01 febrero 2008 - DF, México
— Ante la grave crisis
que enfrenta el campo mexicano, diversas organizaciones
así como artistas, intelectuales, académicos
y ciudadanos en general participaron en la
Gran Marcha Campesina para exigir al gobierno
mexicano que se tomen medidas urgentes para
renegociar el apartado agrícola del
Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN) y para proteger el maíz
producido aquí.
La marcha, que estuvo encabezada
por el Movimiento de Resistencia Campesina
“Francisco Villa”, inició el 18 de
enero en el puente fronterizo de El Chamizal,
en Ciudad Juárez, Chihuahua, y llegó
a la Ciudad de México el día
30 de ese mismo mes, conformada por diversos
contingentes que trajeron hasta la capital
tractores, camionetas, tráilers, caballos,
ganado y bolsas de semilla de maíz
e instructivos para su siembra.
Juntos, todos ellos inundaron el Zócalo
capitalino. Las organizaciones que integran
“Sin maíz no hay país y sin
frijol tampoco, ¡¡pon a México
en tu boca!!” colocaron varias mantas en los
tractores de los diversos contingentes.
Por su parte, activistas
de Greenpeace México desplegaron una
gran manta con el mensaje “¡No a la
importación de maíz trangénico!”.
Además, llevaron banderines y un ojo
gigante para vigilar a los legisladores y
funcionarios, quienes tienen en sus manos
la posibilidad de proteger al campo mexicano.
“Esta gran movilización
refleja la realidad del sector agrícola
desde la entrada en vigor del TLCAN. La eliminación
de aranceles para el maíz y el frijol
desde el 1 de enero de este año, ha
empeorado la situación de quienes producen
nuestros alimentos. Es preciso que el gobierno
mexicano tenga voluntad política para
reactivar y fortalecer a este sector y dejar
de cerrar los ojos ante lo evidente: el campo
mexicano está en una grave crisis económica,
social y ambiental”, explicó Aleira
Lara, coordinadora de la campaña de
agricultura sustentable y transgénicos
de Greenpeace.
Desde 1982, México
abandonó la independencia alimentaria
como prioridad nacional, y con la entrada
en vigor del TLCAN se arrastró al país
a una competencia desigual entre economías
y agriculturas profundamente asimétricas.
Esa situación no puede continuar, y
por ello Greenpeace se sumó a la marcha:
Porque la defensa del campo mexicano nos concierne
a todos. Y nuevamente alzó su voz para
exigir un alto a las importaciones de maíz
transgénico, y demandar que el maíz
quede fuera del TLCAN.
Amigos de la Tierra y Greenpeace
felicitan a Vitoria-Gasteiz por la declaración
de municipio libre de transgénicos
+ Más
Greenpeace denuncia los
graves impactos de la industria de la acuicultura
y demanda prácticas sostenibles
La creciente demanda de
productos acúicolas provoca contaminación
química, invasión de especies
foráneas, abusos de derechos humanos
y sobreexplotación pesquera
28 enero 2008 - Chile — Greenpeace presentó
hoy en la inauguración del Seafood
Summit 2008, la mayor reunión de negocios
de la acuicultura en Barcelona, el informe
“La industria acuícola y de engorde:
un reto de sostenibilidad” en el que resalta
la necesidad de que la acuicultura industrial
abandone sus actuales prácticas destructivas
y avance hacia la sostenibilidad.
El informe fue realizado
por los Laboratorios de Investigación
de Greenpeace en la Universidad de Exeter,
Reino Unido, y ofrece a los grandes vendedores
de productos acúicolas varias referencias
para asegurar que sus productos sean sostenibles.
Greenpeace pide con este reporte el retiro
de los productos que procedan de acuicultura
insostenible.
En Chile, este informe acuícola
es revelado en el marco de un fuerte cuestionamiento
a una de nuestras más importantes industrias,
la del salmón, por sus prácticas
ambientales y sociales. De hecho, hace unos
días el Ministro de Comercio de Noruega
Dag Terjew Andersen de visita en nuestro país,
señaló fuertes críticas
e hizo un llamado a incrementar los estándares
de calidad de nuestra industria salmonera.
Para el Coordinador de Campaña
de Greenpeace Chile, Samuel Leiva, este reporte
tiene la intención de tener un mayor
conocimiento sobre las prácticas insostenibles
de una industria que tiene serios problemas
y ha sido denunciada no sólo en Chile
sino que en otros mercados por contaminación
y derechos humanos.
Dado el continuo declive,
y en algunos casos, crisis de los stocks pesqueros,
la demanda de otras especies como langostino,
salmón, atún, tilapia y otros
peces de acuicultura no cesa de crecer a nivel
mundial. En tan sólo cinco años
el porcentaje de pescado y marisco procedentes
de la acuicultura ha aumentado del 33% al
43% actual.
Para el Coordinador de Campaña
de Greenpeace Chile, Samuel Leiva, este reporte
tiene la intención de desmitificar
y denunciar la insostenibilidad de la industria
internacional y nacional. “Es fundamental
que tanto consumidores como distribuidores
de estos productos conozcan los impactos reales
de la acuicultura y elijan lo que comen y
venden sin necesidad de agotar ni destruir
los recursos del Planeta”.
La organización ambientalista
pide además a los productores que pongan
en marcha las siguientes medidas para hacer
sostenible la acuicultura:
El informe de Greenpeace
muestra los severos impactos ambientales y
sociales de la industria acuicultora, donde
destacan los siguientes;
el uso de peces para la
elaboración de harina y aceite de pescado
para alimentar a muchas de las especies que
se crían y engordan en las granjas
de acuicultura no disminuye la presión
sobre las pesquerías, sino que en muchos
casos la empeora. La cantidad de peces necesaria
para que un salmón engorde un kilo
es de entre 4 y 5 kg. En el caso del atún
rojo, esta cantidad se eleva hasta los 20
kg por cada kilo de pez producido.
contaminación química:
a las jaulas y a los estanques de producción
se añaden una gran cantidad de productos
químicos y de fármacos para
controlar los virus, las bacterias, los hongos
u otros patógenos, poniendo en riesgo
la biodiversidad marina cercana. El uso de
antibióticos supone también
un riesgo potencial para la salud pública,
al favorecer el desarrollo de resistencias.
En el caso del salmón, las últimas
investigaciones apuntan a que la infección
por piojos marinos en las granjas provocará
una disminución del 99% de las poblaciones
locales de salmón rosado en las próximas
cuatro generaciones.
invasión de especies
foráneas: la fuga de especies en un
medio del que no son originarias provoca casi
siempre consecuencias negativas para las especies
autóctonas. Un ejemplo lo encontramos
en la fuga de salmones del Atlántico
en el océano Pacífico, donde
ha desplazado a poblaciones autóctonas
como la trucha arcoiris migratoria de Norteamérica,
al competir con ellas por la comida y el hábitat.
abusos de derechos humanos:
la ubicación de las granjas impide
el acceso a las áreas costeras que,
en muchos casos, son un territorio de uso
común de las comunidades locales. En
el caso de la cría de langostino tropical
en países como Filipinas, Vietnam,
Tailandia, Bangladesh, Ecuador, Honduras o
Brasil, se ha producido el desplazamiento
de comunidades costeras a gran escala, muchas
veces sin compensación económica
y sin recibir a cambio un lugar alternativo
donde poder vivir. En países como Bangladesh,
más de 150 asesinatos están
directamente relacionados con la acuicultura.
destrucción costera:
la ubicación de estas granjas en espacios
costeros de alto valor ambiental provoca un
deterioro irreversible de su riqueza natural,
como en el caso de la destrucción de
bosques costeros de manglar en todo el mundo.
Dada la gravedad de estos
impactos, Greenpeace recomienda a los puntos
de venta que sólo se abastezcan de
productos acuícolas que puedan garantizar
que no provienen de la destrucción.