15 mayo 2008 - Machu Pichu,
Lima, Perú — Greenpeace denunció
hoy en Machu Pichu el impacto que generará
en la región la producción a
gran escala de biocombustibles orientada a
abastecer el mercado internacional. En el
marco de la Cumbre de Presidentes de América
Latina, el Caribe y la Unión Europea,
Greenpeace instó a los gobiernos a
adoptar estrictos criterios de sustentabilidad
en la producción de biocombustibles.
Machu Picchu, Lima (Perú)
y Buenos Aires. 15 de mayo de 2008. En anticipación
a la V Cumbre de America Latina, el Caribe
y la Unión Europea (V ALC-UE) que se
desarrollará a partir de mañana
en Lima, Perú, Greenpeace denunció
el peligro que la producción a gran
escala de biocombustibles entraña para
la región.
Con un cartel gigante con
la leyenda “Peligro: Biocombustibles. Salvemos
los bosques para salvar el clima”, desplegado
en las ruinas de Machu Picchu, Greenpeace
señaló el impacto que los biocombustibles
tendrán sobre los bosques nativos de
America Latina y en el aumento de los precios
de los alimentos.
“La producción de
biocombustibles está siendo impulsada
por los gobiernos de los países industrializados
como una “solución rápida” para
el problema de emisiones de gases de efecto
invernadero (GEI), pero lo que están
generando son más problemas que soluciones.
Si lo que realmente queremos es proteger el
clima, necesitamos proteger los últimos
bosques nativos que quedan”, señaló
María Eugenia Testa, de la Unidad Política
de Greenpeace Argentina.
La acción de Greenpeace
en las ruinas de Machu Pichu fue realizada
por un grupo de activistas integrado por ciudadanos
chilenos, argentinos, colombianos, australianos
y alemanes. La policía peruana demoró
a tres activistas luego de que realizaran
la acción de despliegue del cartel
sobre las ruinas.
A pesar de las advertencias
de investigaciones científicas y de
las denuncias de importantes organismos internacionales
acerca de la clara amenaza que los biocombustibles
representan para los bosques y para la seguridad
alimentaria, muchos gobiernos de la unión
Europea y América Latina siguen impulsando
y promoviendo la producción a gran
escala de biocombustibles. “Los patrones de
producción de biocombustibles hoy día
están poniendo en peligro la subsistencia
de las poblaciones más pobres del mundo
al influir sobre los precios de los alimentos”,
sentenció Testa.
“Por otro lado, la extensión
de cultivos tales como el maíz, la
soja, la colza o la caña de azúcar,
destinados a la producción de biocombustibles,
influye también en las tierras agrícolas
disponibles y provocando la destrucción,
directa e indirecta, de ecosistemas naturales,
como las selvas y bosques tropicales”, afirmó.
La reglamentación
europea estipula un corte obligatorio de los
combustibles usados en el transporte con un
5,75% de biocombustibles para el 2010 y del
20% para el 2020.
“Europa ha establecido un
corte que excede su capacidad de producción,
por lo que se procura que los países
de América Latina se conviertan en
proveedores dentro del mercado internacional,
poniendo en peligro su patrimonio natural”
sostuvo Juan Carlos Villalonga, Director Político
de Greenpeace Argentina. “Por eso, hoy es
imprescindible que los presidentes reunidos
en Lima establezcan criterios comunes para
ambas regiones de sostenibilidad a la hora
de producir biocombustibles.”
Mediante un documento acerca
de los criterios que deben aplicarse en el
uso de la bioenergía, la organización
ambientalista pide a los líderes reunidos
en Lima que se reconozca la necesidad de adoptar
criterios de sustentabilidad para la producción
de biocombustibles. Esta tarea incluye: lograr
una reducción positiva y considerable
de los gases de efecto invernadero (GEI) de
al menos 60%; no degradar directa o indirectamente
bosques naturales ni otros ecosistemas y no
amenazar la seguridad alimentaria local, en
especial la de los países en vías
de desarrollo entre otros.
En la actualidad, la deforestación
a nivel mundial sigue aumentando a una tasa
alarmante: desaparecen más de 13 millones
de hectáreas al año. La región
de América Latina y el caribe aún
dispone de abundantes recursos forestales
pero alcanza uno de los niveles de deforestación
más preocupantes: de 11000 a 2005 perdió
alrededor de 64 millones de hectáreas
de bosques.