13
julio 2007 - Rosario/Buenos Aires, Argentina
— Al finalizar el Foro Global de Bioenergía,
realizado en la ciudad de Rosario, Greenpeace
hizo una seria advertencia acerca de algunos
de los impactos que implicará la expansión
de la producción de soja para satisfacer
la demanda externa de biodiesel.
La organización ambientalista reclamó
que “no puede haber políticas sobre
biocombustibles si no se aprueba antes la
Ley de Bosques hoy frenada en el Senado de
la Nación, esa es una condición
mínima necesaria para tener alguna
chance de evitar el desastre”.
Durante tres días
se desarrollaron diversas mesas de discusión
y conferencias en las que participaron diferentes
actores del sector agropecuario y aquellos
vinculados a la producción de biocombustibles.
“A pesar de la denominación
de Foro de Bioenergía, aquí
hubo un énfasis excesivo en el biodiesel
hecho en base a soja, una manera muy reducida
y tendenciosa de ver a estas energías”,
señaló Juan Carlos Villalonga,
Director Político de Greenpeace.
Una de las mayores preocupaciones
de la organización ambientalista es
la visión que mostraron diversos funcionarios
que participaron de este foro, para los cuales
la expansión de la frontera agrícola
deberá realizarse inexorablemente sobre
las áreas boscosas de la Argentina,
agravando así las actuales tasas de
deforestación que están entre
las más importantes del mundo.
“Es inexorable, los precios
aumentan, sube la demanda y esto empuja a
buscar nuevas áreas de cultivos, lo
que implica mayor deforestación, no
hay otra manera de resolver esta ecuación.
Lo más preocupante es que el Gobierno
Nacional también está comprometido
con esta visión, por eso la empresa
estatal ENARSA acaba de acordar la construcción
de una megaplanta de biodiesel en Timbúes,
Santa Fe, con empresas de origen español
y chino, lo que deja muy en claro cual es
la posición del Gobierno al respecto”
explicó Villalonga.(1)
Greenpeace estima que se
están construyendo o se construirán
en los próximos dos años plantas
de exportación de biodiésel
por una capacidad de alrededor de 3,5 millones
de toneladas anuales de ese combustible, lo
que requiere aproximadamente el 50% de la
producción de soja de la actual superficie
sembrada. Esta nueva demanda, en alguna proporción,
puede reemplazar a otras tradicionales, pero
lo lógico es que haya una sumatoria
de las exportaciones alimentarias con la demanda
energética. Para la organización
ambientalista esto empuja a la búsqueda
de nuevas áreas de cultivo y eso se
traduce en más desmontes.
“Para nosotros es imperativo la inmediata
sanción de la Ley de Presupuestos Mínimos
de Protección Ambiental para los Bosques
Nativos en el Congreso Nacional, sin ese instrumento
todo proyecto de exportación de biodiesel
será destructivo de los bosques” señaló
Villalonga. “La empresa ENARSA debería
retirarse de todo proyecto en la materia,
hasta tanto el Congreso Nacional resuelva
un régimen de protección de
los bosques. Debemos terminar con el doble
discurso de gobernadores y funcionarios nacionales
que se lamentan por el desastre que está
ocurriendo mientras al mismo tiempo incentivan
inversiones destructivas”.(2)
Greenpeace reclamó
la urgente aprobación de la ley de
Bosques que ya cuenta con media sanción
de Diputados pero que está siendo demorada
en la Cámara de Senadores. “La demora
de la ley de bosques responde en buena medida
al inconfesable objetivo de sostener las actuales
tasas de deforestación necesarias para
alentar el desarrollo de los biocombustibles.
En este tema no hay diferencias sustantivas
entre los senadores de las Provincias del
NOA y los del resto del país, ya que
el interés es común: en Salta
se deforesta y llegan los inversores sojeros
y en Santa Fe llegan los inversores para la
exportación, aceiteros y plantas de
biodiesel. Son parte del mismo proyecto destructor”,
finalizó el vocero de Greenpeace.
NOTAS AL EDITOR
(1) El pasado 12 de junio
se firmó un acuerdo para la construcción
de un nuevo megacomplejo de molienda de soja
y producción de biodiésel que
se instalará en la localidad santafesina
de Timbúes y que entraría en
operaciones el primer semestre de 2008. Los
protagonistas del proyecto son: la empresa
española Green Fuel Corporation (orientada
a los biocombustibles); el trade Noble Group;
la argentina Raiser (dedicada a la comercialización
de combustibles, fertilizantes y granos) y
la estatal nacional Enarsa.
La sociedad construirá una planta de
trituración de soja con una capacidad
de 12.000 toneladas diarias, lo cual la coloca
entre las más grandes del país
y del mundo. Con esa planta se podría
procesar más de tres millones de toneladas
de soja por año.
El complejo constará de una aceitera
y una planta de producción de biodiésel,
que utilizará sólo aceite de
soja como materia prima. Ambos emprendimientos
demandarán una inversión de
190 millones de dólares ( 40 millones
para la planta de biodiésel y 150 millones
para la de aceites).
Según información brindada por
Green Fuel, Raiser y sus socios locales garantizarán
la materia prima (granos) para ambos proyectos,
así como aquellas necesarias para las
plantas que Green Fuel construye en Europa.
El objetivo del megacomplejo será volcar
su producción tanto al mercado interno
como al externo.
(2) Los últimos datos
de Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación revelan que
nuestro país se encuentra en una verdadera
Emergencia Forestal: entre 1998 y 2002 desaparecieron
781.930 hectáreas, pero en los últimos
cuatro años, el proceso se acentuó
y los desmontes arrasaron con 1.108.669 hectáreas,
lo que equivale a 280.000 hectáreas
por año, o 821 hectáreas de
bosques por día, es decir, 34 hectáreas
por hora. La mayor parte de los desmontes
se producen en el norte del país por
el avance de la agricultura, sobre todo soja.