Buenos Aires- Una encuesta
realizada por la organización ambiental
Greenpeace, demuestra que los argentinos rechazan
ampliamente la utilización de la energía
nuclear, por considerarla una fuente sumamente
peligrosa, contaminante y costosa.
Zoom Las consecuencias
del desastre nuclear en las víctimas
de Chernobyl - Foto: Robert Knoth
Los resultados son contundentes: siete de
cada diez argentinos consideran que la energía
nuclear es muy peligrosa o peligrosa, proporción
que aumentó con respecto a una medición
similar realizada en 2006, en ocasión
de conmemorarse los 20 años del accidente
de Chernobyl.
En este sentido, el mismo
trabajo revela que el 64 por ciento de los
entrevistados considera que la central nuclear
de Atucha II no debería terminar de
construirse y que el financiamiento previsto
para este proyecto debería ser destinado
a programas de energía eólica.
Cabe destacar que, con respecto
a análisis efectuados en 2005 y 2006
y, según la consultora MBC Mori a cargo
del muestreo, “se redujo el porcentaje de
entrevistados que manifiestan ‘No saber’ sobre
el tema nuclear. Este fenómeno se observa
en todos los indicadores de la encuesta, probablemente
influenciados por la reciente mediatización
del tema”.
El estudio también
demuestra que una cifra incluso mayor (74%),
opina que se debería eliminar la opción
nuclear en la generación de energía,
y un contundente 78% apoya la realización
de inversiones en proyectos de energías
renovables.
El factor contaminante y
los elevados costos de la energía nuclear,
son otras de las inquietudes entre la población
relevada, que son hombres y mujeres residentes
en las principales ciudades del país
(Ciudad de Buenos Aires, GBA, Córdoba,
Rosario, Mendoza, Tucumán, Mar del
Plata y parte de Neuquén).
“A 25 años del desastre
de Chernobyl y a pocos meses de la tragedia
de Japón, queda demostrado el contundente
rechazo de los argentinos a la energía
nuclear y la existencia de una posición
sostenida de la población con respecto
al desarrollo de este tipo de energía”,
afirmó Ernesto Boerio, coordinador
de la campaña de Clima.
Para recordar a quienes
sufrieron esta tragedia e informar al público
sobre los riesgos actuales de la energía
nuclear, Greenpeace instaló esta mañana
en Plaza San Martín (Av. Santa Fé.
Monumento al General San Martín y a
los Ejércitos de la Independencia)
una muestra de fotos del reconocido fotógrafo
holandés Robert Knoth, con imágenes
de las víctimas.
+ Más
Tepco comenzó a verter
aguas radiactivas al Océano Pacífico
Mientras Greenpeace expande
su equipo de investigación radiactiva
en la zona, la compañía a cargo
de la planta nuclear de Fukushima, Tepco,
comenzó a verter ayer 11.500 toneladas
de aguas radiactivas al océano Pacífico
con el fin de hacer espacio para ingresar
agua con mayor facilidad al interior de la
planta.
Al respecto, el Coordinador
de Campañas de Greenpeace, Samuel Leiva,
destacó el daño que provoca
verter aguas al océano, durante una
entrevista realizada por Radio Cooperativa,
recordando que "en la planta de Sellafield
en Inglaterra cuando hubo un drenaje de material
radioactivo en la costa, la dejó inutilizable
hasta el día de hoy".
Agregó también
que "de las explosiones en Estados Unidos,
cerca del río Columbia, entre el 40
y el 70, sabemos que las zonas de crecimiento
de los salmones naturales del río Columbia
tenían rastros de esas explosiones
hasta 30 años después".
Por su parte, el profesor de la carrera de
Oceanografía de la Universidad Católica
de Valparaíso, Sergio Salinas, sostuvo
en la emisora que la corriente marina de Kurushio,
que cruza la costa noroccidental del Pacífico,
enviaría el agua hacia la zona norte
de Japón.
En su opinión, "es
muy improbable que esas aguas puedan circular
y lleguen a las costas de Chile". Añadió
que "de todas maneras, el movimiento
de esas aguas podría llegar por una
serie de pequeñas probabilidades pero
después de varios años ",
indicó el docente.
Paralelamente, Greenpeace
reanudó ayer su monitoreo fuera de
la zona de evacuación en los alrededores
del complejo nuclear de Fukushima. Para ello,
se sumó a un segundo equipo de expertos
en radiación quienes realizarán
una investigación sobre las amenazas
a la salud de los habitantes locales y harán
pruebas de radiación en leche y vegetales.
La experta en radiación
del equipo de Greenpeace, Rianne Teule, controla
la contaminación en cultivos en Minamisoma,
a 25 km al norte de la planta Fukushima Daiichi.
Greenpeace está trabajando en la zona
para controlar la contaminación radiactiva
en alimentos y en el suelo para estimar los
riesgos para la salud y la seguridad de la
población local.
“Ya pasaron más de
tres semanas desde que el tsunami azotó
el complejo nuclear de Fukushima, y sin embargo
la respuesta oficial al riesgo de radiación
sigue siendo esporádica y contradictoria,
dejando a la población confundida y
en riesgo. Esperamos poder ofrecer informes
independientes y consejos claros para la población
afectada”, dijo la experta.
“Es crucial que la gente
en el lugar esté informada y que sus
voces se hagan oír; esto va a hacer
que sea más difícil para los
operadores, el gobierno y la industria nuclear
internacional, el seguir minimizando las consecuencias
del desastre. Los responsables de la crisis
tienen que asumir la responsabilidad de proteger
a las poblaciones afectadas, y garantizar
que la gente sea compensada por la destrucción
de sus modos de vida”.
"La gente debe anteponerse
a la política y a los negocios, sin
importar dónde se encuentre la contaminación.
Si los niveles de radiación son una
amenaza seria para la población, entonces
la gente debe ser protegida y evacuada”.
“No hay lugar para la energía
nuclear en un sistema energético seguro.
Japón tiene que llevar las declaraciones
de la semana pasada sobre hacer de las energías
renovables una parte de la reconstrucción
un paso más allá y comprometerse
a encarar un futuro basado en la eficiencia
energética y las energías renovables,
descartando los planes de construir nueve
reactores nucleares nuevos para 2020”.