Greenpeace
y la CMC Barcelona reclaman una prohibición
total de las bombas de racimo. Más
de 160 personalidades del mundo de la cultura
apoyan la petición de las ONG
19 mayo 2008 - Madrid /
Dublín, España — Hoy comienza
la Conferencia Diplomática de Dublín.
Hasta el 30 de mayo más de 100 Gobiernos,
entre ellos el español, negociarán
en esta ciudad un Tratado Internacional de
prohibición de las bombas de racimo.
Allí están presentes también
representantes de la sociedad civil y supervivientes
de este tipo de armas, que reclaman una prohibición
total, sin excepciones ni retrasos. La CMC
Barcelona (Comissió Catalana d’Ajuda
al Refugiat, Fundació per la Pau, Justícia
i Pau y Moviment per la Pau) y Greenpeace,
participan activamente en esta cumbre.
En febrero de 2007 comenzó en Noruega
el denominado Proceso de Oslo, que pretende
lograr un Tratado Internacional de prohibición
de este tipo de armamento. El paso decisivo
de este proceso ha arrancado hoy en Dublín.
Algunos países como Francia, Reino
Unido o Alemania, participan en la conferencia
con la intención de lograr un tratado
con excepciones, que permitiría que
algunas bombas de racimo sigan estando permitidas
a pesar del Tratado. Pero la sociedad civil
reclama un Tratado integral, que signifique
una estigmatización de este tipo de
armamento igual que el que, hace 10 años,
se logró para las minas antipersonales.
“Esta es una ocasión
decisiva para lograr eliminar unas armas que
causan daños inaceptables a las prohibiciones
civiles allí donde se utilizan. Las
excepciones no son aceptables porque no hay
bombas de racimo buenas. En cada lugar donde
se han utilizado han demostrado ser letales
para los civiles”, -ha declarado Mabel González,
responsable de la campaña de Desarme
de Greenpeace. “Es importante que el 30 de
mayo tengamos un tratado sin excepciones ni
lagunas jurídicas y de aplicación
inmediata” -ha añadido Eugeni Barquero
de la Fundació per la Pau.
El Gobierno español
ha venido manteniendo en este proceso una
posición ambigua. Por un lado dice
situar las consideraciones humanitarias en
primer lugar, pero, por otro, se muestra partidario
de exceptuar ciertos tipos de armas. Se trata
de aquellas que, supuestamente, tienen mecanismos
de auto-desactivación que hacen que
las municiones que quedan esparcidas no tengan
dispositivo explosivo. Y que, casualmente,
coinciden con las que fabrica al menos una
de las empresas españolas. Greenpeace
y la Coalición contra las Bombas de
Racimo de Barcelona (CMC) creen que esto no
es aceptable. “Incluso aunque esa tasa de
error mínima se lograra, esto sería
en condiciones de laboratorio, que no son
iguales que las condiciones de combate. En
éstas influyen la climatología,
el tipo de suelo sobre el que se lancen, los
errores humanos… Todos los casos donde se
han utilizado muestran que esa mínima
tasa de error nunca se ha logrado y, además,
seguirían matando a civiles durante
los bombardeos”, ha afirmado María
Josep Parés, del Moviment per la Pau.
Greenpeace y la CMC Barcelona
reclaman al Gobierno que se sume a un Tratado
sin excepciones, y que ponga las necesidades
de las víctimas por delante de los
intereses de las empresas. Además,
debe poner en marcha iniciativas nacionales
en este sentido, dando así cumplimiento
a la disposición adicional V a la Ley
de Comercio Exterior de Material de Defensa
y de Doble Uso, que plantea la prohibición
de todas las bombas de racimo.
Más de 160 personalidades
del mundo de la cultura nos han apoyado en
esta petición. El manifiesto contra
las bombas de racimo ha sido firmado por escritores
como Javier Moro, Maruja Torres, Rosa Montero,
Rosa Regás o Manuel Rivas; periodistas
y fotógrafos como Gervasio Sánchez,
Iñaki Gabilondo, Mara Torres y Javier
Bauluz; personas del mundo del cine y la música
como Alejandro Sanz, Carmelo Gómez,
Lucía Jiménez... y figuras internacionales
del deporte como el nadador David Meca. También
lo ha firmado el premio Nobel de la Paz Adolfo
Pérez Esquivel, y numerosas personalidades
relacionadas con la Universidad, además
de centros y organizaciones de paz, derechos
humanos, desarrollo, comercio justo, medio
ambiente… El manifiesto también ha
recibido ya el apoyo de casi 7.000 personas
a través de la web.
“El Gobierno español
no puede hacer oídos sordos a este
clamor. Le reclamamos, al igual que todos
los Gobiernos presentes en Dublín,
una posición clara que debe ser de
apoyo a la prohibición total”, -ha
asegurado Jordi Calvo, responsable de proyectos
de Justicia i Pau.
NOTAS
El manifiesto y la lista
completa de firmantes puede ser consultada
en
http://www.greenpeace.org/espana/reports/firmantes-del-manifiesto-stop
Cualquier persona que lo
desee puede añadir su firma en
https://colabora2.greenpeace.es/informate/index_desarme.php
Las bombas de racimo son
bombas “contenedor” que cuando son lanzadas
se abren en el aire, soltando –en función
del modelo- entre decenas y cientos de submuniciones
explosivas. Son bombas de efecto indiscriminado,
que afectan a amplias áreas de territorio,
y tienen desproporcionados efectos sobre la
población civil. La matan durante los
bombardeos, ya que no distinguen entre objetivos
civiles y militares, y mucho tiempo después
de que un conflicto haya terminado. Entre
un 5% y un 30% de las submuniciones no explotan
en el momento del impacto, y quedan dispersas
por el terreno actuando durante largo tiempo
como minas antipersonales. Se han usado en
todos los grandes conflictos desde los años
sesenta: de Vietnam, Laos y Camboya hasta
Afganistán, Kosovo, Irak y Líbano.
Un 98% de sus víctimas son civiles,
especialmente niños, que las cogen
atraídos por sus colores brillantes.
España es un país
donde dos empresas, Expal e Instalaza, fabrican
bombas de racimo. La falta de transparencia
en el comercio de armamentos hace imposible
saber a dónde se venden. Pero sí
se conoce que el ejército español
es uno de los clientes y que tiene un arsenal
de este tipo de armas con al menos tres modelos.
+ Más
Jóvenes españoles
viajan a Bonn para pedir un futuro para el
planeta
9ª conferencia del Convenio de Diversidad
Biológica
19 mayo 2008 - Madrid, España
— Cuatro miembros de la Red de Jóvenes
en Acción de Greenpeace viajaron hasta
Bonn (Alemania) el pasado miércoles
15 de mayo con el objetivo de participar en
la reunión del Convenio de Diversidad
Biológica (CBD). Lucía Arenas
Pérez, de Córdoba, Mar Quiñonero
Coloma, de Barcelona, Leo Casasola Aignesberg,
de Almería, y Christine Bezic Alpeñéz,
de Valencia, con edades de entre 17 y 19 años,
se han unido a jóvenes de otros paises
europeos y Brasil para manifestar ante los
gobiernos del mundo que desean vivir en un
planeta con ríos, lagos, montañas,
mares y bosques que conserven su biodiversidad
natural . Los jóvenes quieren que los
gobiernos del mundo cumplan su compromiso
de acabar con la desaparición de especies
en el planeta.
Convocados por Greenpeace,
desde finales de la semana pasada se han sucedido
diversas actividades, incluidas una gran demostración
lúdica en una plaza próxima
al lugar donde se celebra la conferencia de
la CBD. Se espera que dos jóvenes españoles
puedan ser recibidos hoy por miembros de la
delegación del Ministerio de Medio
Ambiente español.
Los cuatro jóvenes
que han viajado a Bonn han colaborado activamente
en los campamentos que Greenpeace celebra
desde hace varios veranos, y forman parte
de la Red de Jóvenes en Acción
de Greenpeace. Por este motivo, Lucía,
Mar, Leo y Christine están altamente
concienciados de la necesidad de cuidar el
medio ambiente.
“A las generaciones que
vienen no les gusta el panorama que les vamos
a dejar y exigen a los políticos menos
palabras y más hechos” -ha señalado
Eva Saldaña, coordinadora de la Red
de Jóvenes en Acción de Greenpeace.
“Los miembros de la Red de Jóvenes
de Greenpeace quieren que los políticos
dejen de hablar y se pongan ya a tomar decisiones
que aseguren el mantenimiento de la diversidad
biológica”
En las semanas previas a
la Conferencia de la CBD, la Red de Jóvenes
de Greenpeace han realizado diversos actos,
como el que hicieron el pasado 27 de abril
en Madrid cuando instalaron una “casa de la
deforestación” para alertar a los ciudadanos
del problema de la pérdida de bosques
a través de nuestros actos cotidianos.
También han recogido firmas para pedir
una ley que prohíba la entrada de madera
ilegal en la Unión Europea.
“Los jóvenes han
hecho algo más que pedir un cambio;
han empezado a cambiar ellos mismos” -ha señalado
Eva Saldaña.
La 9ª reunión
de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica
se celebra actualmente en Bonn (Alemania)
y durará hasta el próximo día
30 de mayo, cuando finalizará el segmento
ministerial, donde no está previsto
que acuda la nueva Ministra de Medio Ambiente,
Dª Elena Espinosa.