10 enero 2008 - Londres,
Reino unido — El gobierno laborista británico
acaba de tirar por la ventana la credibilidad
que había acumulado en la lucha contra
el cambio climático al dar luz verde
a la construcción de nuevas centrales
nucleares.
Estas centrales costarán
miles de millones, y traerán reducciones
muy pequeñas de emisiones de carbono
en un plazo demasiado largo. Dejarán
tras de sí un nuevo legado de residuos
radiactivos para las futuras generaciones.
El hecho es que la apuesta
nuclear británica no resolverá
el problema de sus emisiones de CO2 ya que
sólo reducirá un 4% su emisión
de gases de efecto invernadero, después
de 2020. Demasiado poco, demasiado tarde y
demasiado caro.
Mientras la industria nuclear
echa las campanas al vuelo en todo el mundo
por el anuncio del gobierno británico,
se olvida intencionadamente de mencionar que
el 86% del consumo de gas y petróleo
en el Reino Unido no se utilizan para producir
energía eléctrica. De hecho
la incidencia sobre el consumo de petróleo
de estas plantas será nula, ya que
la totalidad del uso de petróleo se
destina al transporte.
Lo que el mundo necesita
para evitar un cambio climático catastrófico
no son más centrales nucleares, sino
una Revolución Energética que
promueva la eficiencia energética,
las energías renovables. En vez de
perder el tiempo y los recursos en promover
la peligrosa energía nuclear, el gobierno
británico debiera promover soluciones
reales, más limpias, más seguras
y disponibles en la actualidad.