A pocos días de que
el equipo de monitoreo de radiación
de Greenpeace en Japón encontrara niveles
de radiación lo suficientemente altos
como para requerir la evacuación de
varias localidades al noroeste de la central
nuclear Fukushima /Daiichi, incluyendo el
poblado de Iitate, 20 km más allá
de la zona de evacuación
oficial; hoy, la Agencia Internacional de
Energía Atómica (IAEA) anunció
que sus mediciones en Iitate confirman nuestros
hallazgos.
La densidad del yodo-131
en el agua de mar, 330 metros al sur de la
salida afectada por el terremoto y tsunami
en la central de Fukushima, se disparó
a 3,355 veces sobre el límite aceptable.
En la planta, el agua altamente radiactiva
está llenando rápidamente las
fosas fuera de los edificios del reactor,
lo que provoca preocupación respecto
a los grandes volúmenes de agua contaminada
que están fluyendo hacia el mar.
Miles de personas de todo
el mundo continúan realizando vigilias
y otras manifestaciones en solidaridad con
el pueblo de Japón. El martes, el portavoz
del gobierno japonés; Yukio Edano,
dijo que la energía solar, la bioenergía
y otras fuentes limpias de energía,
serán la clave para el futuro energético
de esta nación - algo que a muchas
personas en el mundo les gustaría que
pasara en sus propios países.
+ Más
Japón: Empeora la
crisis nuclear
La situación en la
central nuclear de Fukushima (Daiichi), en
Japón, ha empeorado considerablemente.
Tanto la autoridad de seguridad de Francia
como el Instituto para la Ciencia y la Seguridad
Internacional de Estados Unidos catalogaron,
en el transcurso de esta tarde, al accidente
nuclear como categoría 6 en la escala
Internacional de Eventos Nucleares (INES).
En la escala INES, el nivel 0 corresponde
a la ausencia de anomalías y el nivel
7, el más alto, corresponde a un accidente
mayor; en esta categoría se encuentra
el accidente en Chernobyl. La categoría
6 implica que se trata de un accidente importante
en el que hay una liberación considerable
de radiación. Esto aún no ha
sido aceptado por el gobierno japonés.
Hasta ahora, las unidades
1 y 3 de la central continúan refrigerándose
con agua de mar, mientras que los niveles
de radiación liberada se han incrementado
a 8217 “microsieverts”, esto es ocho veces
más que la cantidad anual a la que
se encuentra expuesta una persona en el transcurso
de un año.
+ Más
Estudio compara a Fukushima
con Chernobyl
Un análisis elaborado
por Greenpeace en Alemania concluye que el
accidente que se inició en la central
nuclear de Fukushima, en Japón, el
11 de marzo después del terremoto y
tsunami, ya ha liberado una gran cantidad
de radioactividad que obliga a clasificarlo
como nivel 7 en la Escala Internacional de
Sucesos Nucleares (INES).
Con base en la evaluación de los datos
publicados por la Agencia de Protección
Radiológica del gobierno francés
(IRSN) y del Instituto Central de Meteorología
y Geodinámica (ZAMG) de Austria, el
Dr. Helmut Hirsch hizo un nuevo análisis
para Greenpeace Alemania en el que concluye
que la cantidad total de radionucleidos de
Yodo-131 y Cesio-137 liberados desde el inicio
del accidente hasta el 23 de marzo, son evidencia
clara para que el accidente en Fukushima sea
reclasificado en el mismo nivel que el desastre
nuclear de Chernobyl. De hecho son tan altas
las liberaciones de radioactividad en la zona
que serían equivalentes a tres incidentes
de nivel 7 en la escala INES.
En contraste con el accidente
de Chernobyl -ocurrido en abril de 1986- en
el que estuvo involucrado un solo reactor
nuclear, Fukushima ha sufrido grandes fallas
en cuatro de sus reactores. Tres de ellos
han perdido una cantidad de líquido
refrigerante a tal escala que llevaron a una
fusión del combustible nuclear. Además,
en el reactor 4 de Fukushima, la pérdida
de refrigerante en las albercas de combustible
nuclear gastado provocaron un incendio y,
en una oportunidad, una explosión de
hidrógeno que destruyó la unidad.
El Dr. Hirsch concluye que
teniendo en cuenta el conjunto de liberaciones
de los tres reactores de Fukushima-Daiichi,
el accidente conduce a una clasificación
INES 7, con la posibilidad de que sean tres
accidentes en esta misma escala, teniendo
en cuenta que cada reactor por separado liberó
más de 100,000 Tbq (terabecquerels).
Desde el principio, este
accidente parecía potencialmente devastador
en términos de la liberación
de radiación. Esto todavía no
acaba y hoy tenemos una prueba más
de un riesgo muy real de la fusión
del núcleo del reactor con efectos
potencialmente catastróficos. Desde
lo ocurrido en Chernobil, tanto la industria
nuclear como la Organización Internacional
de Energía Atómica (OIEA) habían
afirmado que tamaño accidente no sucedería
en un reactor occidental. Su peligrosa complacencia
en las últimas décadas nos ha
llevado a una completa catástrofe para
el pueblo de Japón.
Hirsch y Greenpeace están
cuestionando la escala INES como la base sobre
la cual son evaluados los accidentes nucleares
por los gobiernos y la OIEA. La escala INES
fue originalmente destinada para aplicarse
en el caso de un accidente ocurrido en un
sitio. En Fukushima, los accidentes han afectado
varios reactores nucleares, sufrido dos fallos
críticos: de refrigeración del
reactor y el almacenamiento del combustible
gastado. La escala INES nunca fue diseñada
para tal eventualidad ya que la industria
nuclear y la OIEA consideraron que estos accidentes
nunca ocurrirían. Para ejemplificar
la incoherencia en los criterios de la escala
INES, cada evento de la central nuclear de
Fukushima fue clasificado por separado. Sin
embargo, la liberación de los altos
niveles de radiactividad del conjunto de las
centrales de Fukushima, están afectando
a la población y al medio ambiente
de manera indiscriminada.
La clasificación
de INES evalúa de manera separada y
por el tipo de fuente las dosis de radiación
que puede recibir una persona. Pero es la
dosis total que reciben estas personas lo
que determinará qué tipo de
consecuencias sufrirá por su exposición
a la radioactividad. Chernobyl ha demostrado
ser una pesadilla para sus cientos de miles
de víctimas. Veinticinco años
después, somos testigos de un accidente
en curso de al menos las mismas proporciones,
con el potencial de ser aún más
perjudicial. La energía nuclear no
debería tener ningún futuro
después de Chernobyl, esto realmente
tiene que ser el final de esta industria catastrófica.
Greenpeace está especialmente
preocupado por los efectos que la lluvia radioactiva
tendrá en las poblaciones de Japón.
Una gran parte de la radioactividad de Chernobyl
cayó en Bielorrusia, con una densidad
de población de 40 habitantes por kilómetro
cuadrado. Japón, por el contrario es
un país con una densidad mucho mayor
de población, por ejemplo, la zona
metropolitana de Tokio tiene una densidad
de más de 1,200 personas por kilómetro
cuadrado. Las implicaciones de una dosis colectiva
de radiación para la población
y la salud humana son enormes.