Reportaje - noviembre 25,
2010 - Los políticos
del mundo que asistirán a la décimo
sexta conferencia de Naciones Unidas sobre
cambio climático en Cancún,
Quintana Roo (COP 16), deben actuar con firmeza
y sin titubeos para lograr progresos significativos
que hagan posible avanzar hacia un acuerdo
global que salve el clima, señaló
Greenpeace a cuatro días de que inicie
la cumbre del clima.
Petróleo = Cambio
Climático, es el claro mensaje a todos
los países del mundo que se reunirán
en COP 16.
La organización ambientalista señaló
que las áreas clave que deben atenderse
para evitar el aumento desmedido de las emisiones
de gases de efecto invernadero (GEI) son,
entre otras: deforestación, metas ambiciosas
para la reducción de emisiones y financiación
de las acciones de mitigación y adaptación
al cambio climático, ya que año
con año, los daños por los impactos
de fenómenos meteorológicos
son cada vez mayores.
Desde la cumbre de Bali
en 2007, los políticos han dado muy
pocos pasos para llegar a un acuerdo que salve
al clima: mientras ellos discuten y frenan
iniciativas que obliguen a una reducción
ambiciosa de emisiones globales de GEI, en
diferentes partes del mundo se incrementa
la vulnerabilidad de la población ante
los impactos de la crisis climática.
Por ejemplo, durante 2010 México ha
vivido fuertes inundaciones en por lo menos
11 estados, donde el saldo fue superior a
los 14 billones de pesos y hubo más
de 1 millón 500 mil daminificados,
por lo menos hasta la primera quincena de
octubre de este año; rebasando toda
expectativa del gobierno mexicano para atender
los daños.
Si los gobiernos del mundo
quieren evitar peores impactos a los que ha
dejado este año el cambio climático,
las emisiones globales deben alcanzar su pico
en 2015, para llevarlas lo más cercano
a cero para mediados de siglo.
Es claro que la mayoría
de los países desarrollados prefieren
dar prioridad a los intereses de las grandes
compañías petroleras y de carbón,
que generan más emisones de GEI y aumento
de la tempreatura del planeta, antes que defender
los intereses comunes de la gente. Lamentablemente
esta lógica se repite en países
como el nuestro, donde la política
energética de los próximos 14
años sigue anclada a la extracción
y uso de combustibles fósiles, lo que
nos llevará a acelerar el cambio climático.
Si bien las expectativas
de lograr un acuerdo global justo, ambicioso
y obligatorio son menores a las que había
en 2009, Cancún debe resultar en avances
concretos que hagan realidad dicho acuerdo
lo más rápido posible. Para
que el fracaso no se repita dichos cimientos
deben incluir (no necesariamente limitarse
a):
•una decisión sobre
la meta a alcanzar en materia del aumento
de la temperatura global a largo plazo, que
considere estabilizarlo los más abajo
posible de los 2ºC, a revisarse en 2015
y que reconozca que un aumento de 1.5ºC
podría traducirse en daños irreparables
y de gran magnitud.
•el reconocimiento formal de que las reducciones
prometidas el año pasado en Copenhague
no son suficientes para detener al cambio
climático (existe una brecha de las
gigatoneladas que se promete reducir y las
que los países están dispuestos
a lograr) (ver tabla), como tampoco lo son
las políticas energéticas predominantes.
•el establecimiento de un nuevo fondo financiero
para el clima dentro de la Convención
Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático
y el diseño del proceso para que en
la COP-17 se vuelva realmente operativo.
•el reconocimiento de la necesidad de contar
con fuentes de financiamiento innovadoras
y de largo plazo (independiente de los presupuestos
nacionales) para sufragar los costos de la
mitigación y la adaptación.
•el establecimiento de un marco que proteja
a los bosques y selvas de la deforestación
e incluya salvaguardas básicas que
beneficien y respeten los derechos de las
comunidades indígenas y locales así
como la biodiversidad.
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¿Pueden o no?
Reportaje - noviembre 29,
2010 - Los gobiernos del mundo están
frente a la oportunidad de demostrar si quieren
y pueden establecer un verdadero liderazgo
para salvar el clima durante la décimosexta
conferencia de Naciones Unidas sobre cambio
climático (COP 16), ahora, la incógnita
es si serán capaces de hacerlo.
Greenpeace elevó
un globo aeroestático con el mensaje:
Rescaten el clima (en inglés), en Chichen
Itza, Mérida.
Durante el inicio de la reunión Greenpeace
instó a los gobiernos reunidos en Cancún
a tomar algunas de las decisiones positivas
y necesarias para avanzar en la construcción
de un acuerdo sólido independientemente
de la postura de Estados Unidos.
"¿El mundo debe
seguir esperando a Estados Unidos o los gobiernos
deben dar un paso adelante y asumir el liderazgo
necesario para frenar el cambio climático?
En estos momentos urge la creación
de un régimen internacional fuerte,
independientemente de cómo y cuando
vaya a participar Estados Unidos", explicó
Gustavo Ampugnani, coordinador de la campaña
de clima de Greenpeace México.
El argumento de que Estados
Unidos es un gran emisor de gases de efecto
invernadero (GEI), y que por ello debe ser
parte de un acuerdo global, se ha convertido
en una excusa para la inacción por
parte de otros gobiernos. Incluso China podría
asumir este liderazgo, totalmente ausente
en los países desarrollados.
Por su parte, la Unión
Europea ya está por alcanzar su objetivo
climático (insuficiente para frenar
el calentamiento climático), por lo
que le sería posible dar un salto cualitativo
hacia el objetivo firme de reducción
de emisiones de 30 por ciento para el año
2020, lo que sin duda también sería
una clara muestra de interés en resolver
este problema y asumir el liderazgo hacia
ese rumbo.
"Es hora de que la
Unión Europea deje de esconderse detrás
de Estados Unidos y se convierta en un bloque
de países líderes. Igualmente,
China debe dejar de responder a los intentos
de Estados Unidos de provocar una pelea pública
-una táctica que le funciona muy bien
para distraer la atención del hecho
de que puede aportar muy poco a la mesa",
agregó Ampugnani.
El presidente estadounidense
Barack Obama ha reconocido que la legislación
de su país no es favorable para promover
un cambio en la forma de generar energía
y en la reducción de emisiones y se
enfrenta a un Congreso donde muchos de los
miembros no aceptan la ciencia del clima,
debido a que están comprometidos con
los intereses de la industria petrolera, y
por tanto, no llaman a la acción para
revertir los efectos del cambio climático.
Por lo anterior, la cumbre
de Cancún se presenta como una oportunidad
y una opción para los gobiernos para
dejar de lado, por el momento, la discusión
con Estados Unidos y seguir adelante para
aprovechar los beneficios de un desarrollo
limpio y la creación de un futuro que
esté a salvo de los estragos del cambio
climático.