Este jueves representantes
de las Asociaciones Agrícolas del Norte
de México pidieron la rápida
liberación de más permisos para
siembra piloto de maíz transgénico
en nuestro territorio, en respuesta, los agricultores
indígenas y los pequeños y medianos
productores de maíz que integran la
campaña Sin maíz
no hay país señalaron en un
comunicado de prensa lo siguiente:
Este jueves representantes
de las Asociaciones Agrícolas del Norte
de México pidieron la rápida
liberación de más permisos para
siembra piloto de maíz transgénico
en nuestro territorio, en respuesta, los agricultores
indígenas y los pequeños y medianos
productores de maíz que integran la
campaña Sin maíz no hay país
señalaron en un comunicado de prensa
lo siguiente:
Quienes decimos NO al maíz
transgénico somos más de 3 millones
de productores que sembramos maíz,
lo que suma alrededor de 12.5 millones de
personas que dependemos de su producción,
esto es 55 por ciento de la población
total agropecuaria y 12 por ciento de la población
nacional total. La superficie sembrada equivale
a poco más de la mitad de la superficie
cultivada del país. Del total cultivado,
sólo el 14 por ciento se realiza bajo
riego, en las áreas de mejores tierras,
utilizando insumos industriales y con un destino
comercial. El resto, 86 por ciento, corresponde
a áreas de temporal, fundamentalmente
a cargo de pequeños y medianos agricultores
campesinos, que cultivan tanto para el autoconsumo,
como para los mercados a nivel local, regional
y nacional.
En tanto, quienes demandan hoy la siembra
de maíz transgéncio en fase
piloto y comercial son un puñado de
terratenientes, quienes han acaparado en las
últimas décadas las tierras
campesinas y los recursos públicos:
subsidios, créditos e inversión
pública. Poco les ha importado que
se encarezcan los alimentos, ellos han priorizado
sus ganancias, como en 2007 cuando en plena
crisis alimentaria y alza del precio de la
tortilla mandaron al exterior el maíz
que producen con ayuda de nuestros impuestos.
Es falso que el maíz
transgénico pueda resolver la demanda
nacional industrial de maíz amarillo
o paliar la escasez o altos precios del maíz
blanco, causados por la pérdida casi
total de las siembras de maíz de Sinaloa.
El maíz transgénico en el largo
plazo no garantiza mayores rendimientos ni
abate costos, ni reduce el uso de agrotóxicos.
La competitividad del maíz norteamericano
no se debe al uso de semillas transgénicas
sino a los altos subsidios que el gobierno
norteamericano brinda a sus agricultores.
El gobierno federal y estos rentistas, terratenientes
del norte que viven del subsidio público
y de las dádivas de las corporaciones
como Monsanto, deben por una vez asumirse
plenamente como mexicanos, este es un momento
de definición: o protegemos a México
como centro de origen y de diversificación
continúa del maíz en todo su
territorio o le entregamos en charola de plata
nuestra riqueza genética a las transnacionales.
La Comisión Nacional
de Biodiversidad, (CONABIO) dio a conocer
el viernes pasado un relevante estudio que
claramente dice “Liberar maíz genéticamente
modificado a nivel piloto o comercial creará
riesgos a la diversidad genética del
maíz que de manera inmediata tendrán
costos institucionales de respuesta y gestión”.
Es evidente que ni el Secretario
de Agricultura y menos el de Medio Ambiente
han considerado estas opiniones. Por el contrario,
desprecian y minimizan las opiniones de los
científicos independientes y de aquellos
que aún trabajan en el gobierno bajo
el espíritu de servir a la Nación.
La CONABIO lo dijo: “Liberar
maíz GM en el centro de origen y de
diversidad genética de esta especie,
y dónde aún habitan sus parientes
silvestres, en particular los teocintles,
equivale a tomar riesgos muy elevados para
los recursos genéticos de los maíces
de México.”
Los beneficios serán
únicamente para las empresas y para
los grandes productores rentistas del norte
que se han prestado a seguirles el juego.
Una vez más lo señalamos, son
los pequeños y medianos productores
de maíz –y a más largo plazo
toda la población del país-,
los que nos veremos más afectados por
una decisión que no toma en cuenta
a la mayoría de los mexicanos.
El interés de unos
cuantos productores terratenientes, tecnificados
del norte del país, NO justifica poner
en riesgo la producción de maíz
de la mayoría de los productores de
maíz de México, de la que depende
la alimentación de todo México.
Los grandes productores
rentistas del norte no pueden demandar lo
que es ilegal. Su libertad de elegir no puede
pasar por encima de la propia Ley de Bioseguridad
de Organismos Genéticamente Modificados,
ni del bienestar de la mayoría y del
patrimonio de la actual generación
de los mexicanos y de las futuras generaciones.
Demandamos el restablecimiento
inmediato de la moratoria a la siembra de
maíz transgénico en México,
en cualquiera de sus modalidades y la revocación
inmediata del permiso ilegal concedido a Monsanto
en Tamaulipas.
+ Más
Científicos en defensa
del maíz mexicano
Ante la reciente autorización
de maíz transgénico en fase
piloto –previa a la liberación comercial-
en el estado de Tamaulipas, Científicos
Comprometidos con la Sociedad (UCCS) externaron
su preocupación respecto al riesgo
que corren las poblaciones de maíz
nativo y la soberanía alimentaria del
país.
En este sentido, la M. en
C. Carolina Ureta señaló que
actualmente alrededor de 16 razas nativas
se encuentran distribuidas en el norte y 4
más encontrarán condiciones
favorables en esta área del país
bajo escenarios de cambio climático.
Por lo que el norte del país será
fundamental para la conservación de
cerca de la mitad de las razas de maíz
mexicano a corto y largo plazo. A su vez,
la distribución potencial del conjunto
de variedades nativas abarca todo el país.
Ilustrando lo anterior,
Ureta presentó un mapa de Tamaulipas
que muestra que en este estado se alberga
más del 12 por ciento de las variedades
nativas de maíz, algunas de ellas,
fundamentales para garantizar el abasto de
maíz en años donde fenómenos
como las heladas, acaban con los híbridos.
Los investigadores presentaron
datos recabados por un amplio grupo de expertos
en coordinación con la Comisión
Nacional para el Conocimiento y Uso de la
Biodiversidad (Conabio), que demuestran la
amplia distribución de variedades nativas
de maíz en el norte del país
y explicaron los peligros que éstas
enfrentarán ante la introducción
de maíz transgénico.
Asimismo señalan
que:
•Estudios recientes demuestran
que el maíz nativo existente en el
norte del país será, junto con
la diversidad del maíz nativo del resto
del país, fundamental para afrontar
las condiciones agrícolas extremas
(sequía, altitud, entre otras) que
se acrecentarán con el cambio climático.
•La evidencia científica disponible
sugiere que la coexistencia sin flujo génico
es imposible, pues no se podrá evitar
el cruzamiento entre variedades nativas y
maíz transgénico, si éste
es sembrado a campo abierto.
•En México existen alternativas tecnológicas
no transgénicas para enfrentar la escasez
de maíz y la pérdida de cosechas
por fenómenos ambientales; en contraposición,
los transgénicos actuales no son ni
más resistentes ni más rendidores
y sí ponen en riesgo nuestra soberanía
alimentaria.
Los investigadores externaron
su preocupación por la manera en la
que se otorgó el permiso piloto ya
que no han tenido acceso a los dictámenes
de las Secretarías competentes, “el
acceso a la información en temas tan
importantes para México, que pueden
afectar el abasto de semilla y la autosuficiencia
alimentaria, que se está dejando en
manos de compañías semilleras
transnacionales, deberían ser públicos”.
Además, destacaron
su preocupación respecto a los potenciales
daños a la salud que el consumo de
maíz transgénico puede tener
en la población mexicana ya que, señalaron,
estudios recientes publicados por grupos de
investigación franceses y estadounidenses
demuestran daño fisiológico
en ratas alimentadas con diferentes líneas
de maíz transgénico.