La agricultura
europea, para la que la polinización
supone unos 22.000 millones de euros anuales,
también se vería afectada si no
se toman medidas
Reportaje - marzo 14, 2013 - Representantes
de los gobiernos de la UE se reúnen hoy
y mañana en Bruselas para decidir sobre
la prohibición parcial de tres neonicotinoides
que afectan a las abejas. Greenpeace insta a
los gobiernos europeos que no cedan a las presiones
de la industria de los plaguicidas y que protejan
la agricultura europea mediante la prohibición
de estas sustancias, de acuerdo con los dictámenes
científicos.
La Comisión
Europea propuso en enero la prohibición
que hoy y mañana debatirán los
países miembros, tras la publicación
de una serie de inquietantes estudios científicos
sobre los efectos negativos de los neonicotinoides
en las abejas. La Autoridad Europea de Seguridad
Alimentaria y la Agencia Europea del Medio Ambiente
(EFSA y EEA, por sus siglas en inglés
respectivamente) han emitido informes [1] apoyando
una acción drástica.
Debido a las
normas de la UE, es poco probable que los representantes
de los gobiernos lleguen a la mayoría
cualificada necesaria para confirmar o rechazar
la prohibición. Corresponderá
entonces a la Comisión presentar una
nueva propuesta o remitir el asunto a un órgano
superior formado por los representantes nacionales.
La prohibición
propuesta se aplicaría al imidacloprid,
clotianidina y tiametoxam, sustancias altamente
tóxicas para las abejas y producidas
mayoritariamente por Syngenta y Bayer. Como
respuesta, las empresas de productos químicos
y plaguicidas han lanzado campañas de
presión pública y política
para tratar de evitar una posible prohibición.
Por su parte,
la comunidad científica europea y mundial
ha advertido en repetidas ocasiones de que los
neonicotinoides y otros plaguicidas están
contribuyendo a la disminución dramática
de las poblaciones de abejas. Hacer caso omiso
de estas advertencias sería irresponsable
y perjudicial para la agricultura europea, que
depende del trabajo de las abejas y otros polinizadores.
La Comisión y los gobiernos de la UE
deben introducir y hacer cumplir la prohibición
de los neonicotinoides.
Se estima que
el valor de la polinización para la agricultura
europea es de unos 22.000 millones de euros
anuales [2]. En Italia, Francia, Alemania y
Eslovenia ya están en marcha prohibiciones
parciales de los neonicotinoides [3]. La industria
agroquímica ha asegurado que los neonicotinoides
son fundamentales para evitar la pérdida
de cosechas, y que su prohibición supondría
una catástrofe. Sin embargo, estas afirmaciones
siguen siendo infundadas.
Además
de la importancia de la polinización
para la agricultura y la biodiversidad, España
tiene el mayor número de colmenas y es
líder en la producción de miel
y polen en la Unión Europea. "España,
por el bien de su agricultura y de la apicultura,
tiene que actuar con urgencia para salvaguardar
las abejas. No hay tiempo para seguir dudando.
Arias Cañete tiene que apoyar la propuesta
de la Comisión", ha declarado Mario
Rodríguez, director ejecutivo de Greenpeace
España.
El pasado martes
Greenpeace, Ecologistas en Acción, WWF,
SEO Birdlife y Amigos de la Tierra se reunieron
con el ministro de Agricultura, Alimentación
y Medio Ambiente, Arias Cañete, y le
entregaron una carta firmada por 72 entidades
pidiendo al ministro que apoye la propuesta
de la Comisión. En este encuentro, el
ministro informó de que aún no
estaba fijada su opinión para la votación.
Los neonicotinoides
pueden ser pulverizados sobre las plantas, aplicados
en el suelo o utilizados como recubrimiento
de semillas, donde se absorben y se distribuyen
por toda la planta a medida que ésta
crece. Los neonicotinoides como el imidacloprid,
la clotianidina y el tiametoxam son altamente
tóxicos para las abejas con una toxicidad
oral sumamente elevada con apenas 4-5 ng por
abeja.
"Hay una
necesidad urgente de detener el terrible declive
de las poblaciones de abejas y otros polinizadores
que son esenciales para nuestra agricultura
y los ecosistemas. Los responsables políticos
no deben ceder a la presión de las compañías
como Bayer y Syngenta, que están promoviendo
una agricultura química intensiva para
su propio beneficio, sino que deben actuar de
acuerdo con el interés general y pensando
en nuestra subsistencia a largo plazo. La prohibición
de los neonicotinoides y otros plaguicidas tóxicos
para las abejas es el primer y más urgente
paso, y también el más eficaz,
para salvar a las abejas y la agricultura en
Europa", ha declarado Luís Ferreirim,
responsable de la campaña de agricultura
de Greenpeace España.
|