Su
acuerdo a puerta cerrada pone en peligro los
objetivos de la Comisión Europea
10 junio 2008 - España
— El precio del petróleo sube sin cesar
pero Europa no planta cara a la industria
automovilística más derrochadora
Greenpeace entregó la semana pasada
al Presidente saliente del Consejo de la UE,
el esloveno Janez Janša, las firmas que había
recaudado en los últimos dos meses,
como símbolo de la preocupación
de los ciudadanos europeos, por el impacto
negativo que para el clima tendría
un posible acuerdo entre la Canciller alemana
Merkel y el Presidente francés Sarkozy,
en paralelo a la legislación que se
está discutiendo en el Parlamento Europeo
sobre emisiones de gases de efecto invernadero
de los automóviles.
El acuerdo entre los dos
mayores productores europeos de vehículos,
finalmente se materializó ayer después
de meses de negociaciones bilaterales en las
que, una vez más, han ganado los intereses
de la industria alemana mientras el clima
ha salido perdiendo. A cambio de un objetivo
muy débil a largo plazo y de un éxito
político para la presidencia de la
UE francesa (1), Merkel ha desvirtuado el
contenido de la legislación, en favor
de la industria alemana y en contra de toda
consideración medioambiental.
Greenpeace pide al Parlamento
Europeo y al Consejo de la Unión Europea
que se declaren abiertamente en contra de
cualquier esfuerzo por parte de Alemania y
Francia para debilitar el proceso de la UE
sobre el problema de las emisiones de CO2
de los coches. La UE debe plantear una acción
rápida frente al cambio climático,
que sea coherente con las declaraciones de
sus instituciones.
Mientras Europa sufre los
efectos del aumento desenfrenado del precio
del petróleo, Greenpeace recuerda que
la verdadera y única solución
es apostar por un futuro libre de petróleo.
El primer paso es apostar por aprovechar el
potencial de ahorro y eficiencia en los turismos.
Hoy se celebra la cumbre
EEUU-UE, en la cual uno de los puntos clave
a tratar es la independencia energética
con respecto al petróleo. Si Europa
quisiera de verdad poner en marcha medidas
para salvar el clima y al mismo tiempo apostar
por esta independencia, debería defender
una legislación de reducción
de las emisiones de los nuevos coches hasta
una media de 120 gramos de CO2/km para 2012.
Esto debe ir acompañado por unas sanciones
fuertes (150€ por gramo de CO2 adicional en
cada una de las unidades vendidas) y de un
objetivo a largo plazo de 80 gramos de CO2/km
para 2020.
España, durante el
pasado Consejo Europeo de Ministros de Medio
Ambiente, ha demostrado una posición
muy cercana a Alemania, abogando por un retraso
de la entrada en vigor de los objetivos y
de las sanciones, así como por no establecer
un objetivo concreto para 2020. “Es inaceptable
que España defienda los intereses de
la industria automovilística más
contaminante cuando Zapatero ha declarado
que el cambio climático es una de sus
mayores prioridades”, ha declarado Sara Pizzinato,
responsable de la campaña de Transporte
de Greenpeace.
Desde hace 17 años
los fabricantes de turismos han conseguido
presionar a los gobiernos para que no les
obligaran a reducir las emisiones de CO2 de
sus productos. A pesar de que se comprometieron
a reducir de forma voluntaria las emisiones
de los nuevos vehículos a 140 g de
CO2/km para 2008, en 2006 todavía la
media de los nuevos vehículos se estimaba
en 160 g de CO2.
La industria automovilística
sigue jugando un doble papel: por un lado
presiona a los políticos europeos para
que se retrase y debilite lo más posible
la legislación que les obligará
a reducir sus emisiones de CO2 y por otro
inundan el mercado de anuncios de modelos
“ecológicos” o versiones “ecológicas”
de los modelos de siempre. No es una casualidad
que la media de las emisiones de los modelos
expuestos en la pasada Feria Internacional
del Automóvil de Madrid fuera de 187
g de CO2/km (2); la industria tiene la tecnología
para reducir emisiones pero sigue más
interesada en vender coches cada vez más
contaminantes.
“Los anuncios de 'coches
verdes' no son más que una cortina
de humo para esconder la fuerte apuesta de
la industria por los vehículos más
potentes y más derrochadores” ha declarado
Pizzinato. “Los ciudadanos tenemos derecho
a que nuestros representantes políticos
defiendan los intereses de todos frente a
los de la industria”.
+ Más
Juega con Greenpeace a ser
el campeón de la publicidad engañosa
de coches
los ciudadanos pueden parodiar las campañas
publicitarias mentirosas de los fabricantes
de automóviles
11 junio 2008 - Madrid,
España — Greenpeace publica hoy la
página web en la que los usuarios pueden
votar el anuncio televisivo de turismos más
engañoso y ponerse en contacto con
los presidentes de los grandes grupos automovilísticos
para mandarles su propio anuncio “diseñado”
gracias a esta web. Esta página web
interactiva tiene como objetivo pedir a los
fabricantes de automóviles que dejen
de entorpecer los intentos de la Unión
Europea (UE) para reducir el impacto del transporte
privado sobre el clima.
“Sus campañas publicitarias tan agresivas
nos hacen creer que están haciendo
todo lo posible para reducir el impacto de
los vehículos sobre el clima pero mienten
a los ciudadanos preocupados por el medio
ambiente” -ha declarado Sara Pizzinato, responsable
de la campaña de Transporte de Greenpeace.
Hoy en día la industria
automovilística presume de productos
“eco” sólo porque resulta actractivo
para el público, pero se queda en un
simple lavado de imagen. Para los fabricantes
de turismos, el cambio climático no
es nada más que una oportunidad de
marketing. Detrás de este cambio de
fachada, en realidad, están ejerciendo
toda la presión posible para minar
la regulación, que la Unión
Europea debería adoptar este año,
dirigida a reducir las emisiones de CO2 de
los nuevos turismos a 120 g/km.
Marketing verde, nada más
que fachada...
Promover en plena jungla un 4x4 reservado
al uso “por la ciudad” como hace Volkswagen
con su modelo Tiguan o jactarse de “emisiones
cero” como se atreve a afirmar Toyota en un
anuncio institucional (a pesar de que la marca
Lexus, con sus modelos de 4x4, pertenezca
a Toyota)...; abundan los casos de anuncios
mentirosos y los ejemplos de “lavado de imagen
verde”.
Los fabricantes de automóviles
apuntan cada vez más por modelos más
pesados (15% más en los últimos
10 años) y más potentes (28%
más en el mismo periodo).
En la pasada Feria Internacional
del Automóvil de Madrid los modelos
que las diferentes marcas promovieron tenían
unas emisiones de CO2 medias de 187 g/km,
muy por encima del objetivo voluntario que
la industria automovilística contrajo,
hace diez años, para reducir las emisiones
medias de los vehículos vendidos en
Europa para 2008 (140 g/km).
Juega a ser publicitario
en http://coches.greenpeace.es/home
“Lanzamos esta forma interactiva
y lúdica de “ciberacción” porque
seguro que los ciudadanos desean opinar y
denunciar las mentiras escandalosas de la
publicidad y del marketing verde de los coches.
Con anuncios verdes falsos no se salvará
el planeta”, ha declarado Pizzinato.
Los coches y el clima
El problema: en Europa, el sector del transporte
es el único que mantiene un constante
aumento de sus emisiones de CO2 desde 11000
(+26%). Sólo los coches particulares
ya son responsables del 12% de las emisiones
de gases de efecto invernadero. En España,
la situación no es mejor: el transporte
genera ya casi un cuarto de las emisiones
y es la segunda fuente de contaminación.
Desde 11000 a 2005 estas emisiones se han
incrementado un 83%.
Para cumplir con los objetivos
del Protocolo de Kioto, la UE debe reducir
sus emisiones un 8% entre 2008 y 2012, con
respecto a los niveles de 11000. Por ahora,
después de quince años, tan
sólo se han conseguido disminuir un
2%. Es el momento definitivo de reducir las
emisiones de CO2 de los coches.
La solución: hace
falta una regulación europea ambiciosa.
Para estar a la altura del desafío
climático, la UE debe dotarse de una
normativa sobre las emisiones de los coches
nuevos que comprenda:
• La obligación de limitar las emisiones
medias de CO2 a 120 gramos por km desde hoy
a 2012 y a 80 gramos por km para 2020;
• Un reparto del esfuerzo entre los diferentes
fabricantes basado en el criterio del área
superficial proyectada sobre el suelo (es
decir, la superficie entre las cuatro ruedas
de un vehículo) y no en el peso;
• La puesta en marcha inmediata de un sistema
disuasivo de sanciones: 150 euros por cada
gramo de CO2 suplementario para cada vehículo
vendido que no cumpla con la norma;
• Un límite máximo de emisiones
para cada vehículo de acuerdo con el
criterio del área superficial (además
del límite global para la flota de
cada fabricante).
“En lugar de hacer anuncios,
los fabricantes de coches deberían
asumir su responsabilidad frente al cambio
climático” -ha concluido Pizzinato.
+ Más
El CSN pierde toda su credibilidad
La Presidenta del CSN reconoce que la radiactividad
recogida ya es más de 1.100 veces superior
a lo incialmente reconocido
12 junio 2008 - España
— Martínez Ten ha admitido que la radiactividad
de algunas de las partículas encontradas
podría superar el límite anual
de radiación permitido para el público.
Greenpeace considera que el Consejo de Seguridad
Nuclear (CSN),organismo regulador supuestamente
independiente que vigila el funcionamiento
del parque nuclear español, ha perdido
toda su poca credibilidad tras la comparecencia
de su Presidenta hoy en el Congreso de los
Diputados.
Carmen Martínez Ten,
Presidenta del CSN, ha acusado a los grupos
antinucleares de alertar a la población
y de exagerar la importancia del accidente
para desvirtuar la atención sobre la
falta de datos que todavía existe acerca
del accidente de la central nuclear Ascó-I
(Tarragona), en un intento ridículo
de evitar asumir responsabilidades.
Sin embargo, el CSN ya ha
tenido que reconocer 1.106 veces más
cantidad de radiactividad de la inicialmente
aceptada en abril y ha afirmado que seguirán
buscando, y casi seguro encontrando, más
partículas. Ha reconocido también
que algunas de las partículas radiactivas
encontradas son tal altamente radiactivas
que por sí solas serían capaces
de producir una superación del límite
anual de dosis de radiación permitida
para el público.
La organización ecologista
denuncia que todavía se desconoce la
cifra total de radiactividad liberada en el
escape, el inventario detallado de las partículas
encontradas (en el que se especifique la radiactividad
de cada una), y el protocolo seguido durante
la realización de los análisis
radiológicos, entre otras muchas cosas.
“Estos datos demuestran
la obsesión minimizadora del CSN y
su afán por defender a la central nuclear.
Si fue un incidente sin importancia y sin
impacto en el medio ambiente, ¿por
qué lo ocultaron durante varios meses?”
-ha añadido Carlos Bravo, responsable
de la campaña Nuclear de Greenpeace.
“Si la cantidad de radiactividad emitida no
es alarmante, ¿por qué paran
la central tres semanas para limpiarla?”
+ Más
Greenpeace denuncia ante
la Comisión Europea los trasplantes
de posidonia en el mediterráneo
La CE no está haciendo un seguimiento
adecuado de los trasplantes de posidonia,
una práctica que no cuenta con el aval
de la comunidad científica.
13 junio 2008 - España
— La creciente presión humana sobre
la costa mediterránea, desde el desarrollo
urbano al cambio climático, debería
llevar pareja una protección efectiva
de las praderas submarinas de posidonia. A
pesar de que las praderas que forma esta planta
son un hábitat prioritario en la Unión
Europea y que cada país debería
garantizar su protección, son numerosos
los casos que están contribuyendo a
la desaparición de estos bosques submarinos.
La UE, teóricamente, sólo puede
permitir la destrucción de praderas
de posidonia para garantizar la seguridad
pública y la salud humana. Pero ejemplos
como la eliminación de grandes extensiones
de estos bosques submarinos para la construcción
de puertos como el de San Adriano en Calvià
(Mallorca) o el de Luis Campomanes en Altea
(Alicante) son comunes en todas las costas
del Mediterráneo.
En el caso de que finalmente
se construya una infraestructura sobre la
posidonia -y según el artículo
6 de la Directiva Hábitats de la UE-,
el estado miembro deberá tomar cuantas
medidas sean necesarias para garantizar la
protección del medio marino. Estas
prácticas, denominadas “medidas compensatorias”,
consisten en reubicar las praderas en un lugar
diferente.
“Existe el riesgo de usar
la compensación como pretexto para
seguir permitiendo un proyecto de urbanismo
destructivo, engañar a los ciudadanos
y limpiar la conciencia de los gestores”,
ha asegurado Pilar Marcos, responsable de
la campaña de Costas de Greenpeace.
“La UE debería tener claro que no hay
compensación real por la destrucción
de una pradera de Posidonia oceanica y que
la pérdida de estos hábitats
es irreversible”, subraya Marcos.
La gran mayoría de
la comunidad científica no avala el
éxito de los trasplantes por el complicado
manejo de esta especie y porque los experimentos
realizados siempre han sido a escala muy pequeña
y no son trasladables a superficies mayores.
De hecho, el Ministerio de Medio Ambiente
francés sólo autoriza los trasplantes
de posidonia para su investigación
científica.
“Considerar esta práctica
como una medida compensatoria es un peligroso
cuchillo de doble filo en la legislación
de la UE. Siguiendo el ejemplo de Francia,
el resto de países de la UE, debe dejar
de considerar los trasplantes como una medida
compensatoria y posicionarse públicamente
en contra de esta práctica” concluye
Marcos.
El informe de Greenpeace
“La destrucción legalizada de Posidonia
oceanica, pradera submarina del Mediterraneo
en el ámbito de la UE” está
disponible en http://www.greenpeace.org/espana/reports/trasplante-letal