La organización ecologista
demanda que su regreso sea definitivo y el
fin para la caza de ballenas
Tras varios días de rumores, hoy el
ministro japonés
de Agricultura, Bosques y Pesca ha hecho pública
la llamada a puerto de la flota ballenera
de la Antártida, lo que supone que
esta temporada de caza de ballenas se la más
corta de la Historia (1). Greenpeace pide
que el Gobierno de Japón ponga fin
a su programa ballenero de la Antártida
de forma definitiva y reabra el caso sobre
la venta ilegal de carne de ballena denunciada
por la organización ecologista.
Las encuestas muestran que
más del 70% de los japoneses no apoya
la caza de ballenas (2). El equipo de Greenpeace
en Japón ha expuesto la corrupción
que, desde hace años, ha ayudado a
mantener el programa de caza comercial de
ballenas, realizada bajo el pretexto de la
investigación científica. Dos
activistas de Greenpeace, Junichi Sato y Toru
Suzuki, fueron declarados culpables después
de demostrar el escándalo de malversación
de carne de ballena (3).
“Este anuncio histórico
confirma la denuncia realizada desde hace
años por Greenpeace: la caza de ballenas
ya no es viable ni con la excusa de fines
comerciales o ni con los supuestos fines “científicos”.
Económicamente es insostenible mantener
a la flota cazando en el Santuario de la Antártida”
ha declarado Celia Ojeda, responsable de océanos
de Greenpeace. “Estos años de masacre
y caza sinsentido han producido un almacenamiento
de carne de 6.000 toneladas, el gasto de billones
de euros procedentes de dinero público
y una cultura de corrupción y escándalos”
La agencia pesquera de Japón
admitió recientemente que cinco de
sus funcionarios, que trabajaron como observadores
de la flota ballenera, habían aceptado
“regalos” de carne de ballena procedentes
de esa “caza científica”.
"La ciudadanía
japonesa no quiere ser alimentado a la fuerza
con carne de ballena o ser obligado a financiar
una industria corrupta con sus impuestos”,
ha declarado Junichi Sato, director de campañas
de Greenpeace Japón. "Greenpeace
ha instado al Gobierno japonés a que
no solo investigue el escándalo de
la carne de ballena que se expuso hace tres
años, sino que también empiece
a tomar medidas reales hacia la protección
de los océanos".
Greenpeace se opone a la
caza de ballenas comercial en todos los océanos
del mundo y trabaja para poner fin a la caza
de ballenas en Japón aumentando la
conciencia pública y destapando la
corrupción de la industria ballenera.
Notas:
(1) Esta temporada, que empezó en diciembre,
ha sido la más corta de la industria.
Normalmente esta flota permanece en la Antártida
desde noviembre hasta abril.
(2) En 2008 Greenpeace Japón
realizó una encuesta preparada por
la Nippon Research Center Ltd. (parte de la
Gallup International Association). Más
información en: http://www.greenpeace.org/international/japanpoll
(3) Los activistas japoneses fueron condenados
a una libertad condicional durante tres años.
Si esta es violada serán encarcelados
durante un año.
+ Más
Greenpeace celebra la decisión
del Ministerio de Medio Ambiente de rechazar
la ampliación del puerto de Tarifa
Greenpeace aplaude la resolución
desfavorable al proyecto de ampliación
del puerto de Tarifa, anunciada hoy por la
Autoridad Portuaria de Algeciras.
La organización ecologista
espera que, tras esta Declaración de
Impacto Ambiental, la Autoridad Portuaria
cese en su intento de destruir el Parque Natural
del Estrecho y que se acepten los argumentos
sociales y ambientales que Greenpeace, junto
con la Asociación Ciudadana Tarifa
Sí, siempre ha defendido.
“Esta decisión es
un hecho histórico, en el que por primera
vez se reconoce el grave impacto ambiental
de una infraestructura portuaria innecesaria
antes de recurrir a los tribunales. Hay alternativas
de sobra en el actual puerto de Algeciras
para no destruir un ecosistema único
en el mundo”, ha declarado Pilar Marcos, responsable
de la campaña de Costas de Greenpeace.
La ampliación del
puerto de Tarifa es innecesaria, y no estaba
justificada económica ni ambientalmente.
El puerto estaba proyectado en una zona en
la que han catalogado más de 1.900
especies, muchas de ellas únicas en
el mundo. Por ello, ha contado desde el principio
con una gran oposición de ciudadanos,
científicos y economistas y se recogieron
más de 4.000 alegaciones en su contra.
Ya en 2009, tras la presentación
de la primera memoria ambiental de la ampliación,
el Ministerio reclamó a la Autoridad
Portuaria que rehiciese el proyecto. Un año
después, presentó un nuevo plan
en el que, para saltarse la normativa ambiental,
buscaban convertir la Declaración de
Impacto Ambiental en una mera formalidad.
Ahora, el proyecto ha sido rechazado en firme.