02
Dec 2008 - La ONU ha declarado oficialmente
el 2009 como Año Internacional del
Gorila. Esta iniciativa, promovida por el
Programa para el Medioambiente (PNUMA) y por
la Convención para las Especies Migratorias
(CMS) de Naciones Unidas, pretende mejorar
el hábitat de este primate y contribuir
al desarrollo de las poblaciones que viven
en su entorno.
Tres de cada cuatro tipos
de gorilas africanos están incluidos
en la lista de especies en grave riesgo de
extinción de la Unión para la
Conservación de la Naturaleza (IUCN).
La población de los
gorilas de montaña en la República
Democrática del Congo, Ruanda y Uganda
se cifra en 700 ejemplares, mientras que son
300 los supervivientes de la especie "cross
river" que quedan en Camerún y
Nigeria.
Naciones Unidas apostará
por un mayor fomento del turismo en las zonas
en las que viven los gorilas, con el fin de
propiciar el desarrollo económico de
sus habitantes y evitar la caza indiscriminada
de los grandes primates, cuya carne se vende
a un alto precio en los mercados.
Un gran paso adelante en
la protección de esta especie ha sido
la firma, en junio de 2008, del Acuerdo sobre
la Conservación del Gorila y sus Hábitats.
El pacto sienta las bases legales y obliga
por primera vez a los gobiernos africanos
a trabajar de forma conjunta para combatir
las amenazas que ponen en peligro la supervivencia
del gorila en este continente. Entre las medidas
aprobadas se pactó colaboración
y el endurecimiento legal de la lucha contra
el furtivismo.
Por su parte, WWF integra
el Programa Internacional para la Conservación
del Gorila (IGCP) junto con la Fundación
Africana para la Naturaleza (African Wildlife
Foundation) y la organización Fauna
y Flora Internacional. El trabajo se centra
en la conservación del gorila de montaña
y ha tenido grandes éxitos en el aumento
de la población de esta especie en
el área de los volcanes de Virunga.
+ Más
Greenpeace y WWF exigen
la retirada del plan “Polígono industrial
de las Aletas”
03 Dec 2008 - Greenpeace
y WWF exigen tanto a la Junta de Andalucía
como al Ministerio de Medio Ambiente la retirada
inmediata del Plan Especial de Interés
Supramunicipal del Área de Actividades
Logísticas, Empresariales, Tecnológicas,
Ambientales y de servicios de la bahía
de Cádiz “Las Aletas” de Puerto Real,
Cádiz.
Las organizaciones ecologistas
han detectado numerosas irregularidades, como
la decisión de desnaturalización
y urbanización del terreno costero
público, tomada por el Consejo de Ministros
en abril de 2007, ya que vulnera los artículos
32 y 47 de la Ley de Costas, que indican que
sólo se puede reservar este dominio
para fines que sean competencia del Estado
y no de la Junta de Andalucía como
es la industria, y cuando se trate de actividades
que, por su naturaleza, únicamente
puedan localizarse en la costa, lo que no
es obviamente el caso.
Además, en opinión
de los grupos ecologistas, la decisión
de trasformación de uso del suelo debió
ser sometida a evaluación ambiental
estratégica, como exige la Ley 9/2006,
lo que ha motivado que WWF interpusiera una
demanda ante el Tribunal Supremo y recientemente
ha solicitado que se plantee cuestión
prejudicial al Tribunal de Luxemburgo.
Juan Carlos del Olmo, secretario
general de WWF España, ha asegurado
que “es un fraude que la Ley de Costas, creada
para la protección del dominio público
marítimo–terrestre, sea utilizada para
su desnaturalización, desafección
y privatización”.
Por su parte, Juan López
de Uralde, director de Greenpeace España
“este polígono está destinado
a actividades privadas y tiene como único
objetivo criterios estrictamente económicos
que vulneran gravemente el medio ambiente,
por lo que nos encontramos ante una aplicación
arbitraria de la Ley”.
De las 527 hectáreas
que abarca el plan, 287 son suelos declarados
de dominio público marítimo-terrestre
que, según la Constitución española
y la Ley 22/1988 de Costas, deben gozar de
máxima protección. La decisión
es menos comprensible si cabe, teniendo en
cuenta que en la zona existen suelos ya degradados
más apropiados para la localización
de industrias altamente contaminantes, como
la metalurgia o la fabricación de caucho
que degradarían notablemente este espacio.