22 abril 2010 - DF, México
— El 22 de abril de cada año se conmemora
el Día Internacional de la Madre Tierra.
Dado el deterioro al que hemos
arrastrado a nuestro planeta, se trata de
un día que nos permite tomar conciencia
sobre nuestro entorno, nuestra relación
con los recursos naturales y nuestros hábitos
a favor de un modelo de vida más sustentable.
Ser ciudadanos ambientalmente
responsables no es asunto de un sólo
día, pero esta efeméride nos
da un excelente pretexto para recordar que
la problemática ambiental que aqueja
al planeta es tal que nos encontramos en un
momento y ante un reto sin precedente. Resolverlo
requiere que todos actuemos.
En este 2010 y en este día
no hay nada para festejar: el planeta y sus
ecosistemas están siendo víctimas
de un constante deterioro, y sus habitantes:
plantas, animales y humanos, estamos enfrentando
las consecuencias.
He aquí algunos datos
sobre la crisis ambiental mundial:
?Más de 17 mil especies
en el mundo están en peligro de extinción.
?Anualmente se pierden 13 millones de hectáreas
de bosques principalmente en países
como Brasil e Indonesia y México contribuye
con la pérdida de 500 mil ha de bosques
cada año.
?La desertificación afecta a una quinta
parte de la población mundial, en especial
a los países del África subsahariana
y Asia Central. En México, un 97 por
ciento del territorio es susceptible, de grado
moderado a alto, a la desertificación
y la sequía.
?Los océanos y la vida que albergan
están amenazados por la pesca excesiva,
el cambio climático, la disminución
de la capa de ozono y la contaminación.
El 52% de los recursos pesqueros a nivel mundial
se encuentra plenamente explotado, lo que
significa que han alcanzado o están
muy cerca de su nivel máximo de producción
sostenible.
?Aproximadamente el 20 por ciento de los arrecifes
de coral del mundo se han perdido y un 20
por ciento adicional están degradados
y aproximadamente el 35 por ciento de la superficie
de manglares se ha perdido en las últimas
décadas del siglo XX.
?El cambio climático se ha constituido
en la mayor amenaza para la vida tal como
la conocemos y se ve agravado por la suma
de muchas otras problemáticas como
la deforestación, la excesiva emisión
de gases de efecto invernadero a la atmósfera
y la incapacidad de los políticos para
llegar a un acuerdo que nos permita resolverlo.
Dado que el panorama no es muy alentador y
tenemos el tiempo el contra, es importante
que pasemos a la acción. No tenemos
tiempo para la depresión, la derrota,
la indiferencia o el escepticismo.
Desde lo individual te invitamos
a usar menos el auto, a hacer un consumo responsable
de agua, de energía y de los recursos
naturales en general; a generar menos basura
y a exigir a los gobiernos, a los políticos
y los legisladores que promuevan y apliquen
políticas que realmente ayudan a salvar
a la Tierra: diversificar la matriz energética
con un impulso a las energías renovables;
buscar la cero deforestación para el
2020 y destinar al menos el 1% de Producto
Interno Bruto (PIB) a acciones de adaptación
y mitigación al cambio climático.
Tú haces la diferencia. Eres tú
quien puede darle un vuelco a la historia
de degradación en que hemos sumido
al planeta.... ¿Aceptas este desafío?
+ Más
¡Que este Día
de la Tierra nos mueva a todos!
Los derrames... una razón
más para dejar los combustibles fósiles
26 abril 2010 - DF, México — No es
la primera vez que sucede. Las plataformas
petroleras situadas en el Golfo de México
han sido fuente de muchas explosiones y derrames
de petróleo y sus derivados. A corto
plazo los derrames de petróleo degradan
los ecosistemas; dañan la vida silvestre,
especialmente aves y mamíferos marinos;
contaminan la cadena alimenticia y afectan
a las pesquerías locales. A largo plazo,
pueden modificar algunos ecosistema –marinos
y terrestres- reduciendo la diversidad de
especies marinas.
La explosión y consecuente
derrame de petróleo de la plataforma
Deepwater Horizon, de la empresa British Petroleum
(BP), ocurrido el pasado 22 de abril, aún
no ha sido debidamente medida en su alcance
e impactos. No obstante, en la medida que
la mancha de aceite vaya creciendo y se extienda
por el Golfo, el riesgo de generar un impacto
severo a largo plazo aumenta. Hasta ahora,
se han derramado alrededor de 100 mil litros
de crudo por día, lo que ya está
amenazando ecosistemas costeros como humedales
y hábitats marinos, así como
numerosas especies en peligro de extinción
o amenazadas que viven en el Golfo de México.
A su de por sí situación de
riesgo, tortugas marinas y 6 especies de ballenas
ahora también están siendo acechadas
por este derrame.
En el Golfo de México
no es extraño este tipo de catástrofe.
En 1979 la plataforma Ixtoc I, de Pemex, explotó
derramando 532 millones de litros de petróleo.
En 2005, los huracanes Katrina y Rita provocaron
serios daños e incluso hundimiento
de plataformas marinas con derrames consecuentes.
Si hay algo que los derrames
nos han enseñado es que no podemos
limpiarlos. A lo mucho, se puede tratar de
recuperar lo vertido. Incluso en las mejores
condiciones, sólo se recupera entre
15 y 20 por ciento del petróleo derramado
en el océano. Además, los “dispersores”
químicos empleados en estas labores
exacerban el problema ambiental, ya que dividen
la mancha de aceite en pequeñas partículas
sólidas que van a parar al fondo del
mar.
La única forma de evitar este tipo
de desastres en el futuro, y prevenir un cambio
climático catastrófico, es cambiar
el patrón de producción, distribución
y consumo de energía. Esto es, abandonar
progresiva pero rápidamente la dependencia
hacia el uso de los combustibles fósiles
como el petróleo, y aprovechar masivamente
las fuentes renovables de energía.
México debe tomar en cuenta lo sucedido
en el Golfo y pronunciarse a favor de balancear
inmediatamente la matriz energética
del país hacia una mayor incorporación
de las fuentes solar, geotérmica, hidráulica
en pequeña escala y eólica,
de tal manera que lleguen a totalizar el 49
por ciento de la capacidad instalada para
el año 2030. Naturalmente, Estados
Unidos también tiene que actuar en
esa dirección, a pesar de todo su lobby
petrolero.
El accidente de la Deepwater Horizon nos muestra
una vez más que la industria petrolera
representa un riesgo sustancial a los ecosistemas
locales y regionales, donde sea que opere,
además de contribuir al cambio climático
global.