El aeropuerto de Cancún
ha sido un hervidero este fin de semana, vuelos
procedentes de todo el mundo han llevado hasta
aquí a negociadores de los diferentes
estados, a grupos de científicos, a
representantes del
sector empresarial, a gente de los sindicatos,
a miembros de las ONG, etc.
Todos con el objetivo común de asistir
a la COP16. Se trata de una reunión
necesaria e importante porque, pese al fracaso
de la cumbre de Copenhague, el problema que
se trata en este foro sigue existiendo y cada
vez es más urgente actuar.
Tras el fracaso de la COP15,
todo son interrogantes: ¿algún
país va a dar muestras de querer aumentar
sus compromisos de reducción de emisiones
hasta alcanzar los límites recomendados
por los científicos para evitar un
aumento de la temperatura global de 2ºC?
¿seguirán las desavenencias
respecto a la necesidad de firmar un segundo
compromiso del Protocolo de Kioto? ¿se
establecerán las bases de un fondo
global que gestione las aportaciones que los
países industrializados deben hacer
llegar a los países en desarrollo?
No tengo la respuesta a
ninguna de estas preguntas, sólo las
delegaciones saben como afrontan esta reunión,
pero sí quiero recordarles que no se
trata sólo del clima. La cumbre de
Cancún es la oportunidad de los Gobiernos
de elegir entre seguir anclados en un sistema
energético y económico anacrónico
y peligroso o liderar el avance hacia la economía
verde, la única posible en un futuro
cercano.
El cambio climático
no espera a nadie y seguir “mareando la perdiz”
en Cancún, esperando a que Estados
Unidos se libre de la influencia del Tea Party
y pueda asumir compromisos de reducción
de emisiones ambiciosos es asumir serios impactos
del cambio climático en todo el mundo
y cargar con la muerte de millones de personas
en la conciencia.
India acaba de presentar
una propuesta muy constructiva en la que asume
su responsabilidad y se compromete a hacer
su parte del esfuerzo con independencia de
la posición estadounidense y potencias
como la Unión Europea o China deben
hacer lo mismo.
No pueden dejar a sus ciudadanos
y sectores productivos desprotegidos ante
el cambio climático y deben buscar
elementos de consenso para pasar a la acción
conjuntamente. La UE es el más claro
ejemplo de la efectividad de las renovables
y China ha demostrado su voluntad de liderar
la carrera hacia un futuro verde, además
ambas potencias representan, conjuntamente,
un altísimo porcentaje de las emisiones,
la industria y la población mundial,
por eso un paso adelante conjunto podría
ser tan valioso.
La UE debe buscar en China al aliado en esta
negociación e intentar construir un
régimen internacional, basado en las
responsabilidades comunes pero diferenciadas,
empezando por poner sobre la mesa el compromiso
de reducción de emisiones del 30% para
2020.
Se lo pide el clima, pero
también la economía. Los beneficios
derivados del 30% han sido reseñados
por instituciones europeas como la Comisión
o el Parlamento y varios países y empresas
de la UE consideran que es un paso estratégico
que hay que dar cuanto antes. Entre estas
empresas están, por ejemplo, Acciona,
Abengoa o Bodegas Torres, todas ellas clave
en el tejido económico español
y todas ellas deseosas de que el gobierno
español apoye abiertamente el compromiso
europeo de reducción de emisiones del
30% para 2020.
Es momento de que Zapatero
demuestre su que su compromiso con el clima
y con el empleo verde manifestado en el G20
hace unas semanas no son palabras vacías.
Estamos a las puertas de otra cumbre climática,
todo está por hacer y todo es posible,
pero lo único que no podemos permitirnos
es seguir sin hacer nada.
+ Más
Buenas noticias en la costa
asturiana, ¿aplausos?
Son demasiadas veces las
que desde Greenpeace alertamos sobre planes
urbanísticos en la costa desmesurados
y destructores del territorio, pero hoy queremos
compartir una buena noticia. En el mundo del
urbanismo alguna vez pasan cosas como éstas,
aunque por desgracia no son la mayoría
de las veces. Aunque la normativa ambiental
prima sobre la ordenación urbanística,
la excepcionalidad de estos casos positivos
en el litoral merecen un aplauso. Un aplauso
entre interrogaciones porque no debería
ser una celebración ni un reconocimiento
el básico cumplimiento de la Ley por
parte de la Administración Pública.
Allá por el año
2008 presentábamos alegaciones al Plan
General de Ordenación Urbana de Gozón
(Asturias) que por segunda vez consecutiva
el Ayuntamiento pretendía aprobar a
pesar de ser un plan que afectaba a Espacios
Naturales Protegidos y que pretendía
construir, entre otras barbaridades, un campo
de golf con una gran urbanización anexa
al más puro estilo de los resorts del
Mediterráneo. Dentro de las irregularidades
del Plan depredador de este Ayuntamiento ni
se identificaban ni se valoraban adecuadamente
los impactos ambientales recogidos en un breve
y sospechosamente benevolente del Informe
de Sostenibilidad Ambiental.
Y de nuevo, por segunda
vez, la Comisión de Urbanismo y Ordenación
del Territorio de Asturias (CUOTA) ha tumbado
el Plan, echando por tierra la intención
de desarrollar promociones inmobiliarias en
varios núcleos rurales del municipio,
muchos de ellos en zonas próximas al
mar. La CUOTA apunta a que el Ayuntamiento
de Gozón califica como urbanizables
suelos protegidos por el Plan de Ordenación
del Litoral Asturiano (POLA). Además
alude a que algunas de las propuestas inmobiliarias
supondrían “crecimientos extensos no
justificados” y que “proponen un modelo de
edificación indiscriminada y extensa
en suelo no urbanizable”.
Aunque el Alcalde, Salvador
Fernández del PP, ha anunciado que
pretende sacar adelante el campo de golf de
Verdicio presentando un plan especial, de
ninguna manera podrá hacerlo sin modificar
el PGOU, por mucho que quiera favorecer a
intereses privados y a la especulación.
Hoy desde Greenpeace celebramos
este éxito, pero sin duda el gran aplauso
lo enviamos a Barcelona, a nuestra amiga y
abogada voluntaria Carmen, abogada urbanística
voluntaria que nos ayudó a elaborar
las alegaciones del plan, porque gracias a
su buen hacer jurídico, hoy este Plan
Urbanístico ha sido rechazado.