.
6. Considerar los efectos
‘colaterales’: nuevos regadíos, urbanizaciones
y campos de golf.
7. Fomentar la investigación.
Fabricando agua: Desalinización,
¿alternativa o distracción para
un mundo sediento?
Artículo: Guido Schmidt