La Organización de
las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (Unesco) pidió
al gobierno mexicano información sobre
los posibles daños que la construcción
de los proyectos turísticos Cabo Cortés
y Cabo Riviera podrían provocar en
el Parque Nacional Marino Cabo Pulmo, considerado
desde 2005 como patrimonio natural de la humanidad,
informaron.
La Asociación Interamericana del Medio
Ambiente (AIDA), Greenpeace, el Centro Mexicano
de Derecho Ambiental y las organizaciones
ambientalistas de Baja California Sur solicitaron
la intervención del
secretariado de la Unesco, para que integre
una comisión que visite Cabo Pulmo,
a fin de evaluar en la zona, los posibles
impactos de dichos proyectos, debido a que
la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (Semarnat) se ha negado a revisar
las aprobaciones autorizadas y cancelarlas
debido al riesgo de daño ecológico
que podrían provocar a los ecosistemas
marinos y costeros que forman parte del Área
Natural Protegida de Cabo Pulmo.
A través de una comunicación
dirigida al Embajador Carlos De Icaza, delegado
de México ante Unesco y con copia para
Luis Fueyo Mac Donald, titular de la Comisión
Nacional de Áreas Naturales Protegidas
(CONANP); Kishore Rao, director del Centro
del Patrimonio Mundial de la Unesco, pidió
información detallada sobre las posibles
afectaciones que ambos desarrollos turísticos
podrían provocar la reserva marina,
de acuerdo con las directrices de aplicación
de la Convención del Patrimonio Mundial.
El crecimiento masivo de
los asentamientos humanos en las zonas limítrofes
a Cabo Pulmo, lo sitúan en condiciones
para declararse en la lista roja del patrimonio
de la humanidad en peligro. Científicos
como Ezequiel Ezcurra y Octavio Aburto, así
como organizaciones ambientalistas sudcalifornianas
han alertado sobre los riesgos a los ecosistemas
marinos y costeros de este parque marino,
por ello exigimos que se cancelen los proyectos
Cabo Cortés y Cabo Riviera.
Como resultado de la visita
de una comisión de la Unesco, las organizaciones
esperan que este organismo internacional emita
recomendaciones al gobierno mexicano a fin
de preservar el patrimonio natural de la humanidad
que representa Cabo Pulmo.
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Hasta España para
defender Cabo Pulmo
A partir del lunes 16 de
mayo, representantes de organizaciones ecologistas
mexicanas visitarán España para
denunciar el macroproyecto turístico
Cabo Cortés, que la empresa española
Hansa Urbana planea construir en Baja California
Sur, México.
El proyecto tiene un tamaño similar
en habitaciones hoteleras a todo Cancún,
y está proyectado en un área
limítrofe con el Parque Nacional de
Cabo Pulmo, uno de los ecosistemas mejor conservados
de todo el Golfo de California.
Cabo Cortés incluye
27,700 habitaciones, dos campos de golf, una
marina con 490 posiciones de amarre. También
incluye lagunas y canales, un aeropuerto privado
y otras infraestructuras de apoyo. En total,
el proyecto puede albergar más del
doble de habitantes que la población
cercana más importante, el municipio
de Los Cabos.
La superficie sobre la que
se plantea construir Cabo Cortés es
prácticamente limítrofe con
el extremo norte del Parque Nacional de Cabo
Pulmo. Se trata de uno de los ecosistemas
mejor conservados del Golfo de California,
e incluye el arrecife de coral más
grande de la región, y el más
antiguo del Pacífico mexicano.
Cabo Cortés tendría
un impacto gravísimo sobre la zona,
por la presión turística y residencial,
la escasez de agua (es un área desértica),
los movimientos de tierra, la alteración
de la franja de dunas costeras. Organizaciones
sociales locales han denunciado que esa autorización
viola la legislación local y nacional.
En España es bien
conocido el modelo de turismo depredador que
sólo piensa en el beneficio de corto
plazo, pero que no tiene en cuenta los impactos
medioambientales y sociales; esto ha llevado
a una situación límite muchas
zonas costeras de ese país.
Ahora, ante la crisis en
España, empresas como Hansa Urbana
emprendieron la huida hacia nuevas tierras
exportando el modelo depredador, aún
a pesar de los costos sociales, medioambientales
y laborales que tiene. Por ello, ¡en
Baja California no queremos turismo depredador!