Greenpeace
lamenta que el Parlamento Europeo haya aprobado
un paquete de medidas sobre clima y energía
tan debilitado respecto a su propuesta inicial
- 17 diciembre 2008 - Madrid, España
— El plenario del Parlamento Europeo, en su
votación de esta mañana en Estrasburgo,
ha apoyado un conjunto de propuestas sobre
clima y energía que quedan muy lejos
de lo que es necesario para evitar los peores
efectos del cambio climático y reducir
la dependencia de los combustibles fósiles.
“El Parlamento Europeo ha
dado hoy una muestra más de la falta
de liderazgo de la UE en materia de clima,
mostrando una clara falta de coraje para apoyar
ni siquiera el más mínimo cambio
o enmienda que mejorara los compromisos a
los que llegaron los líderes europeos
el pasado viernes. Europa había prometido
liderar la lucha contra el cambio climático
pero, hasta el momento, sólo nos ha
conducido a un acuerdo de mínimos que
no nos acerca ni a la mitad del camino que
debemos recorrer para salvar el clima” ha
declarado Aida Vila, responsable de la campaña
de cambio climático y energía
de Greenpeace.
Greenpeace considera que
la reunión de los líderes europeos
de la semana pasada en Bruselas debilitó
considerablemente la propuesta original de
la Comisión Europea respecto al paquete
de medidas sobre clima y energía, doblegándose
a las presiones del lobby industrial y priorizando
los intereses a corto plazo de algunos Estados
Miembros.
Concretamente, las medidas
referidas a clima, del mencionado paquete,
están plagadas de exenciones que amenazan
la viabilidad de alcanzar el -más que
débil- objetivo de reducción
del 20% de las emisiones e ignora el principio
de quien contamina paga, al prever el otorgamiento
gratuito de gran número de derechos
de emisión a la industria que más
emisiones genera.
“El, tan anunciado, objetivo
de reducción de emisiones del 20% acordado
en la UE es claramente insuficiente y no llega
al mínimo establecido en los informes
de los expertos de Naciones Unidas. Estamos
en un momento decisivo en la lucha contra
el cambio climático, por lo que Greenpeace
considera necesario que Europa se comprometa,
por lo menos, a la reducción del 30
%”, ha añadido Vila.
Los miembros del Parlamento
Europeo han adoptado, también, una
legislación muy poco ambiciosa en relación
con la reducción de emisiones de CO2
derivadas de los coches. Los objetivos originarios
de reducción y las multas previstas
para los casos de incumplimiento se han visto
fuertemente debilitados a causa de las presiones
ejercidas por la industria automovilística,
a lo que debe añadirse el hecho de
que dicha legislación no va a entrar
en vigor hasta 2015, tres años después
de la fecha originalmente prevista.
El único elemento
claramente positivo del paquete está
relacionado con la vertiente energética,
en la que la Unión Europea se ha comprometido
al objetivo común de alcanzar un 20%
de generación mediante energías
renovables para 2020.
Según Greenpeace,
el paquete de medidas sobre energía
y clima de la UE, tal como se ha aprobado
hoy, no puede servir de base a la posición
europea en las negociaciones internacionales
que van a desarrollarse en 2009 para alcanzar
un acuerdo a finales de año en Copenhague,
por lo que demandan que la posición
de la UE sea mejorada urgentemente.
+ Más
Greenpeace pide que las
tarifas eléctricas sean mayores para
quienes más energía gastan
Alargar la vida de las nucleares
a cambio de reducir el “déficit tarifario”
sería un chantaje inaceptable - 18
diciembre 2008 - España — Greenpeace
ha pedido en el Consejo Consultivo de Electricidad
(1) que las tarifas eléctricas sean
verdaderamente progresivas, de forma que paguen
más quienes más energía
gasten, y que se ponga en marcha una negociación
transparente y abierta para que desaparezca
cuanto antes el déficit tarifario,
sin chantajes como la pretensión de
las eléctricas de conseguir alargar
la vida de las nucleares.
Tarifas progresivas para
promover la eficiencia
Aunque el sistema de tarifas
propuesto por el Gobierno incluye cierto grado
de progresividad, ya que la subida de tarifas
es proporcionalmente mayor para los consumidores
de mayor potencia contratada, Greenpeace pide
que las tarifas se gradúen en función
de la energía realmente consumida,
de forma que sean proporcionalmente mayores
para quienes más energía gastan,
pues una cosa es la potencia contratada y
otra distinta el consumo real de energía.
"Hay que penalizar
los derroches, ya que la generación
de electricidad es la mayor fuente de emisión
de CO2. Es injusto que paguen lo mismo por
un kilovatio-hora quienes hacen un uso moderado
y eficiente de la electricidad que quienes
la malgastan", ha declarado José
Luis García Ortega, responsable de
la campaña de Cambio Climático
y Energía de Greenpeace España.
Aunque las tarifas incluyen
un recargo cuando el consumo supere los 500
kWh mensuales (pero sólo hasta 15 kW
contratados), Greenpeace propone establecer
recargos crecientes en tramos de 100 kWh mensuales
para todas las tarifas. La problemática
social que pueda darse con aquellos suministros
que superen esos niveles pero que correspondan
a un número alto de personas por contrato,
deben resolverse a través del IRPF,
no mediante una subvención en la tarifa
eléctrica. Además, la propuesta
del Gobierno no incentiva el ahorro energético,
ya que establece las mismas tarifas (mismo
término de potencia y mismo término
de energía) para todos los consumidores
domésticos (a excepción de la
"Tarifa social" o los de menos de
1 kW contratado), y lo mismo hace con todas
las PYMEs entre sí, y además
baja el término de potencia a las PYMEs
con más potencia contratada.
Acabar con el déficit
tarifario sin chantajes
El problema más grave
de las tarifas actuales no es la subida (que
equivale a poco más de un euro al mes
para el consumidor doméstico medio
y poco más de cuatro euros para el
total de consumidores en baja tensión),
es el insostenible déficit tarifario,
una bola de nieve que no para de crecer. El
déficit proviene de una política
absurda de fijar las tarifas eléctricas
por debajo del coste de la electricidad en
el mercado. Esta medida, aunque parezca beneficiar
a los consumidores, realmente les perjudica
de forma grave, porque:
- Los consumidores acumulan
una deuda cada vez mayor, y quedan obligados
a pagar, con intereses, el déficit
de cada año durante los 15 años
siguientes. En las tarifas de 2009 se destinarán
1.689.624.000 € a pagar déficit de
años anteriores.
- Los consumidores, engañados
por unos precios políticos de la electricidad
más bajos de lo que son realmente,
gastan más energía de la que
gastarían si supiesen el verdadero
coste. Esa energía vendida de más
sólo beneficia a las compañías
eléctricas (que acabarán cobrando
aunque sea más tarde) y a los bancos
que eventualmente compren la deuda. Con este
sistema se encubre y favorece el derroche
de energía.
- Los consumidores se ven
privados de ejercer su derecho a elegir suministrador
(y por tanto no pueden elegir el origen de
la electricidad que compran), ya que ningún
comercializador puede competir con los precios
políticos de las tarifas (no pueden
comprar energía cara en el mercado
para venderla barata a los consumidores).
Según cálculos
de la CNE, para que no se produjese más
déficit las tarifas deberían
subir alrededor de un 30%, pero como ningún
gobierno se atreve a aplicar esa subida de
golpe para nivelar el error acumulado por
los gobiernos anteriores, Greenpeace exige
una solución negociada y transparente
entre todos los miembros representados en
el Consejo Consultivo de Electricidad para
acabar cuanto antes con el déficit.
Lo que hace falta es una estrategia clara
que marque los plazos y la senda a seguir.
Greenpeace se opone rotundamente
a falsas "soluciones" al déficit
de tarifa, como la pretensión de sacar
de la tarifa y llevar a los presupuestos generales
del Estado las primas a las renovables y la
cogeneración, o el posible alargamiento
de vida de las nucleares como moneda de cambio
pactada a escondidas entre el Ministerio y
las eléctricas. El déficit no
ha sido producido por las tecnologías
renovables y la razón por la que reciben
primas es que sustituyen a otras tecnologías
sucias de alto coste ambiental, por lo que
es lógico que sean los consumidores
de electricidad los que paguen lo que cuesta
producirla, no los contribuyentes. Greenpeace
considera un engaño a los ciudadanos,
además de ilegal, el que el Ministerio
de Industria pretenda utilizar el alargamiento
de vida de las centrales nucleares como moneda
de cambio en las negociaciones que mantiene
con las eléctricas para buscar una
solución al déficit de tarifa,
lo que supondría de facto un incumplimiento
del compromiso del Gobierno socialista de
cerrar las centrales nucleares.
Para aliviar el coste total
de la electricidad, Greenpeace pide eliminar
de las tarifas de 2009 todas las subvenciones
a las energías sucias, como: los 93
millones de euros de primas al carbón
nacional; los 71 millones de euros para la
gestión de residuos radiactivos; los
65 millones de euros de la central térmica
de Elcogas; o los 3 millones de euros por
la antigua moratoria nuclear.
Respecto a la partida destinada
a planes para realizar la limpieza de la vegetación
de los márgenes por donde discurren
las líneas eléctricas de distribución,
Greenpeace propone que para cobrar ese dinero
se exija que la vegetación retirada
se aproveche energéticamente como biomasa.
En cuanto a la capacidad
de intercambio comercial de las interconexiones
con Francia y Portugal, Greenpeace propone
que se dé prioridad a la electricidad
procedente de fuentes renovables.
NOTA:
(1) El Consejo Consultivo
de Electricidad es un órgano consultivo
de la Comisión Nacional de Energía,
en el que Greenpeace representa a las organizaciones
de defensa del medio ambiente. La Comisión
tiene que emitir un informe preceptivo antes
de que el Gobierno pueda aprobar las tarifas,
y para ello es también preceptivo que
oiga la opinión del Consejo Consultivo.