Esta madrugada terminó
la cumbre de cambio climático de Naciones
Unidas en Durban (Sudáfrica) con acuerdos
mínimos que, según Greenpeace,
ponen nuevamente de manifiesto la disposición
de algunos gobiernos para dejar que los intereses
del sector de los combustibles fósiles
marquen la agenda climática.
La organización ecologista
lamenta que, pese a los esfuerzos de algunos
gobiernos por hacer avanzar la negociación,
otros hayan llegado a Durban con el mandato
de seguir favoreciendo al sector de los combustibles
fósiles y a la industria más
contaminante. Para Greenpeace, ésta
ha sido una nueva muestra de cómo algunos
países anteponen los intereses de una
minoría frente al clima y a la economía
de todos.
"Durante años,
los países industrializados hemos permitido
que la industria más contaminante ocupe
la atmósfera con sus emisiones y que
se enriquezca con la generación de
un cambio climático cuya factura pagamos
entre todos", declaró Aida Vila,
responsable de la campaña de Cambio
climático y energía de Greenpeace.
Según el análisis
de Greenpeace, Estados Unidos ha logrado mantener
en el texto dos de los elementos más
negativos que han marcado su posición
en esta negociación:
a) una cláusula que no deja cerrada
la forma legal del acuerdo y que, entre sus
opciones, contempla una con escasa vinculación
legal;
b) la previsión de que, a pesar de
que este acuerdo se firme antes, su entrada
en vigor se retrase hasta 2020.
Greenpeace considera vital
que la acción se adelante a 2020 porque,
según los científicos, esta
es la década en la que hay que hacer
el mayor esfuerzo de reducción de emisiones
para conseguir invertir su curva de crecimiento.
En Durban era el momento
de que países como Estados Unidos asumieran
su responsabilidad histórica en la
crisis climática pero, en lugar de
hacerlo, se han centrado en retrasar la acción.
"Debemos evitar encontrarnos
ante la firma de un instrumento con escaso
poder vinculante que, además, retrase
cualquier acción adicional en la lucha
contra el cambio climático más
de ocho años. Firmar el acuerdo en
estas condiciones representaría condenar
a muerte a millones de personas en todo el
mundo. Es un paso más en la dirección
correcta pero es insuficiente y entraña
riesgos, es momento de poner todas las salvaguardas
posibles en la negociación de los próximos
años para evitar que este acuerdo se
convierta en otro papel mojado más",
concluyó Vila.
+ Más
Aguas profundas, ¿un
tesoro en el Golfo de México?
Greenpeace realizó
este jueves el foro Aguas profundas, ¿un
tesoro en el Golfo de México?, en el
que participaron diversos especialistas del
sector energético como: Rogelio Gasca
Neri, consejero profesional de Petróleos
Mexicanos (Pemex); Juan Carlos Zepeda, Presidente
de la Comisión Nacional de Hidrocarburos;
Lourdes Melgar, Directora del Centro de Sostenibilidad
de la EGADE- Business School México
del Tecnológico de Monterrey; Fabio
Barbosa, Académico del Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM
y David Shields, director general y editor
de la revista Energía a debate.
(Siguiendo las manecillas
del reloj) Lourdes Melgar, Directora del Centro
de Sostenibilidad de la EGADE- Business School
México del Tecnológico de Monterrey;
Rogelio Gasca Neri, consejero profesional
de Petróleos Mexicanos (Pemex); Juan
Carlos Zepeda, Presidente de la Comisión
Nacional de Hidrocarburos; David Shields,
director general y editor de la revista Energía
a debate. Fotos: Greenpeace / Iván
Castaneira
Beatriz Olivera, coordinadora de la campaña
de clima y energía de Greenpeace México
abrió la sesión hablando sobre
los impactos ambientales que ha dejado Pemex
a lo largo de sus historia como paraestatal
encargada de la exploración y explotación
de hidrocarburos en nuestro país. También
alertó sobre la necesidad de que exista
una estricta regulación y planes de
contingencia en los proyectos para obtener
petróleo de aguas profundas y ultraprofundas,
que ya gozan de presupuestos millonarios.
Rodolgo Gasca, señaló
que en los proyectos petroleros, y en especial
en los de aguas profundas, como en los que
se ha aventurado Pemex en los años
recientes, deben existir cinco pilares: tecnológico,
financiero, económico, jurídico
y de infraestructura; sin estos pilares, los
proyectos pueden ser un fracaso. Además
agregó que Pemex no cuenta con tecnología
propia para hacer estas exploraciones en las
profundidades marinas, razón por la
que ha tenido que recurrir a otras empresas
internacionales que ofrecen servicios, asociaciones
y concesiones para llevar a cabo este tipo
de proyectos. Sin embargo, recalcó
que acudir a empresas que ya hacen exploración
en aguas profundas no garantiza un éxito
del cien por ciento.
Lourdes Melgar reconoció
que la labor de Pemex ha estado enfocada en
la explotación de hidrocarburos en
aguas someras y que a esta carga laboral se
han agregado los proyectos de aguas profundas,
ante los cuales no existe la expertiz necesaria
por parte de la paraestatal, lo cual resulta
arriesgado. Señaló que una de
las graves carencias en los proyectos petroleros
es que no se consideran los impactos ambientales
y las repercusiones económicas que
estos daños generan en las regiones
afectadas y a otros países con los
que México hace frontera. Destacó
que es necesario que para la exploración
y explotación de aguas profundas exista
regulación y legislación específica.
Juan Carlos Zepeda nos mostró
las actualizaciones en regulación y
seguridad en materia de aguas profundas. Mencionó
que existe un mayor detalle en cuanto al registro
mensual de los derrames y emergencias que
se han registrado en el país por parte
de Pemex, aunque reconoció que casi
10 por ciento siguen sin reportarse a la Comisión
Nacional de Hidrocarburos.
Fabio Barbosa nos habló
de los problemas y las realidades que se enfrentan
en los trabajos de exploración y explotación
de aguas someras, y que estas experiencias
son más complejas cuando se habla de
aguas profundas. Destacó que si bien
Pemex ha trabajado mucho en aguas someras,
los trabajos en aguas profundas son más
complejos y arriesgados, por más experiencia
que demuestre la paraestatal.
David Shields nos comentó
acerca de las implicaciones y riesgos que
representa hacer exploración en aguas
profundas y analizar si existen otros proyectos
que tengan mayor viabilidad y menor impacto
ambiental. Llamó a la reflexión
a las organizaciones de la sociedad civil
para que “enfoquen las baterías” hacia
la necesidad de impulsar la transición
energética, las alternativas para tener
otras fuentes energéticas que no dependan
del petróleo. Señaló
que el tema de las aguas profundas es una
moda que es casi seguro que morirá
por si misma, ya que carece de infraestructura,
tecnología y presupuestos en nuestro
país, además de que no está
regulada y no se han medido los verdaderos
impactos económicos que dejará
en caso de fracasar.
Finalmente, en este foro
quedó al descubierto que si bien el
tema de las aguas profundas es atractivo por
los recursos petroleros que podrían
obtenerse, la realidad es que es un proyecto
inseguro, con pocas posibilidades de éxito,
carente de tecnología propia y que
en caso de llevarse a cabo, daría logros
en un largo plazo, en comparación con
otras opciones energéticas que ofrecen
resultados en plazos más cortos.