El ciclo de vida del
carbón genera desechos que representan
múltiples peligros para la salud y
el medio ambiente que están costando
anualmente a la sociedad estadounidense un
promedio de medio billón de dólares,
revela un avance del estudio “Análisis
del costo total del ciclo de vida del carbón”.
Zoom El barco de Greenpeace,
Arctic Sunrise, visita Nueva York como parte
de la gira "Un futuro libre de carbón".
Elaborado por Paul Epstein, director del Centro
para la salud y el medio ambiente global de
la escuela de medicina de la Universidad de
Harvard y un grupo de once colaboradores,
el estudio examina los múltiples impactos
ambientales y sanitarios del carbón
desde su extracción, transporte y combustión
dentro de centrales térmicas, hasta
las emisiones contaminantes que de él
se desprenden.
Los impactos económicos
encontrados son daños atribuidos a
cambio climático; daños a la
salud pública por óxidos de
nitrógeno (NOx), dióxido de
azufre (SO2), y partículas menores
a 2.5 micrómetros de tamaño
(PM2.5) y emisiones de mercurio; decesos relacionados
con accidentes en vías férreas
durante el transporte de carbón; el
agravado problema de salud pública
en Appalachia, Virginia, por la extracción
de carbón; subsidios por parte del
gobierno; y el valor perdido de terrenos mineros
abandonados.
El artículo también
detalla los factores que no son cuantificables,
por ejemplo: el tiempo laboral perdido por
parte de una madre de familia que tiene que
llevar a su hijo al doctor por ataques de
asma, o el costo por perder a un ser querido.
Cada etapa, apunta el artículo,
genera deshechos que representan múltiples
peligros para la salud y el medio ambiente.
Estos costos son externos a la industria del
carbón es decir, el complejo industrial
carbonero no los está pagando y la
sociedad y el medio ambiente ¡sí!
Medio billón de dólares
no es una cantidad menor especialmente si
tomamos en cuenta que el estudio es apenas
un estimado del costo real del ciclo del carbón
y que muchos de estos costos son, además,
acumulativos.
Contabilizar estos daños
triplica el costo de electricidad por kilo
watt hora (kWh) generado del carbón
haciendo económicamente competitiva
cualquier otra forma de producción
energética como la eólica o
la solar.
La investigación
integra, que será presentada próximamente
en la publicación anual de la Academia
de Ciencias de Nueva York, expone un nuevo
punto de partida para la discusión
sobre nuevas opciones energéticas en
los Estados Unidos. Además de los costos
del ciclo del carbón, la investigación
presenta lo que pasaría si estos costos
“externos” se sumaran al costo de la energía
eléctrica.
Resultado: el costo de la
energía eléctrica en los recibos
de luz se multiplicaría cuatro veces,
elevando la tarifa por kilo-watt de 9 a 27
centavos de dólar.
+ Más
¿Podemos creerle
a la industria carbonera cuando dice que su
carbón es limpio, económico
y abundante?
¡Al fin se les prendió el foco!
Con casi un año de
retraso, 407 diputados de la actual legislatura
en el Congreso de la Unión se decidieron
a votar en favor de la modificación
a la Ley para el Aprovechamiento Sustentable
de la Energía, en la que se plantea
la prohibición de los focos incandescentes
o de bombilla y el impulso de otras fuentes
de iluminación más eficientes.
Activistas de Greenpeace
entregaron en la Cámara de Diputados
pins con la leyenda "Yo voto sí
a la eficiencia energética".
La medida de los legisladores federales llega
dos meses después de que Felipe Calderón
y la Secretaría de Energía anunciaran,
durante la décimo sexta conferencia
de las partes de Naciones Unidas sobre cambio
climático (COP16) en Cancún,
Quintana Roo, la publicación de la
norma oficial mexicana NOM-028-ENER-2010,
que establece plazos para dejar de comercializar
los focos de bombilla.
La cámara de diputados
dilató esta iniciativa varios meses
durante 2010 debido a las fuertes presiones
de la industria de iluminación, que
se mostraba renuente a sacar del mercado los
focos incandescentes. Desde 2009 Greenpeace
había informado a los diputados que
estos focos, que se usaron por varias décadas,
son ineficientes porque sólo 10 por
ciento de su energía se transforma
en iluminación, además de que
contribuyen a la generación de gases
de efecto invernadero. Hoy, después
de dos años de trabajo y de la publicación
de la NOM-028, los legisladores dijeron sí
a esta iniciativa.
Lo positivo de la ley es:
•prohíbe la importación,
distribución y comercialización
de lámparas ineficientes en concordancia
con las normas oficiales mexicanas.
•las lámparas ahorradoras serán
distribuidas por los gobiernos estatales y
municipales para evitar que el cambio sea
utilizado por el gobierno federal con fines
electorales.
•contempla que la Procuraduría Federal
del Consumidor (Profeco) establezca multas
de cien a diez mil veces el salario mínimo
a la persona que fabrique, importe, distribuya
o comercialice dispositivos de iluminación
ineficientes.
La principal carencia de la ley es que no
obliga a las empresas responsables de fabricar
lámparas fluorescentes a realizar un
manejo controlado de residuos como el mercurio,
necesario para el funcionamiento de estas
luminarias. Tampoco hay ningún mandato
que obligue a las empresas e instituciones
gubernamentales a hacerse cargo de la recolección
y confinamiento especial de estos residuos
en todo el país.
La iniciativa fue turnada
al senado de la república el pasado
17 de febrero para ser aprobada este periodo
ordinario de sesiones. De aprobarse, esta
ley representaría un avance importante
para frenar la emisión de gases que
incrementan el cambio climático en
nuestro país... ¿se les prenderá
el foco a los senadores?