06 noviembre 2007
Ciudad de México, México — La
tragedia que viven Tabasco y Chiapas es política,
más que ambiental. A la falta de políticas
de mitigación
y adaptación ante fenómenos
naturales (no desarrolladas por corrupción,
por negligencia o por incapacidad) hay que
agregar la ausencia de políticas públicas
para proteger adecuadamente los bosques de
Tabasco y Chiapas, lo que ha agravado las
inundaciones.
“La situación de
los bosques en Tabasco contribuyó a
agravar el impacto de las inundaciones. Datos
gubernamentales del Sistema Nacional de Información
Ambiental y de Recursos Naturales de la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
reconocen que Tabasco es uno de los tres estados
que han sufrido mayor transformación
de su cubierta forestal. Una entidad donde
abundaban selvas y bosques ahora tiene el
70% de su superficie destinada a la agricultura
y la ganadería. Tan sólo en
una década (1981-1992) eliminó
casi el 30% en su cobertura vegetal natural”,
explicó Héctor Magallón,
coordinador de la campaña de bosques
de Greenpeace México.
Y es que al perder bosques
por tala, ganadería, agricultura o
cualquier otra razón, provocamos la
erosión y el deslave de suelos pues
toda la materia orgánica de las zonas
altas es arrastrada a los ríos, azolvándolos
y ocasionando que se desborden. En cambio,
una capa vegetal de bosques bien conservada
retiene el suelo con sus raíces, disminuye
la fuerza del agua de lluvia y promueve su
infiltración hacia el subsuelo. De
hecho, tragedias como la del domingo pasado
en Juan Grijalva, donde un cerro se desgajó
sobre la comunidad, también pueden
ser prevenidas con una adecuada política
forestal.
Las consecuencias de este
tipo de fenómenos son más graves
en las regiones con mayor deforestación,
como es el caso de Chiapas, uno de los cuatro
estados más deforestados del país,
y donde se encuentra la zona de captación
de agua de la Cuenca del Río Grijalva-Villahermosa.
Esto ocasiona que el flujo de agua hacia la
parte baja de la cuenca sea mucho mayor.
En este contexto, Greenpeace
hizo un nuevo llamado a los diputados para
que modifiquen el Proyecto de Presupuesto
de Egresos 2008, dado que la actual política
forestal no logrará reducir la tasa
de deforestación en México,
una de las más intensas del planeta,
que ha eliminado la mitad de la superficie
forestal en sólo 50 años.
“De mantenerse la actual
política forestal, se ahondará
la crisis que enfrentan actualmente nuestros
bosques, acelera el cambio climático
y nos hará cada día más
vulnerables. Proteger los bosques es parte
de las políticas de prevención
y mitigación indispensables en nuestro
país para reducir los impactos del
cambio climático. Los legisladores
tienen la oportunidad de revertir esta situación
modificando el Presupuesto 2008, para apoyar
decididamente el manejo forestal comunitario
sustentable”, dijo Magallón.
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Asiste a la Feria Campesina
en defensa del maíz y el frijol
08 noviembre 2007
Ciudad de México, México — Del
8 al 10 de noviembre, cientos de productores
de maíz y frijol de todo el país
participarán en la Feria Nacional Campesina,
en el Zócalo de la Ciudad de México.
La feria, convocada por la campaña
nacional en defensa del maíz, forma
parte de las acciones para reactivar el campo
mexicano y defender la soberanía alimentaria
frente a los riesgos que representa la libre
importación de granos como el maíz
y el frijol y alimentos como la leche en polvo,
que el TLC pretende abrir a partir de enero
del 2008.
Durante la feria habrá
talleres, conferencias, mesas redondas, música,
actividades culturales y puestos de comida
elaborada con productos llevados directamente
del campo para los consumidores, sin intermediarios
y a precios accesibles. Asimismo, se instalará
el tianguis del libro “Para leer con libertad”.
El horario de actividades será de 9:00
a 21:00 horas.
Estas actividades son parte
de la oposición a que el próximo
1 de enero de 2008 entre en vigor la libre
importación de alimentos, sobre todo
de Estados Unidos, según lo establece
el TLC.
"El maíz estadounidense
es barato, forrajero y transgénico,
que en ese país se usa para alimentar
al ganado pero que es de muy mala calidad
y poco recomendable para consumo humano. Esas
semillas competirán con las de origen
mexicano cuya riqueza en variedad genética
es inigualable en el mundo entero, lo cual
pondrá en peligro nuestra biodiversidad
agrícola”, explicó la investigadora
Cristina Barros.
Desde 1982, el gobierno
apostó a la importación de semillas
baratas para satisfacer la demanda interna
en clara afectación de los productores
nacionales. Desde 1994, con la firma del TLC,
se ha golpeado duramente a los campesinos
de México, a sus familias y a sus actividades,
que son base y sustento de nuestra alimentación
e identidad.
“El gobierno federal no
ha cumplido sus promesas de que esta política
alimentaria traería el fin del hambre
de nuestro pueblo; actualmente 20 millones
de mexicanos y mexicanas padecen hambre, a
pesar de que nuestra tierra es rica en recursos.
Esos gobiernos han faltado a su deber en defensa
de los intereses y la soberanía nacionales;
han condenado al olvido a los productores
campesinos y, con ello, a todas y todos los
habitantes de nuestra nación. La libre
importación de alimentos y granos básicos
será un desastre económico,
político, social e incluso cultural
para México”, señaló
Victor Suárez, de Anec.
De consumarse la apertura
del TLC a los granos mexicanos, aumentarán
gravemente los problemas en el campo nacional
al intensificar:
la dependencia alimentaria;
la pérdida de la rentabilidad agropecuaria
por la insultante desventaja de competencia
entre los productores nacionales y los extranjeros;
el abandono generalizado del agro nacional
y, por consiguiente,
la migración (casi 600 mil personas
al año) a las urbes nacionales y
el desempleo en el sector agropecuario, el
cual supera ya los 2 millones de plazas perdidas
desde 1994,
así como un grave riesgo de contaminación
de nuestras 59 variedades de maíz nativo
por la importación de maíz transgénico.
"En Estados Unidos
no existe una política de segregación
de las semillas tradicionales y las transgénicas.
En las importaciones que realiza México
el maíz entra "a granel",
sin mediar ningún tipo de control ni
existir una postura definida en materia de
bioseguridad por parte de las autoridades
competentes, lo cual pone en riesgo de contaminación
al maíz mexicano, ya que nuestro país
es centro de origen del maíz",
señaló Aleira Lara, coordinadora
de la campaña de Agricultura sustentable
y transgénicos de Greenpeace.
Diversas organizaciones
civiles están impulsando la campaña
nacional “Sin maíz no hay país;
sin frijol tampoco; pon a México en
tu boca en defensa de la soberanía
alimentaria y por la reactivación del
campo” y buscan recolectar un millón
de firmas ciudadanas para demandar al Poder
Legislativo que impida la aplicación
del TLC en materia agropecuaria, de la misma
manera que los gobiernos de Canadá
y Estados Unidos lo hicieron por así
convenir a sus intereses con los apartados
forestal, laboral y de transporte terrestre.