16 abril 2008 - España
— La explotación forestal de los bosques
boreales de Canadá está agravando
el calentamiento global a través
de la emisión de gases de efecto invernadero
y la reducción del almacenamiento de
carbono, según el informe de Greenpeace
Sube la temperatura: El calentamiento global
y la degradación del bosque boreal
canadiense (1).
Esta situación está haciendo
que también los bosques sean más
susceptibles a los impactos de calentamiento
global como los incendios forestales y el
ataque de plagas, que también acaban
siendo fuentes emisoras de gases de efecto
invernadero.
El informe advierte que
si este ciclo vicioso no se controla, podría
culminar en un repentino y masivo estallido
de gases de efecto invernadero, que podríamos
llamar “bomba climática”.
Los bosques de Canadá
almacenan 186 millones de toneladas de carbón,
lo que equivale a 27 veces la emisión
mundial de combustibles fósiles del
mundo. La destrucción de los bosques
o la quema de las turberas podría liberar
más carbono, causando una subida desastrosa
en las emisiones globales.
El informe se ha realizado
a partir de la información científica
de la pasada década. Y concluye que
las áreas de bosque primario boreal
deberían ser zonas donde no se permitiera
la tala ni otras actividades industriales,
especialmente en las regiones del sureste
por su riqueza biológica.
“La mejor contribución
de Canadá en la lucha contra el cambio
climático es la protección de
lo que queda de los bosques boreales” ha señalado
Christy Ferguson, responsable de la campaña
de bosques de Greenpeace en Canadá.
Sin embargo, si la explotación
forestal continúa fragmentando el bosque,
se liberará CO2, los impactos del calentamiento
global serán más intensos, y
el clima se verá gravemente afectado.
Elizabeth Nelson, investigadora
de la Universidad de Toronto y coautora de
este informe, advierte que la explotación
forestal está causando emisiones de
gases de efecto invernadero una vez que los
árboles han sido retirados. “Alrededor
de dos terceras partes del carbono almacenado
en los bosques boreales se encuentra en los
suelos. Cuando la cobertura forestal desaparece,
el suelo se descompone, liberando dióxido
de carbono a la atmósfera durante los
siguientes meses, años e incluso décadas”,
añade la investigadora.
Una de las conclusiones
del informe es que los bosques primarios boreales
resisten y se recuperan de fuegos, ataques
de plagas y otros impactos mejor que las áreas
fragmentadas. Estos bosques intactos ofrecen
a los árboles, plantas y vida salvaje,
mejores oportunidades para la adaptación
y supervivencia ante el problema del cambio
climático.
“Ya sabíamos que
la explotación forestal en Canadá
ponía en peligro a especies como el
caribú. Ahora hemos descubierto también
que esta actividad colabora con el cambio
climático” ha afirmado Jau Malcolm,
profesor de la Universidad de Toronto de la
Facultad Forestal que revisó el informe.
“Los bosques primarios son esenciales para
mantener la salud del ecosistema en el cambio
climático”.
Otros hechos claves del
informe:
• La explotación forestal de los bosques
boreales de Canadá provoca, aproximadamente,
la liberación de 36 millones de toneladas
de carbono al año, más que el
que emite anualmente el sector de transporte
de pasajeros
• Los incendios forestales en el área
boreal de Norte América se duplicaron
entre 1970 y 11000. Como los incendios son
mayores, frecuentes e intensos, más
y más CO2 se emite en la atmósfera.
• La tala acelera el deshielo del permafrost
(capa helada del suelo). Cuando esta capa
helada se derrite, se emite CO2 y metano (un
gas de efecto invernadero 21 veces más
potente que el dióxido de carbono),
a la atmósfera. Sin embargo, la cobertura
forestal retrasa la fusión del permafrost
en décadas e incluso siglos.
Notas:
El informe completo en inglés
está disponible en www.greenpeace.ca/turninguptheheat.
El resumen ejecutivo en
castellano del informe está disponible
en:
http://www.greenpeace.org/espana/reports/sube-la-temperatura
+ Más
Las organizaciones ecologistas expresan su
preocupación ante la composición
del nuevo Ministerio de Medio Ambiente
16 abril 2008 - España
— Durante la rueda de prensa celebrada hoy
en Madrid, las organizaciones Amigos de la
Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace,
SEO/BirdLife y WWF/Adena han mostrado su preocupación
por el nuevo rumbo del Ministerio de Medio
Ambiente. En primer lugar, las organizaciones
han elogiado la importante labor desarrollada
por Cristina Narbona y su equipo al frente
del anterior Ministerio de Medio Ambiente
y han lamentado que no continúe en
el nuevo ejecutivo, lo que atribuyen a su
firme defensa del medio ambiente y especialmente
a su intento de imponer racionalidad a la
política de agua y de costas.
Dada la crítica situación
ambiental que sufre nuestro planeta y la rápida
pérdida de biodiversidad que padece
nuestro país, así como el aumento
imparable de los gases de efecto invernadero,
las organizaciones ecologistas han mostrado
su profunda decepción por el hecho
de que finalmente el Gobierno no cuente con
una vicepresidencia de sostenibilidad, tal
y como habían pedido al Presidente
del Gobierno, algo que consideran imprescindible
para garantizar la coherencia de las diferentes
políticas (infraestructuras, energía
o transportes) y el tan anunciado giro hacia
un desarrollo sostenible.
Las organizaciones han anunciado
los principales temas ambientales que centrarán
su atención:
• En el ámbito del cambio climático,
las organizaciones consideran que el gran
reto del Ministerio es cumplir el protocolo
de Kioto, ya que España supera en la
actualidad en más de un 50% los niveles
de emisiones de gases de efecto invernadero
respecto a 11000. Con especial atención
se seguirá el anunciado cierre progresivo
de las centrales nucleares, que debería
comenzar en 2008 por el cierre de la central
de Santa María de Garoña (Burgos).
• Respecto a las infraestructuras, las organizaciones
han señalado que será vital
el papel del Ministerio en el control adecuado
del desarrollo del Plan Estratégico
de Infraestructuras de Transporte (PEIT).
• Especial atención se prestará
a la política de gestión de
aguas en todo el territorio, para que no se
desarrollen trasvases ni grandes infraestructuras
hidráulicas.
• Sobre la gestión de costas y mares,
las asociaciones han demandado la aplicación
de la Estrategia para la Sostenibilidad de
la Costa que presentó el anterior equipo
del Ministerio y la introducción de
criterios ambientales en la gestión
pesquera. También han demandado, como
primera medida, la demolición del hotel
ilegal de El Algarrobico en el Parque Natural
Cabo de Gata-Níjar.
• En el campo de los cultivos transgénicos,
han demandado al nuevo Ministerio que se oponga
a ellos y dé un cambio radical en la
política llevada hasta ahora desde
Agricultura, que ha apoyado el aumento de
la superficie cultivada y el cultivo de nuevas
variedades.
También han destacado
que para que este nuevo ministerio sea creíble
es imprescindible que se produzca la “fusión”
de ambos ministerios y no la “absorción”
por parte del de Agricultura, lo que daría
al traste con los avances conseguidos hasta
ahora, supondría un grave retroceso
y daría la razón a los sectores
más reaccionarios dentro del gobierno
que siguen considerando que la defensa del
medio ambiente no es el camino, sino un obstáculo
en el desarrollo del país, especialmente
en tiempos de crisis económica.
Las organizaciones ecologistas
han recordado los obstáculos planteados
por el anterior Ministerio de Agricultura
en asuntos clave para el medio ambiente y
sus posiciones siempre a favor de los sectores
de la agricultura y la pesca más intensivos
y productivistas. Ejemplo de ello ha sido
el bloqueo a la reforma de la Ley de Aguas
y a fijar un precio real para el agua, el
apoyo a los cultivos sedientos y de regadío,
la aprobación de nuevas variedades
de cultivos transgénicos, la defensa
de los sectores pesqueros con mayor impacto
ambiental y al aumento de las capturas por
encima de las recomendaciones científicas,
o la ralentización de los avances en
protección del medio marino.
Por último, las organizaciones
ecologistas han exigido que se mantengan las
cuotas de participación pública
y social conseguidas hasta ahora.