02 enero
2008 - DF, México — La apertura del
Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN) para el maíz y el
frijol a partir del 1 de enero es un golpe
tremendo para la soberanía alimentaria
de los mexicanos, ha advertido Greenpeace.
Es urgente que el gobierno mexicano diga claramente
que el maíz y el frijol no formarán
parte de ese acuerdo. México ha suscrito
más de diez convenios internacionales
desde 1994 y en ninguno de ellos se considera
liberar estos productos. Permitir que entren
libremente maíz y frijol extranjeros
a México implica una gran pérdida
económica para los agricultores nacionales.
En 12 años del Tratado
de Libre Comercio se han perdido 2 millones
de empleos rurales, y las importaciones de
alimentos se han elevado hasta ser de más
de 125 mil millones de dólares.
Los productores nacionales
de maíz se han visto obligados a enfrentar
una competencia desleal ante un maíz
forrajero --proveniente de Estados Unidos--
de pésima calidad y además altamente
subsidiado por el gobierno de aquel país,
lo cual ha provocado que la producción
de este grano básico sea insostenible
para los campesinos mexicanos.
Por si esto fuera poco,
la importación de maíz ha causado
graves daños a la biodiversidad, ya
que no es posible distinguir entre el maíz
convencional del transgénico, no se
cuenta con un sistema de etiquetación
que permita identificarlo, y tampoco existe
control alguno para evitar la siembra de estas
semillas.