Tras un extenso monitoreo
del área que bordea la zona de exclusión
del debilitado complejo nuclear en Fukushima,
Greenpeace detectó
zonas de alto riesgo por radiación
en Fukushima, Koriyama, Iitate y Namie, y
pidió declarar un estado oficial de
protección para la zona metropolitana
de la ciudad.
Los habitantes de la zona
metropolitana de Fukushima se encuentran en
riesgo de recibir exposiciones de radiación
mayores a los 5 milliSieverts anuales; ésta
fue la medida de evacuación para Chernobyl
en 1986.
Un parque de juegos infantiles
en Fukushima registró niveles de radiación
de 4 microSieverts por hora y un templo en
Koriyama, 2.8 microSieverts. Estos niveles
alcanzarían, en tan solo unas semanas,
los límites de exposición a
radiación anuales. Un análisis
de suelo, conducido por la Universidad de
Kyoto mostró que el 80 por ciento de
la radiación muestreada en las zonas
de riesgo proviene de isótopos de Cesio,
que permanecerán en el medio ambiente
por muchos años.
Asimismo, se encontraron
niveles alarmantes de radiación en
leguminosas provenientes de campos aledaños
a Fukushima, Koiyama y Minamisoma, así
como en un supermercado en la ciudad de Fukushima.
Una de las muestras fue considerada deshecho
radioactivo.
Al declarar un estado oficial
de protección, el gobierno japonés
debería:
•limpiar y evacuar los focos
de radiación
•evaluar las dimensiones y rutas de la exposición
radioactiva hacia la población
•formular un plan a largo plazo para proteger
a la población de futuras exposiciones
•compensar pérdidas humanas
De última hora
A más de dos semanas de que Greenpeace
alertara sobre los alcances de la radiación
en las poblaciones fuera de la zona evacuada
de Fukushima, las autoridades de la empresa
TEPCO, que opera dicha central, reconocieron
que el nivel actual de la emergencia es de
7, el mismo que se declaró en Chernobyl
en 1986 y que la radiación podría
ser mayor.
El gobierno japonés
ampliará la zona de evacuación
en zonas como Itate y Minamisoma, además
de recomendar que los niños y mujeres
embarazadas abandonen las zonas entre los
20 y 30 km fuera de la zona de evacuación
inicial.
+ Más
En México, no más
energía nuclear
A pocas horas de que se
conmemore el 25 aniversario del desastre nuclear
de Chernobyl, activistas Greenpeace desplegaron
una manta de 100 metros cuadrados con el mensaje:
"¿Nuclear? No, Gracias" en
la Plaza Lerdo en la ciudad de Xalapa, metrópoli
más cercana a la Central Nucleoeléctrica
de Laguna Verde.
Zoom Greenpeace desplegó
una manta de 100 metros cuadrados con el mensaje:
"¿Nuclear? No, Gracias" en
la Plaza Lerdo, en la ciudad de Xalapa. ©
Greenpeace / Prometeo Lucero
El mensaje fue para demandar a las autoridades
del sector energético del país
que desistan del uso de este tipo de energía
ya que es peligrosa, cara e insegura.
La crisis nuclear que se
vive actualmente en Japón y la cercanía
del 25 aniversario del desastre en la ciudad
Chernobyl, en Ucrania muestran una vez más
la irracionalidad de la energía nuclear.
Mientras el mundo retrocede ante los impactos
que dejan estas tragedias, México responde
impulsando un mayor uso de la energía
nuclear. La Secretaría de Energía
(Sener) y la Comisión Federal de Electricidad
(CFE), así como diputados y senadores
discuten actualmente el incluir este tipo
de energía en el documento de Estrategia
Nacional de Energía 2011-2025 (ENE
2011-2025), como una opción para hacer
frente al cambio climático.
Entre los argumentos usados
para incluir a las nucleares en la matriz
energética del país destacan
las aparentemente nulas emisiones de gases
de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera
y su confiabilidad, sin embargo, en el mundo
existen muchos ejemplos que demuestran que
esta industria no ha sido segura ni eficiente.
En el caso de la Central
Nucleoeléctrica de Laguna Verde existe
una situación de permanente emergencia
debido a las constantes fallas de operación
en sus dos reactores, que ya tienen más
de 20 años en uso. Por su ubicación
a orillas del Golfo de México, existe
una mayor posibilidad de que esta central
sea impactada por huracanes y eventos climáticos,
ya que la región cada año se
vuelve más vulnerable, además
de ser una zona sísmica.
A la fecha, ningún
funcionario mexicano de la Sener, CFE o de
la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear
y Salvaguardias (CNSNS) han dado muestras
de voluntad para replantear la actual estrategia
energética del país y sacar
del horizonte a las nucleares. Por el contrario,
han reiterado su apoyo asegurando que las
nucleoeléctricas son la solución
al cambio climático, sin escuchar las
demandas de la ciudadanía. ¿Nucleares?
No, gracias.